No puedo evitar mostrar mi total rechazo, repudio e indignación hacia la cobertura mediática del caso de La Manada.
Se han desprendido desde las redes sociales y medios de comunicación muchos comentarios, amenazas, calumnias hacia la joven violada en Pamplona por el grupo de violadores conocido como La Manada en julio de 2016. Por ello, el juicio no solo se está llevando en el terreno jurídico ni es el único espacio en el que también se está culpando a la víctima.
El 25-N, Día Internacional Contra la Violencia Machista, fue más multitudinario y necesario que nunca, un 25-N de apoyo a la joven, de apoyo a la víctima, un 25-N del “Yo sí te creo” rugiendo fuerte en importantes ciudades. Las cifras de violencia machista son muy preocupantes (45 mujeres ASESINADAS en lo que va de año, corríjanme si la cifra no está actualiza), como también lo es el apoyo recibido hacia estos violadores sin escrúpulos, para los cuales no encuentro otro calificativo para publicar aquí. Por no hablar del nuevo Pacto de Estado, sin presupuesto concreto y sin garantías. Otra prueba más de lo poco que importa implantar medidas de urgencia contra la violencia machista: parece que para el gobierno central y andaluz las prioridades son otras… Queda así una educación pública sin educación sexual y otras materias necesarias para evitar que esta situación siga creciendo.
De momento, me sumo a la campaña de difundir sus rostros y os animo a no quedaros callados ante esta lamentable situación, donde los verdugos están recibiendo el apoyo de un sector de la sociedad y la víctima el descrédito por parte de los medios de comunicación, cumpliendo un papel despreciable y eliminando cualquier ejercicio de periodismo social y responsable.
Medir el largo de su falda, sus hábitos, su forma de ser, es una práctica repetida hasta la saciedad que no puede justificar NUNCA una aberración como la cometida, un ataque a la dignidad de una persona, un ataque a sus derechos y a su propia integridad. Otro caso más de machismo, desgraciadamente otro entre tantos, y lo peor es que nos vamos acostumbrando y escuchar y leer casos como este… Las violaciones a mujeres y el machismo existen antes que la minifalda.
Con consentimiento o no, jamás se puede, ni debe, ni se tiene que agredir o acosar sexualmente a una mujer. JAMÁS, tampoco justificarlo. Basta ya de discurso de lo políticamente correcto. La verdad no es un ente relativo, y en este caso, la realidad es la que es.
Por otra parte, me fascinan esos cuñados que esperan ansiosos la noticia de la la supuesta violación a un hombre por parte de dos mujeres para ponerlo a la altura de las innumerables violaciones que se producen a diario a mujeres del mundo… Cuñados que solo se preocupan de la “cultura de la violación” con casos no demostrables.
Esa gente que antepone casos totalmente aislados y que se cuentan con los dedos de una mano a un problema social y material generalizado a escala global como es la opresión a la mujer. No merecéis ni los buenos días mientras solapéis y pongáis parches al machismo, mientras os pese más una supuesta denuncia falsa que 40 casos de violencia machista (y sí, digo violencia machista y no de género porque no existe ninguna estructura político-económica y socio-cultural que beneficie a la mujer). ¿O acaso en televisión se hace apología de la cultura de la violación hacia los hombres?
El comportamiento de la joven agredida en Pamplona es ejemplar. Hace falta mucha valentía para, después de sufrir una bárbara agresión, tener ahora que soportar toda la presión mediática, el circo vergonzoso de algunos medios que hacen caja alentando lo morboso, y que se pretenda además que se te juzgue a ti en lugar de a los agresores, todo por intentar rehacer su vida, por no estar lo suficientemente “destrozada” y por optar por continuar con sus relaciones sociales, realmente no se está juzgando a quienes debería caerle todo el peso de la ley, como bien se explica en Tremending, apartado del diario Público. Se ha hurgado como nunca en su vida privada, y no es la primera vez que ocurre en un caso similar. Siempre se pone a la víctima en tela de juicio.
“No estás sola” fue el grito del día 17 y así deberá seguir siendo. Ha contado y tiene que seguir contando con el apoyo y la solidaridad de miles de mujeres que salieron a la calle, entonces en Pamplona, ahora en todo el Estado, para exigir justicia, para reclamar un castigo ejemplar para estos individuos, que en su forma de defenderse han ratificado su entera culpabilidad.
Además, equiparar a las feministas con la Alemania nazi resulta demencial. Os molestan las personas con valores y principios, y precisamente las feministas, se enfrentan al patriarcado y luchan por la igualdad. Es como comparar el saludo fascista con la bandera del colectivo LGTBI. Fue precisamente en la dictadura donde personas eran encarceladas, torturadas y fusiladas por su orientación sexual o identidad de género. Problemas de confundir al lobo con caperucita, problemas de confundir a la víctima con el verdugo. No sabéis cómo defender a esta lacra machista,a estos culpables que por las noches se va de caza.
Mientras, desde las campañas institucionales, se educa a las mujeres a vivir con miedo y no se señala el problema de fondo, no se va a la raíz de la cuestión. No se educa a los hombres contra el machismo, y se deja toda la responsabilidad de ‘’actuar’’ como peso para las mujeres, quienes nada de culpa tienen.
La violación múltiple en San Fermín demuestra de manera grotesca que combatir el machismo es tarea de primer orden, tarea del conjunto de la clase trabajadora. Si no lo combatimos todos y todas, esto no cae. Una batalla contra un gigante, una batalla que empieza en casa.
Y que me condenen por acusar de violadores a estos salvajes de La Manada, ya estaría recibiendo más castigo que ellos. Y así nos va…
Los medios perpetúan la ideología machista, desde el tratamiento de la información hasta el intento de normalización de la violencia como algo poco preocupante “y que siempre ha ocurido”. Es necesario un periodismo de denuncia social, un periodismo que señale a los responsables directos y las causas concretas, un periodismo que no hable de mujeres como objetos que “mueren” o “fallecen”. Esos protoperiodistas que hablan de todo sin saber de nada. Esos protoperiodistas.
Poco rigor periodístico, sin discurso polifónico ni pluralidad de fuentes, poco trabajo de investigación… Todo desde arriba.
Con todo el tema de la Manada no puedo evitar difundir todo lo que esté en mi mano ante el vacío de los medios de comunicación a las brutales palabras lanzadas a la joven violadas, así como las mentiras y manipulaciones por parte del machismo rancio.
Como periodista, tengo una responsabilidad social, y el deber de denunciar injusticias. Si no tuviera que hacerlo, sería buena señal.
Reafirmo mi total compromiso con la joven, así como todo mi apoyo hasta el final de las consecuencias.
¡Por un periodismo sano, crítico, honesto y que denuncie cada injusticia que se cometa y no dé pie a las opresiones!