Este 8M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, nuestra intervención vino marcada por la denuncia de la reciente Reforma Laboral aprobada por este gobierno, que lejos de ser ninguna conquista histórica, como dice Yolanda Díaz, va a profundizar la precariedad laboral de las trabajadoras. Pero también, sin duda, por la criminal invasión de Putin a Ucrania, que nos pilló en medio de los preparativos de esta jornada de lucha, y que inevitablemente obligó a situarse, tanto al feminismo, como a las distintas organizaciones de izquierda.
Las movilizaciones convocadas a lo largo y ancho de toda la geografía este 8M fueron las más multitudinarias desde que la pandemia irrumpió en nuestras vidas y la prueba fehaciente de que la lucha de las mujeres por sus derechos sigue muy viva y es más necesaria que nunca.
La crisis económica ocasionada por esta pandemia, a la que se sumará la de esta guerra y sobre todo las medidas de los gobiernos en estos dos años, agravaron las condiciones de pobreza y precariedad en las que viven las trabajadoras, golpeando con fuerza sobre las migrantes, jóvenes o las mujeres trans. También sobre los sectores más feminizados como los socio-sanitarios o sobre aquellas que dependen de los Servicios Públicos, como son mayores o dependientes y las cuidadoras informales.
Aunque las cifras no han llegado a las históricas de 2018 y 2019, el ambiente festivo y reivindicativo sí ha sido el mismo y se ha dejado sentir con fuerza, tiñendo de morado plazas y calles. Decenas de miles de personas, en su mayoría mujeres y jóvenes, muy jóvenes, salieron a reivindicar igualdad real, el fin de la brecha de género y más recursos para la erradicación de la violencia machista. También la derogación de la Ley de Extranjería, la ratificación del convenio 189 o la denuncia de la violencia estructural que el Estado ejerce sobre las mujeres.
Unas movilizaciones que creemos expresan la rabia e indignación de quienes no se sienten representadas por el feminismo institucional y al que este gobierno, pese al autobombo con el que anuncian sus escasas medidas sociales y «feministas», no les ofrece ningún presente ni futuro digno. También el rechazo al avance institucional de la derecha y la extrema derecha que, si crece, es por la incapacidad de este gobierno de hacerles frente y por el desencanto que están generando en la clase trabajadora sus políticas, sus medidas insuficientes, sus promesas incumplidas y sus vacilaciones.
En muchas ciudades hubo convocatorias distintas, expresando, según recogieron los medios de comunicación, la «división del movimiento feminista». Una división cuyos motivos es preciso problematizar, por cuanto muchas personas y organizaciones defendemos el derecho de autodeterminación de género como un derecho democrático inalienable que el Estado debería respetar y garantizar. Pero eso no significa que estamos por legalizar o sindicalizar la prostitución, ni que seamos favorables al negocio de los vientres de alquiler.
Es a este y a todos los gobiernos a quienes más interesa poner el foco en esta división, para evitar que las trabajadoras pongamos sobre la mesa otros problemas como la denuncia de las consecuencias que tendrá esta Reforma Laboral infame. Les interesa fomentar la división de la clase trabajadora en este día de lucha, para ocultar su incapacidad de garantizar nuestras vidas ni nuestros derechos, en medio de la barbarie a la que nos aboca este sistema capitalista caduco, como la pandemia y ahora la guerra están demostrando.
Nuestra participación
En Madrid, nuestra construcción de la jornada de lucha se hizo junto a las compañer@s del sindicato Co.Bas. Por la mañana, estuvimos con ellas en la manifestación convocada por Libres y Combativas, en la que nuestra compañera Pilar León, habló de la precariedad de las mujeres obreras y de cómo la nueva Reforma Laboral nos afecta. También pudimos oír a nuestra compañera de Co.Bas, María, del Hospital Gregorio Marañón, que es para nosotras un ejemplo de lucha contra la privatización de los servicios. No olvidamos pasarnos por el acto en la Puerta del Sol de las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio que siguen su lucha incansable por la remunicipalización de este servicio esencial y por el reconocimiento de sus derechos laborales, a los que la Ministra de Trabajo sigue haciendo oídos sordos. Y terminamos en la concentración de las trabajadoras del Metro en Ópera, que votaron hacer huelga.
Por la tarde participamos en la manifestación unitaria convocada en el barrio obrero de Vallecas, que este año salía desde el campo del Rayo Vallecano a las 17h, en protesta por la contratación del entrenador del Rayo femenino, que en 2017 hizo unos comentarios fomentando la violación. Una movilización que juntó unas 2.000 personas y terminó en Atocha, donde confluyó con la que Manifestación que iba hasta Colón.
En Galicia las manifestaciones y actos, tanto por la mañana como por la tarde, estuvieron llenas de carteles portados por mujeres jóvenes, con mucho colorido y más numerosas que en años anteriores con miles en la calle. En Coruña estuvimos con las trabajadoras del Consorcio Galego de Igualdade e Benestar reclamando su fijeza a la Xunta del PP, que después de 15 años trabajando tienen que hacer una oposición. En Santiago participamos en un acto en la Universidad de Santiago denunciando el machismo en las aulas y por la tarde en la manifestación que llenó la Plaza del Obradoiro. En Barbanza, este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, estuvimos en una asamblea de trabajadoras de la conserva (Calvo) donde se votaba el rechazo al preacuerdo del convenio firmado por CIG y UGT.
En Sevilla, vari@s miles de personas recorrieron el trazado desde Torre Pelli hasta terminar en San Telmo. En una manifestación popular y que en ningún momento paró de gritar por los derechos de las mujeres trabajadoras, se hicieron visibles las reivindicaciones de las trans, de mujeres migrantes o de las trabajadoras del hogar. Allí estuvimos presentes junto a sindicatos alternativos como CGT o Co.Bas y distintos colectivos feministas.
En Cataluña, participamos en diferentes convocatorias en las que, pese al temporal, miles de personas salieron a las calles. Por la mañana en la movilización estudiantil que empezaba a las 12h desde Plaça Universitat, y en la que unas 8.000 personas recorrimos las calles de Barcelona para denunciar la violencia machista que nos afecta cada día, y que el Gobierno de PSOE-UP no ha cumplido sus promesas. En ella participaron nuestras compañeras como parte del MES (Movimiento Estudiantil de Sabadell).
Por la tarde participamos en otra manifestación en Barcelona que partió a las 18h de Plaça Universitat hasta Arc de Triomf, donde se realizaron los actos finales. Unas 15.000 personas inundaron Barcelona y en ella reclamamos una “Educación sexual, inclusiva y de calidad”, contra la brecha salarial y contra la Iglesia. En Sabadell, participamos en una marcha donde se denunció la precariedad y la desigualdad de las mujeres. 1.000 personas recorrieron la Gran Vía con actos en lugares estratégicos de la ciudad, como la comisaría de policía, donde se ha desplegado una pancarta contra la Ley de extranjería o la antigua caserna de la Guardia Civil, hoy en día abandonada, como denuncia al problema de la vivienda.
Para finalizar, y en el marco de esta jornada de lucha, el sábado día 12 hicimos una Charla-Debate virtual-presencial que contó con la asistencia de unas 60 personas. En ella, se hizo una crítica marxista a las teorías del patriarcado y a las políticas que de ellas se derivan y debatimos sobre cuál es el papel que debe jugar el combate cotidiano a la opresión machista y resto de opresiones, en nuestra política, en nuestro programa y en nuestra estrategia como organización revolucionaria.
Eso incluye también el combate a la opresión nacional como la que Ucrania lleva siglos sufriendo, primero por el zarismo y luego por el estalinismo, a excepción de los primeros años de la Revolución rusa en la que los bolcheviques dirigieron el joven Estado soviético. Por eso aprovechamos la charla para mandar nuestro apoyo y solidaridad de clase e internacionalista, tanto a las mujeres ucranianas que, como parte de la resistencia, luchan por una Ucrania libre, como a las estudiantes y trabajadoras rusas que desafiando la prohibición y arriesgándose a ser detenidas, están en primera línea en las manifestaciones contra la guerra, denunciando la criminal invasión de Putin a Ucrania.