Reproducimos a continuación la crónica publicada en SPUTNIK sobre la concentración a la que asistimos en Madrid para exigir la libertad de Pablo Costas, el marinero gallego secuestrado en Yemen:
Más de una decena de personas se concentraron frente al Ministerio de Asuntos Exteriores para pedir una solución a la situación de Pablo Costas Villar. El capitán gallego lleva casi un año retenido en Yemen junto al resto de la tripulación.
«¡Qué vuelva Pablo ya!». Este era el mensaje que se podía leer en una gran pancarta desplegada en la madrileña Plaza de la Provincia. Tras ésta, un grupo de manifestantes que clamaban por la liberación del marinero Pablo Costas Villar, retenido en Yemen desde septiembre de 2020. Una concentración convocada por varias asociaciones de trabajadores y sindicatos, entre ellos, la Central Unitaria de Traballadoras (CUT), representante sindical del gallego.
Los asistentes reclamaron una acción más decidida por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores y las embajadas de España en Arabia Saudí y Omán, encargadas de gestionar la repatriación de Costas. Los protestantes denuncian que la actuación de las administraciones, de momento, ha sido limitada. «Pablo Costas Villar está retenido en un puerto y sin atención consular ni del Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno más progresista de la historia. Si fuera un patrón, si fuese un militar, si fuera un empresario, si fuera un deportista no hubiera estado ni una semana», comenta uno de los manifestantes.
Desde la CUT señalan que los servicios consulares todavía no se han puesto en contacto con ellos, a pesar de haber enviado varios requerimientos. El sindicato solicitaba asistencia consular y judicial para Costas, además de un traductor que facilitase la comunicación entre el retenido y las autoridades yemeníes. Según sus familiares, la ayuda todavía no ha sido brindada.
En una carta enviada a la esposa del marinero, el director general de Españoles en el Exterior y Asuntos Consulares, Juan Duarte, asegura que «se realizan todas las gestiones necesarias para conseguir que regrese lo antes posible». Por su parte, las embajadas en Arabia Saudí y Omán destacan que mantienen contactos con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Yemen para «solicitar que se aclare la situación». Incluso, indican que iniciaron los trámites para su repatriación, detenida a causa de los vaivenes de la causa judicial.
Según las administraciones públicas, la resolución del juicio se entrevé fundamental para el regreso de Costas a España. El gallego fue denunciado por pesca ilegal por Australia, que exigió que se retuviera al capitán y toda la tripulación del buque Cobija. Cuando se emitió la orden, los marineros se hallaban en Al Mukalla, puerto situado en la costa oriental de Yemen. La inestabilidad existente en el país, en guerra civil desde 2014, impide que se garanticen los derechos jurídicos de los enjuiciados. Por ejemplo, tripulación, agencia marítima y armador cuentan con el mismo abogado; las comunicaciones se realizan únicamente por vía verbal y no cuentan con traductor.
Los 32 trabajadores del pesquero Cobija esperan a bordo el desenlace del embrollo judicial. Mientras, soportan altas temperaturas, la escasez de alimento y bebida y la suciedad existente en el muelle. El barco se encuentra en mal estado tras haber pasado meses fondeado frente a Al Mukalla y ahora, amarrado a puerto, se ve afectado por una plaga de cucarachas y ratas. Un escenario insalubre del cual solo se ha librado un marinero ruso, repatriado hace dos meses por el cuerpo diplomático de su país. El único que ha logrado escapar de una pesadilla que está a punto de cumplir el año.