Se acabó la Copa y la realidad para la clase trabajadora de Brasil y del mundo es mucho peor que el cae-cae de Neymar.
Por PSTU-Brasil
La crisis económica, social y política que vive el país se manifiesta distorsionadamente en las elecciones. La división entre los de arriba se expresa en diferentes candidaturas y proyectos capitalistas para el país. Todos son proyectos burgueses que reflejan sectores del mercado (bancos y grandes empresas) que controlan la economía del país. En Brasil, el 70% de las empresas, que controlan la mayor parte de lo que se produce en el país, son multinacionales y banqueros internacionales. Asociadas a ellos, tenemos 31 familias millonarias brasileñas que aceptan entregarle el país a los Estados Unidos y convertirse en sus socios minoritarios.
Sin embargo, hay discusiones y acuerdos entre ellos. El acuerdo es aumentar la explotación y la retirada de derechos de la clase trabajadora. Las discusiones existen porque la crisis es tan grande que algunos sectores de arriba van a tener que perder también o ganar menos para que otros ganen más. Es el momento en que los peces grandes se tragan a los pequeños.
Bolsonaro, el cobarde, machista y LGBTfóbico, defensor de la tortura y de la violencia contra mujeres, negros, indígenas y palenqueros juega cada vez más a favor del mercado. Defiende el sistema capitalista, que promueve desempleo en masa a favor del lucro de un puñado de millonarios. Él, que defiende la reforma laboral, tiene como asesor económico a un tipo que quiere hacer la reforma de la Seguridad Social, privatizarlo todo y gobernar 100% a favor del lucro.
Todo el mundo ya conoce a Alckmin (PSDB). Es un Fernando Henrique Cardoso (FHC) empeorado. Ciro Gomes se dice de centro-izquierda, menos liberal que Bolsonaro y Alckmin. Dice que va a rever algunos aspectos de la reforma laboral. ¿Cuáles? Muy pocos. Dice que o será a favor de las privatizaciones actuales totales, sino parciales. Propone una Reforma de la Seguridad Social peor que la de Temer. Marina Silva está en el banco de reserva del PSDB. Lula, que dice defender a los trabajadores y al pueblo, es otro que representa a una parte de la burguesía. No es casualidad que Renan Calheiros del PMDB y una parte del empresariado nacional e internacional, que quiere subsidio del gobierno, lo defiendan.
Hoy en día, la mayor parte del empresariado y de los banqueros quieren más apertura comercial. Quieren ser socios de los extranjeros, tener ganancias rápido y especular. Por eso, aceptan entregar una Embraer a una Boeing. Sin embargo, hay un sector que está a favor de entregarlo todo y que también quiere protección. Una parte flirtea con Ciro. Entre ellos están Steinbruch de la CSN, el dueño de la Coteminas, Josué Alencar (hijo del vice de Lula, José Alencar), considerado para ser vice del candidato del PT (Lula, Jaques Wagner o Fernando Haddad). Al fin y al cabo, todos los principales candidatos en disputa representan un sector del mercado.
En este momento, los diferentes bloques están luchando por dinero, alianzas y tiempo de TV. Bolsonaro intenta atraer al PR de Valdemar Costa Neto (del mensalón). El mismo partido de Josué de la Coteminas es considerado para ser vice del PT. O sea, el PR puede aliarse al PT o a Bolsonaro. El PSB es otro que está en disputa entre el PSDB, el PT y Ciro Gomes.
El llamado centro está formado por el DEM, del presidente de la Cámara, Rodrigo Maia; el PP de Maluf; y el Solidariedade de Paulinho, el de la Força Sindical. Todos están en disputa entre Ciro, Alckmin y el PT. Quien se lleve una parte de esa gente se lleva dinero y tiempo de TV. Hasta el momento, la clase dominante no está segura de cómo van a acabar las cosas.
Pueden ir para el segundo turno Bolsonaro, el PT, Ciro, Alckmin (y hasta Marina, en caso de que se hundan Alckmin y compañía).
“Lula Libre”, en este caso, es una campaña en defensa política de Lula y de la impunidad general (explotando la selectividad de la Justicia que, a pesar de golpear a tucanos y al PMDB, golpea más fuerte a Lula). Es la pieza esencial de la campaña electoral del PT y de su proyecto de colaboración de clases, de construcción de una candidatura que vaya para el segundo turno.
El ex presidente del PT, Ruy Falcão, en declaración al periódico Folha de São Paulo, dijo con todas las letras que “el programa del PT no se opone al mercado”. Boulos, del PSOL, es un lleva y trae del PT. Programáticamente, no tiene diferencia ninguna y hoy en día es un mero apéndice de la campaña “Lula Libre”.
El hecho es que cualquiera de esos candidatos que gane la elección va a atacar de una manera o de otra a los trabajadores en pro del mercado.
La única campaña realmente contraria al mercado es la de Vera y Hertz del PSTU. Además, no solo se opone al mercado, como le dice nítidamente a la clase trabajadora y al pueblo pobre que necesitamos derrotar el mercado y los 100 monopolios, en gran medida compuestos por bancos y multinacionales, que controlan la economía del país y le imponen la explotación, el desempleo y la desigualdad a los trabajadores y al pueblo en general.
Para derrotar el mercado y acabar con la indecencia de que 6 billonarios ganen lo mismo que 100 millones de personas hay que hacer una rebelión. Solo con una huelga general y una rebelión vamos a anular las reformas de Temer; impedir la reforma de la Seguridad Social (venga quien venga, Temer, Bolsonaro, Alckmin, Ciro o Lula); acabar con el desempleo, reduciendo la jornada sin reducir el salario. Exigir la suspensión del pago de la deuda a los banqueros y la reestatización de todas las empresas estatales que fueron privatizadas, colocándolas bajo el control de los trabajadores.
Con una rebelión de los abajo podemos garantizar un gobierno verdaderamente de los trabajadores, socialista, que gobierne para la mayoría y no para el lucro de una minoría de explotadores y corruptos.
https://www.youtube.com/watch?v=P64zlGuJCho