Con esta declaración iniciamos la publicación de una serie de materiales que sacaremos a lo largo de este 2025 para combatir la desmemoria de lo que supuso y supone la dictadura franquista para la clase trabajadora, oprimidos y luchadores.

El gobierno del PSOE-Sumar ha lanzado una campaña para conmemorar la muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975, en su cama, como desde la derecha les gusta enfatizar para diferenciarlo del fin de los otros dos dictadores fascistas de los años 30, Hitler y Mussolini.

Por: Corriente Roja

El objetivo de la campaña es “poner en valor la democracia” ante las nuevas generaciones, preocupados por el avance de las teorías revisionistas de la historia que la extrema derecha viene levantando desde que desataran lo que llaman “la batalla cultural”; es decir, cambiar la historia para justificar los crímenes del franquismo.

Que la extrema derecha PP-VOX tenga esta política no es de extrañar, el PP es hijo de la Alianza Popular de los “siete magníficos” exministros de Franco, con Fraga a la cabeza. Es el “administrador de la victoria” del 36 y la voz pública de un aparato del Estado que no fue depurado de franquistas, al contrario, con la Ley de Amnistía de 1977 no solo se les perdonaron sus crímenes, sino que se les cubrió con un velo; una ley que protegió tanto a los responsables políticos y torturadores como a los que hicieron sus fortunas bajo el franquismo.

El silencio sobre lo que realmente fue la Dictadura y la Transición formó parte del pacto entre el régimen franquista en crisis y los partidos de la oposición, el PCE y el PSOE; la tan cacareada “reconciliación nacional” por la que la clase trabajadora y los pueblos que lucharon contra la dictadura fueron los únicos reconciliados, al mismo tiempo que puso a disposición de los neofranquistas el aparato del Estado para seguir reprimiendo y explotando. Un pacto que cristalizó en la actual constitución del 78 construida sobre el olvido de los 120 mil cadáveres en las cunetas, mientras dejó los nombres de franquistas “caídos por la patria” tallados en monumentos; esta es la “reconciliación” de la que tanto alardean.

Cincuenta años después, se asustan ante la desmemoria que la sociedad española y, especialmente la juventud, tiene sobre lo que significó la dictadura, cuando ellos, durante todos estos años, hicieron lo posible por alimentar esa desmemoria con la aceptación de los neofranquistas del PP como demócratas.

Ahora, en medio de la crisis mundial del sistema capitalista, de la que no escapa el Estado Español, un amplio sector de la burguesía agrupada alrededor del “palco del Bernabéu” cuyo portavoz es PP-VOX y que ha perdido el control de los Presupuestos Generales del Estado para gestionar los 150 mil millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation, se han lanzado a una agresiva política utilizando todos los recursos de las instituciones del franquismo no depuradas, comenzando por el poder judicial.

El gobierno actúa como el comisario Renault de Casablanca, “he descubierto que aquí se juega”; han descubierto que el aparato del Estado español es un nido de neofranquistas a los que durante años ellos mismos adornaron como demócratas.

Por eso la campaña del gobierno es un “saludo a la bandera”; no se plantean ni una sola medida política como la inmediata derogación de la Ley de Amnistía, que es el parapeto que utilizan para no depurar las responsabilidades de los criminales franquistas y expropiar a las fortunas construidas bajo su bota (el 60% de los ejecutivos del IBEX 35 actual son herederos de esas fortunas). No se plantean la limpieza de los aparatos del Estado de todos aquellos que hagan apología del franquismo, como el mismo Tribunal Supremo que en una sentencia reconoce a Franco la legitimidad como Jefe del Estado, o la misma Jefatura del Estado actual; esto es, la monarquía, puesta a dedo por el dictador. No se plantean una verdadera Ley de la Memoria Histórica que rompa con la equiparación entre el “bando republicano” y el “bando franquista”.

La campaña del gobierno va a ser meramente cultural, propagandística, sin medidas políticas que frenen de manera clara y contundente el ascenso del neofranquismo. No va a ser una verdadera regeneración del estado porque no pueden acometerla, son parte del régimen del 78 por mil hilos económicos, financieros, institucionales y políticos, atados a los pactos constitucionales.

La única medida que sería una verdadera regeneración del Estado sería la de retomar el camino que esos pactos desviaron, el de la ruptura a todos los niveles con el franquismo, con la convocatoria inmediata de una Asamblea Constituyente estatal, y la de Constituyentes en las naciones del Estado para definir qué relación quieren tener. Esta es la conclusión política de una campaña por la “democracia”, que el pueblo decida su futuro.

De lo contrario, los progresistas españoles decepcionarán de nuevo a la población con una propuesta que no es más que “una opinión” frente a la “opinión” de los neofranquistas, sin consecuencias políticas concretas.

PSOE-SUMAR quieren usar esta campaña, en primer lugar, para hacerse propaganda presentando su gobierno como una suerte de reducto progresista que resiste frente al avance de la derecha y la ultraderecha en toda Europa. Y en segundo lugar para apuntalar a la Casa Real —de la que se han apresurado a decir que tuvo “un papel fundamental en los primeros años de la Transición”— y a este régimen en crisis, donde instituciones fundamentales como el poder judicial, el gobierno, el parlamento y el senado, tienen duros y agudos enfrentamientos con “las armas de la política” en tiempos de paz, “las palabras” en forma de leyes, sentencias y autos judiciales. Este es el profundo sentido de la propuesta, que ya ha sido vaciada de contenido real por la inasistencia de Felipe VI y la patronal al acto de presentación.

Para acabar con el ascenso de la extrema derecha en todo el mundo, que con la victoria de Trump ha dado un salto cualitativo, pues hoy dirige la que todavía es la potencia dominante en el mundo, hay que enfrentar a los gobiernos que supuestamente se dirigen a los pueblos, a los oprimidos… que dicen hablar en su nombre; los llamados “gobiernos progresistas”, que no son otra cosa que representantes de la facción “amable” del capital.

Las organizaciones políticas, sindicales y sociales que consideramos que la propuesta del gobierno va a ser un “saludo a la bandera” que no va enfrentar al régimen del 78 como lo que es, heredero del franquismo, deben levantar de manera unitaria su propia campaña, para desmontar el enésimo blanqueamiento de la extrema derecha por parte de las llamadas fuerzas “progresistas”, y organizar desde la base el debate sobre el verdadero contenido del franquismo y su heredero, el Régimen del 78.

A los actos que el Gobierno pretende hacer, hay que contestar con debates en centros de trabajo, estudio, barrios, etc., e impulsar movilizaciones unitarias en defensa de las libertades, por la derogación de la Ley de amnistía del 77, de la Ley Mordaza… en el camino de construir un movimiento unitario para enfrentar al Régimen y derribarlo.

Si “La política es economía concentrada” el centro de la discusión debe estar en el proyecto social alternativo que la clase obrera y los sectores oprimidos deben levantar frente a las diferentes facciones de la burguesía.