El colectivo LGTBI+ de Catalunya, especialmente de Barcelona, estamos en alerta. En menos de dos meses, se han hecho públicas tres agresiones transfóbicas, grupales y muy violentas ocurridas en la ciudad condal (según datos de el Observatorio contra la LGTBI-fobia).
Por: Bruno D.
El 24 de marzo en el barrio de Poble-sec un grupo de hombres jóvenes dieron una paliza a una mujer trans, usando incluso a un perro para intimidarla y amenazarla. Poco después, el 28 de marzo en Trinitat Vella, otro grupo de adolescentes agredió a una mujer trans y una persona no binaria.
La última fue el pasado 6 de abril en el barrio de Sants (Barcelona), 12 jóvenes agredieron a un chico trans que caminaba por la calle. Le gritaron preguntándole si era un hombre o una mujer, le insultaron, le pegaron, escupieron y persiguieron, hasta el punto de que la víctima tuvo que esconderse en una tienda hasta que llegara la policía.
Estas tres agresiones se enmarcan después de un 2023 en el que se ha alcanzado un récord de agresiones contra el colectivo LGTBI+ en Catalunya, 300 en total de las cuales 160 solo en Barcelona. Y esta situación no es solo en Catalunya. Según una encuesta de la FELGTBI+ del 2023, entre 283.000 y 325.000 personas LGTBI+ de todo el Estado fueron víctimas de agresiones por motivo de su orientación sexual o identidad de género en los últimos cinco años.
Esta dinámica se da en todo el mundo y se expresa de la forma más descarnada, como es el caso del ataque que sufrieron cuatro mujeres del colectivo LGTBI en Argentina el pasado 6 de mayo, en cual tres de ellas fueron asesinadas (quemadas vivas), después de que un hombre les lanzara un cóctel molotov.
Pero ¿a qué se debe esta ola de agresiones y discursos de odio?
Estos datos sorprenden, especialmente cuando el colectivo LGTBI* somos uno de los sectores oprimidos a los que se nos llamó – y se nos llama – a votar a PSOE-Sumar, y con anterioridad a PSOE-UP, para “frenar a la ultraderecha”. Pero la ultraderecha y su ideología brutal de ataque encarnizado contra les oprimides parece que no se frena, al contrario. Y el aumento de las agresiones y de los discursos de odio se da con un Gobierno Central de PSOE y Sumar autoproclamado como “progresista”, un Govern de la Generalitat hasta hace poco encabezado por ERC, y un Ayuntamiento de Barcelona con un alcalde del PSC, Jaume Collboni.
Es evidente que la derecha y ultraderecha de PP y VOX solo traerán más recortes a los derechos de les oprimides, como ha pasado con Ayuso en Madrid. Pero, a su vez, estas ideologías crecen durante un gobierno supuestamente de izquierdas. ¿Por qué?
Hay un sector de la clase trabajadora, especialmente en los barrios más pobres y precarios, que ve cómo los gobiernos supuestamente de izquierda dan mucho bombo y platillo a medidas que, de fondo, no resuelven la situación de pobreza y miseria. Y en ausencia de una alternativa real que proponga una salida a esta crisis para el conjunto de las y los trabajadores, y entre ellas les oprimides, entran los discursos reaccionarios que atacan de lleno a las mujeres, el colectivo LGTBI+ o les migrantes y personas racializadas.
En definitiva, la ultraderecha está ganando terreno porque las promesas de la supuesta izquierda no se cumplen. Ni el gobierno central ni el de la Generalitat (tampoco Ada Colau en Barcelona) han conseguido frenar la pobreza, precariedad y miseria que vive la mayoría de la población del Estado Español, tal y como prometieron.
Según datos de la European Anti-Poverty Network, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social alcanzó el 26,5%, 0,5% más que el año pasado. A pesar de la reforma laboral de Yolanda Díaz, la realidad es que en el último trimestre de 2023 disminuyeron los contratos a tiempo completo, y aumentaron los contratos a tiempo parcial, y la realidad es que se extinguen más contratos indefinidos de los que nacen. A su vez, no paran de llegarnos noticias de EREs, cierres de fábricas y empresas.
La inflación para este 2024 se mantiene, es decir, los precios suben y los salarios no. Medidas como la subida del SMI, aunque sin duda pueden suponer una mejora parcial para algunos, no resuelven ni de lejos las dificultades económicas que enfrentamos en nuestros hogares. La nueva regulación de alquileres no pone freno real a la subida de precios del alquiler, tampoco prohíbe los desahucios y en definitiva no es efectiva para frenar la especulación.
En este contexto, volvemos a escuchar con preocupación frases como: “Los MENAS roban las ayudas de los españoles”; “el gobierno se dedica a proteger a las personas trans pero no hace nada para el resto”; “el feminismo quiere convertir en criminales a los hombres de clase obrera”; “en los barrios hay delincuencia por culpa de los inmigrantes”.
Todos estos discursos FALSOS son asumidos por un sector de jóvenes, trabajadores/as y pobres que no ven soluciones en la izquierda institucional y que ven una posible salida en la derecha más reaccionaria que, en realidad, gobernará más que nadie para los empresarios, los banqueros, la monarquía y sus instituciones.
La LGTBIfobia y los discursos de odio, un problema que afecta a toda la clase trabajadora
Los ataques contra les oprimides que entran en el seno de la clase trabajadora y los barrios obreros, son extremadamente perjudiciales para todos y todas las trabajadoras. Nos dividen como clase y evitan que miremos al verdadero enemigo: este sistema capitalista corrupto, y los gobiernos a su servicio, que alimenta la discriminación, la pobreza y el sufrimiento.
Una clase trabajadora dividida y enfrentada entre sí es incapaz de organizarse y luchar por un plan de choque social que revierta los recortes en sanidad y educación, resuelva el problema de la vivienda, ponga fin a la carestía de la vida o garantice empleo de calidad para toda la población.
Además, las palizas y humillaciones que recibimos por ser LGTBI+ no son ni un problema individual, ni un problema solo del colectivo, es una batalla común de toda la clase trabajadora por un derecho muy básico: el de vivir y existir libremente.
Por ello, independientemente de nuestra procedencia, género, orientación sexual o identidad de género, la ultraderecha y sus ideologías son un problema social cuyas consecuencias sufrimos todas las trabajadoras.
Entonces ¿qué hacemos para enfrentar las agresiones LGTBIfobicas y el aumento de la ultraderecha?
La mayoría de las personas LGTBI+ somos trabajadoras, precarias y pobres. Sufrimos, junto a nuestros compañeros de clase, trabajo, nuestras vecinas, todos los ataques de los gobiernos que solo miran por los beneficios de los ricos y poderosos. También somos de las que más sufrimos la discriminación alimentada por la ultraderecha que niega o criminaliza nuestra existencia.
Frente al aumento de la LGTBIfobia y las agresiones hacia el colectivo tenemos que unirnos al conjunto de la clase a la que pertenecemos, y combatir esta lacra social de forma unificada. Debemos apelar a las organizaciones de la clase como los sindicatos, el movimiento de la vivienda, las organizaciones políticas y los movimientos sociales en general para que muestren su repudio a las agresiones de Barcelona y construir un bloque de clase y combativo, capaz de dar la cara contra la pobreza, la precariedad y las opresiones. De esta forma podremos exigir y luchar por un plan de choque social que garantice:
- ¡Basta de impunidad frente a las agresiones LGTBfobicas! Depuración de las y los jueces machistas y franquistas. Formación obligatoria para los profesionales que atienden a las víctimas de agresiones lgtbifobicas.
- Derecho de autodeterminación de género para migrantes, menores y no binaries.
- Reversión de todos los recortes en la Sanidad y Educación Públicas. Recursos para combatir la LGTBIfobia y atender las necesidades del colectivo.
- Educación 100% Pública. ¡Ni un euro a la concertada! ¡Fuera la Iglesia de nuestras aulas! Implantación de educación sexual en valores de igualdad en el programa curricular en todos los niveles educativos.
- Creación de empleo. Reducción de jornada sin reducción de salario y expropiación de las industrias estratégicas para acabar con el paro estructural que afecta especialmente a los sectores más oprimidos, como las personas trans.
- Ni gente sin casa, ni casas sin gente. Expropiación de las viviendas vacías en manos de bancos y fondos buitre. ¡Regulación del precio del alquiler!
Desde Corrent Roig tenemos claro que ningún gobierno, por muy progresista que se pueda autoproclamar, será capaz de acabar con las opresiones dentro del capitalismo. Por eso, luchamos día a día por construir una alternativa obrera y revolucionaria que luche por la transformación socialista de la sociedad. Porque merecemos vivir en un mundo en el que seamos humanamente diferentes, socialmente iguales y totalmente libres.
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