El Ministerio del Interior de Francia acaba de autorizar la manifestación convocada para el jueves 23 de junio que había sido prohibida por la policía francesa algunas horas antes. Tras un día de negociaciones con los líderes sindicales de la CGT y la FO, las autoridades galas habían prohibido la manifestación convocada por la Intersindical (que reúne las organizaciones contrarias a la Ley El Khomri) en contra de la reforma del código laboral francés.
Por Gabriel Huland
Después de la multitudinaria manifestación del pasado 14 de junio, que reunió a más de 1.200.000 en París y otras ciudades, dos nuevas jornadas de movilizaciones han sido convocadas para los días 23 y 28 de junio. La policía, que alega “razones de seguridad” por haber prohibido la protesta, ha propuesto la realización de una concentración estática, idea rechazada por la Intersindical. El gobierno tuvo que recular de una medida que vulnera las libertades sindicales y de expresión dado que se encuentra en una situación de extrema debilidad y aislamiento popular.
La oleada de huelgas y protestas en Francia sigue fuerte, pese a la negativa de la dirección del movimiento sindical, sobre todo la CGT, en unificar la lucha a escala estatal. Lo que se ve son huelgas descoordinadas, que se van desarrollando de forma aislada en cada empresa y centro de trabajo. Hay una situación marcada por la generalización de las luchas en distintos sectores públicos y privados. En los ferrocarriles, las estaciones de servicio, distintas empresas públicas, centrales nucleares y aeropuertos, aunque no cuentan con un comando unificado, lo que les hace perder fuerza y efectividad.
La disposición de lucha de la clase trabajadora francesa es grande, reflejando la comprensión colectiva de una enorme mayoría social sobre el retroceso que significará la entrada en vigor de la Ley El Khomri.
“Esta ley, pues, es un proyecto mayor de contra-reforma, el sueño de la gran burguesía, del capital financiero y de su mando unificado para terminar con el Estado Social de Bienestar que subsiste desde 1945. Es decir, revisar negativamente los logros y conquistas acumuladas desde el Consejo Nacional de la Liberación en 1945-1946. Una Europa dominada por el neoliberalismo se convirtió en terreno abonado para, finalmente, intentar forzar un gigantesco retroceso de las conquistas sociales. En resumen, la pretendida “reforma” de la Ley Khomri se propone la disminución del coste salarial, el aumento de la jornada laboral, la arbitrariedad de los despidos, la precarización del empleo, el reemplazo de la negociación colectiva por el acuerdo interno en las empresas. O sea, el retroceso a un capitalismo más cerca del siglo XIX que del XXI, un retroceso de las conquistas obreras obtenidas en más de un siglo de luchas.”[1]
Los métodos de lucha son varios: bloqueos de carreteras, piquetes, huelgas temporales, manifestaciones, concentraciones, acampadas, así como el movimiento Nuit Debout, en la Plaza de la República, que sin embargo viene perdiendo fuerza en las últimas semanas. La espina dorsal de la resistencia es la heroica clase obrera, el sector indudablemente más afectado por la nueva ley.
La escalada represiva del gobierno “socialista” francés
François Hollande, del partido socialista, representa los intereses del gran capital francés y europeo y este papel quedó claro como el agua durante los últimos cuatro meses. Aparte de querer aprobar una ley sin siquiera someterla a aprobación en la Asamblea Nacional, órgano que tampoco tiene nada de democrático, busca derrotar el movimiento de resistencia utilizando mecanismos de represión salvaje contra las manifestaciones masivas.
Francia vive en estado de emergencia desde noviembre de 2015 y las medidas represivas desde entonces van en aumento. Prohibir manifestaciones y autorizar a los policías franceses a que lleven sus armas fuera de servicio son solo algunas de ellas. La represión llevada a cabo el último 14 de junio dejó el saldo de casi 60 personas detenidas y 40 heridas, una de ellas en estado grave. 90 mil agentes de seguridad fueron desplegados durante la jornada y fueron utilizadas aproximadamente 1.500 granadas, 175 bombas lacrimógenas y un camión con cañón de agua.
Crece la solidaridad internacional
Los focos de lucha y resistencia contra los planes de ajuste aplicados en casi todo el mundo contra las trabajadoras y el pueblo están por todos lados. Las profesoras de Oaxaca, en México, protagonizan estos días una verdadera batalla campal, que ya ha cobrado la vida de casi una decena de personas, contra la reforma educativa del presidente Peña Nieto.
En Francia la reforma laboral ha desatado una ola larga y sostenida de protestas, reflejando la disposición de lucha para barrar los ataques de la Troika en toda Europa. La solidaridad internacional es, por consiguiente, decisiva, tanto para romper el bloqueo mediático, como para fortalecer los ánimos y la moral de los que luchamos.
El último 14 de junio, por iniciativa de la Red Sindical Internacional (en la cual participa el sindicato francés Solidaires), se realizaron actos de solidaridad con las y los trabajadores franceses en distintos países del mundo como Italia, Brasil y el Estado español, entre otros. Las demostraciones de apoyo se multiplican en las redes sociales. Este espíritu espontáneo de solidaridad internacional se debe ampliar y generalizar. Hacemos nuestro el grito entonado por millones la semana pasada en Francia. ¡Viva la clase obrera! ¡Abajo la reforma laboral en Francia!
[1] Hugo Moreno, Sin Permiso, 19/06/2016 (http://www.sinpermiso.info/textos/francia-despues-de-la-manifestacion-del-14-de-junio-contra-la-ley-khomri-dossier)