Cuando los gobiernos no consiguen desviar al terreno institucional y electoral el descontento social, surgen luchas que comienzan a cuestionar esa “legalidad”. Entonces tiran de distintas instituciones como el Poder Judicial o las fuerzas represivas para impedir que esas luchas se generalicen y consigan sus objetivos. Esto lo vemos cotidianamente en el Estado español, con la lucha en el País Vasco o más recientemente con la represión al pueblo catalán en su camino por el derecho de autodeterminación. En muchos casos lo hacen llegando al ridículo como en el juicio a los titiriteros o a los raperos, actuando a gran velocidad cuando se trata de un tema que va contra el orden establecido y dilatan en el tiempo como con los EREs en Andalucía o la Gurtel del PP o directamente miran para otro lado. Esta democracia para los ricos no duda un instante en utilizar el Poder Judicial o directamente la represión policial para garantizar que todo siga atado y bien atado. Esto sucede en todos los países del mundo y este es el caso de Sebastián Romero en Argentina o de Gäel Quirante en Francia. La lucha por liberar a los activistas políticos, sociales o sindicales es parte de la lucha internacional por la emancipación de la clase obrera. Detrás de la persecución a un/a compañero/a lo que está en juego es el derecho que tiene la clase obrera a enfrentar y a revelarse contra cualquier tipo de injusticia ya sea democrática o económica y el derecho a decir sobre nuestro futuro.
Por eso desde Corriente Roja y la Lit.ci, junto a otras organizaciones políticas, sindicales y de derechos humanos de todo el mundo, llamamos a redoblar los esfuerzos por el inmediato cese de la persecución a Sebastián Romero y demás luchadores en Argentina por enfrentar los recortes y la represión del gobierno de Macri. La solidaridad se puede concretar enviando cartas a la embajada de Argentina en Madrid: embajada@portalargentino.net denunciando y exigiendo el cese de la persecución a los luchadores.