En las últimas semanas, posterior a la victoria electoral de Iván Duque, ha habido un aumento de las amenazas y los asesinatos selectivos contra líderes sociales y políticos. Se han hecho circular panfletos firmados por agrupaciones paramilitares y las mal llamadas BACRIM en las que se amenaza con hacer “limpieza social” a grupos vulnerables como el caso del Cauca, y en los que se amenaza de muerte a diferentes líderes, incluidos  quienes en la pasada campaña electoral hicieron parte de la campaña de Petro como es el caso de Santander, Cauca y Antioquia.

 

Pero no se ha quedado solo en aumento de las amenazas y amedrentamientos. Según denuncia de varios medios en lo corrido de la última semana han asesinado a nueve personas, dos de ellos durante la transmisión del partido Colombia-Inglaterra: Felicinda Santamaría lideresa comunal chocoana, Luis Barrios defensor de derechos humanos del Atlántico, seguidos por Ana maría Cortés, en Cáceres Antioquia y Margarita Estupiñán,  en un corregimiento de Tumaco, las dos lideresas comunales e impulsoras de la campaña electoral de Petro Presidente. Recordemos que esta situación que hace meses venimos denunciando, ha sido cínicamente atribuida por la fiscalía a “líos de faldas” o ajustes de cuentas, negando el carácter  político y la forma sistemática con que se ejecutan, culpabilizando a las víctimas, al intentar relacionarlos con grupos delincuenciales o con otro tipo de hechos violentos. Lo que está mostrando la realidad es que el triunfo de Duque ha envalentonado a los grupos paramilitares que siguen actuando en total impunidad.

A este discurso cínico se suma el mensaje del presidente electo, en el cual la protesta social se equipara a “sembrar odios y polarizar”, creando un verdadero clima de peligro para la diferencia, para la oposición política y para la movilización social. Rechazamos este discurso que parece conciliador pero es todo lo contrario, pretende eliminar la diferencia y se convierte en un justificativo para la violencia y la represión; nos acusan de sembrar el odio de clase mientras nos condenan a la miseria y nos atacan con sus planes de explotación y expoliación.

Desde el PST venimos insistiendo en la necesidad de parar esta masacre  en aumento, que ya cobra más de 180 vidas en el último año, por la única vía realmente efectiva que tenemos los trabajadores, los campesinos pobres y los oprimidos que es la lucha. No podemos depositar ninguna confianza en el régimen ni en sus instituciones, gobierne Santos o Duque. Es indispensable pasar a las acciones pues como lo hemos dicho antes, no bastan los comunicados y las denuncias, no bastan las declaraciones exigiendo al gobierno, es hora de detenerlos. Cada muerte tiene que dejar de ser una estadística y debemos condenar el tratamiento rutinario y burocrático que ayuda a la naturalización del exterminio, este punto debe ser el primero en todas las reuniones y asambleas de las organizaciones obreras y sociales.

Hacemos un llamado urgente a las organizaciones sociales, comunales, campesinas, obreras y políticas, en especial a Gustavo Petro y todas las organizaciones y estructuras de la Colombia Humana para que se pongan al servicio de esta tarea, antes de pensar en las elecciones de 2019, es imperativo defender la vida de los dirigentes amenazados. Hagamos una reunión o encuentro de emergencia y definamos un plan de acción que incluya movilización, paros totales o parciales y el paro nacional. Creemos que es hora de  retomar la consigna de “ante cualquier asesinato, paro nacional inmediato”. A Duque no le podemos dar compás de espera. ¡Concretemos un paro nacional ya!

Por eso nos sumamos a la convocatoria para este viernes de hacer concentraciones en todas las plazas principales del país, este es un primer paso de la lucha y la unidad necesarias, pero es absolutamente insuficiente.

¡Paro Nacional y plan de lucha ya!

¡Cárcel y castigo a las bandas paramilitares!

¡Ni un día de tregua al gobierno de Duque!

Comité Ejecutivo
Partido Socialista de los Trabajadores
Bogotá,  Julio 5 de 2018