Desde hace unos años, gracias a la lucha de las mujeres en las calles, el feminismo se ha convertido en territorio de disputa institucional. No sorprende que el gobierno autoproclamado “más progresista de la historia” tenga como bandera la de “una nueva generación de derechos feministas”, como son la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual (Ley del “solo sí es sí”), el proyecto de nueva Ley del Aborto para acabar con las restricciones en nuestros derechos sexuales y reproductivos o el anteproyecto de la Ley Trans, que una parte del gobierno mantiene bloqueado por razones electoralistas.
Son conquistas parciales como lo es que, desde septiembre, haya una nueva estadística para visibilizar todos los feminicidios, o el anunciado aumento del presupuesto en atajar la violencia machista, con 51 millones más en los próximos PGE de 2023. Aunque en rigor ese dinero es calderilla, comparado con el aumento oficial en Defensa de un 25,8 % hasta los 12.317 millones. Y además no cambiará un modelo de Estado basado en la reducción de la esfera pública, la privatización de los Servicios Públicos y la precariedad e inestabilidad laboral de quienes trabajan en ellos. Pero todas estas leyes y medidas ¡no acabarán con la desigualdad, la discriminación y la violencia que sufrimos las mujeres, en especial las trabajadoras!
Un sistema judicial y un régimen corrupto heredero del franquismo, que es parte del problema y no de la solución
Las leyes de este gobierno para acabar con la violencia machista se centran sobre todo en medidas punitivistas que nos llevan a confiar en una justicia heredera del franquismo y un régimen corrupto que este gobierno se ha aplicado para dejar intacto. Queremos juicio y castigo para quienes ejercen violencia sobre las mujeres, porque necesitamos acabar con tanta impunidad. Pero no tenemos ninguna confianza en un sistema judicial que sigue revictimizando a quienes se atreven a denunciar y dictando sentencias machistas.
Un ejemplo es lo que está ocurriendo con la Ley del “solo sí es sí”, con la que algunos jueces están revisando y rebajando las condenas impuestas a agresores sexuales y pederastas. Según el gobierno, falta “leer bien la Ley, falta formación en género, unificar doctrinas…» Nosotras decimos que lo que falta es depurar de una vez por todas este Régimen y sistema judicial corrupto y antidemocrático, que se apoya en una supuesta división de poderes que es mentira.
Basta recordar el caso de dos policías locales en Estepona que, aprovechando su cargo y autoridad, violaron en 2018 a una joven de 18 años. Fueron condenados a dos años por abuso y no por agresión sexual, librándose de la cárcel a cambio de recibir un curso de educación sexual y una indemnización económica a la víctima. Y este no es, por desgracia, el único caso de agentes de la Ley implicados en delitos de agresión sexual ni tampoco la única sentencia machista.
No basta cambiar las leyes: ¡Fuera jueces machistas y elección de los jueces/as por voto directo del pueblo, con sueldos iguales a los de un obrero u obrera cualificado/a.
¡Basta de privilegios y de que la cúpula judicial sea intocable!
Gobierno PSOE-UP, cómplice y responsable de la violencia machista
Cómplice al aprobar una Reforma Laboral que profundiza nuestra precariedad y mantiene el despido fácil y barato. Por muchas leyes que haya, ¿alguien cree que con la Reforma Laboral de Yolanda Díaz es fácil denunciar acoso y agresión sexual en el entorno laboral? (En 2019, únicamente el 4% de los convenios de empresa incorporaban la definición de acoso sexual) ¿Cómo escapar siquiera de la violencia machista, sin independencia económica ni los suficientes recursos públicos donde acudir?
Porque, pese a lo que nos demostró la pandemia, el gobierno sigue permitiendo la privatización y el desmantelamiento de los Servicios Públicos, cuyas consecuencias recaen fundamentalmente en las mujeres. ¡Sin más presupuesto para Sanidad y Educación, la nueva Ley del Aborto o la Ley Trans, serán papel mojado!
Porque sigue manteniendo a millones de mujeres con pensiones de miseria o en la economía sumergida y a miles de personas sin regularizar. ¿Acaso creen que sin derogar la Ley de Extranjería, las inmigrantes en situación irregular se atreverán a denunciar la violencia machista que sufren?
La pandemia primero, y la inflación después, agravaron la crisis económica capitalista. Esto ha supuesto un retroceso generalizado en las condiciones de vida de la clase trabajadora en Europa, dejándonos en situación de enorme vulnerabilidad frente a la violencia machista. Una vulnerabilidad que se agrava en el medio rural, donde los comportamientos machistas están más normalizados, muchas mujeres trabajan en el ámbito del hogar o con jornadas reducidas y hay todavía menos medios específicos para atender a las víctimas.
¡Aumento de emergencia de salarios y pensiones! ¡Cláusulas de revisión salarial automáticas acorde al IPC!
¡Derogación de todas las Reformas Laborales y en Pensiones!
¡Más recursos para protegernos de la violencia machista y NO para pagar la deuda! ¡Servicios 100% públicos y de calidad!
¡Regularización administrativa YA!
Las mentiras de la derecha y cómo combatirlas
El discurso machista, racista y lgtbifóbico, y los bulos de la derecha y la ultraderecha hablan de “chiringuitos», para denominar a las organizaciones e instituciones que trabajan contra la violencia de género, de «inversión de la carga de la prueba», y siguen repitiendo incansablemente la existencia de miles de denuncias falsas. Parte de su negacionismo, consiste en hacer pasar esta violencia como violencia doméstica o intrafamiliar (como la violencia vicaria por la que siete menores fueron asesinados por sus padres en 2021, para dañar a la madre).
Como dato mata relato, hay que recordar(les) que entre 2009 y 2021, el número de sentencias condenatorias por denuncias falsas fue del 0,0084%; que, de las 733 víctimas mortales nacidas en España entre 2004 y 2021, sólo en 70 casos los agresores eran de otro país.
Y que 35.359 de las 38.715 registradas como víctimas de violencia doméstica en 2021, son mujeres, es decir más del 90%. Esto prueba que ¡la inmensa mayoría de las denuncias son ciertas! La violencia doméstica es, en su mayor parte, violencia machista. La mayoría de agresores NO son inmigrantes, y la familia y el entorno más cercano siguen siendo el lugar más peligroso para las mujeres de cualquier origen.
Lo que ha quedado claro también es que este gobierno no ha sido ningún baluarte frente a la derecha. A la que no se derrota con discursos de «patriotismo social», ni con medidas que favorecen a la burguesía, como han hecho.
Denunciamos la hipocresía y el cinismo de la derecha y la ultraderecha, a quienes poco les importan nuestros derechos. Además de salir en defensa de este sistema judicial igual que ha hecho el PSOE, está intentando utilizar el revuelo provocado con la Ley “del solo sí es sí” con fines partidistas.
Este 25-N volveremos a salir a las calles para denunciar el discurso mentiroso y de odio de quienes niegan la desigualdad y la violencia machista, y se empeñan en asociar delincuencia con inmigración. Pero también para exigir al gobierno medidas efectivas y recursos. Ésta y no otra, es la única forma efectiva de combatir a la derecha y la ultraderecha.
El machismo y su violencia crecen en la juventud
Hasta octubre de 2022, 37 mujeres fueron asesinadas, 23 no habían presentado denuncia. Pero los feminicidios son sólo la punta del iceberg de la violencia machista, que mantiene una “cifra negra”, desconocida, porque no se denuncia ni hay datos oficiales. Lo que sí sabemos es que sólo en el segundo trimestre de 2022, hubo 45.743 denuncias y el teléfono 016 de violencia machista recibió una llamada de auxilio cada cinco minutos.
Sabemos también la elevada prevalencia de la violencia entre mujeres jóvenes así como el aumento en los chicos jóvenes de una masculinidad reaccionaria al avance de la igualdad. Un ejemplo que se hizo viral en redes son los cánticos machistas de los alumnos del Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid.
Una de sus manifestaciones más graves es la violencia sexual. Los datos indican un incremento exponencial de las denuncias por delitos sexuales, donde la mitad de las víctimas ¡son menores de edad!. Así mismo, hay un incremento de condenas a menores de hasta el 13%.
En España hay cerca de seis violaciones al día. No hay datos oficiales sobre cuántas son perpetradas en grupo, y se estima que más del 80% permanecen ocultas. La mayor parte las cometen conocidos de la víctima, lo que dificulta la denuncia. Y, cuando lo hacen, se encuentran con un permanente cuestionamiento policial y judicial, cuando no directamente son culpabilizadas. Es llamativo que, pese a la gravedad del delito, solo hay en todo el estado 2 centros de crisis 24 horas, concebidos para atender a las víctimas los 365 días del año, de forma interdisciplinar.
Pese a estar en sociedades formalmente igualitarias y a que las jóvenes y adolescentes están a la cabeza de la lucha contra el machismo, sin educación sexual y en igualdad, sin recursos para implementar las leyes ni medidas suficientes en los centros educativos, el machismo y su violencia siguen calando en una parte de la juventud. El Observatorio Estatal de la violencia sobre la mujer, advierte de la polarización en la juventud respecto al feminismo y la violencia machista.
El aumento alarmante de estas agresiones entre los menores es también reflejo de la sociedad y de la barbarie y putrefacción moral a la que nos lleva este capitalismo en crisis, en el que nuestros cuerpos son parte de un mercado global.
Educación sexual de calidad en todos los niveles educativos
Y este gobierno es responsable. Porque aprobó una Ley que habla de educación sexual, pero ésta sigue brillando por su ausencia, como asignatura curricular. Porque pese a los aspavientos de la derecha con la Ley, la Iglesia sigue en la escuela pública, desplegando su discurso misógino y lgtbifóbico. Mientras, la pornografía, en su mayor parte violenta y accesible con un sólo click, es la educación sexual de muchos niños y adolescentes.
Las mujeres seguimos sufriendo situaciones de “terror sexual”, como pasó este verano con el tsunami de denuncias por pinchazos en espacios de ocio y diversión, creando un clima de pánico y una sensación de inseguridad. Fuesen un intento de sumisión química o una broma macabra, estas acciones son parte del adoctrinamiento y control de las mujeres, de esa pedagogía del miedo, en el que somos educadas desde pequeñas. Sin embargo, muchas campañas de prevención, siguen haciendo hincapié casi exclusivamente en lo que las mujeres -y no los hombres- hacemos o dejamos de hacer.
¡Centros Crisis 24H suficientes para todas las víctimas de violencia sexual!
¡Educación sexual como asignatura curricular!
¡Fuera la Iglesia Católica de nuestras aulas!
El machismo es funcional a este sistema capitalista. Luchar contra él es tarea de toda la clase obrera
Millones de mujeres en el mundo no tienen garantizados los más mínimos derechos democráticos y sufren violencia de todo tipo, por el hecho de ser mujeres.
Mientras celebramos este 25-N, se estará celebrando en Qatar el Mundial de fútbol. En un país dictatorial donde las libertades democráticas no están garantizadas, donde se reprime al colectivo LGTBI y cualquier disidencia de género con cárcel o flagelación y donde las mujeres están sometidas a la tutela masculina en todos los ámbitos.
Este gobierno que se llena la boca hablando de igualdad entregó al jeque Tamim Bin Hamad Al Thani, en una reciente visita al país, el Collar de la Orden de Isabel La Católica por comportamientos extraordinarios en beneficio de las Naciones. Otro ejemplo de que, cuando hay dinero por medio, desaparecen los derechos humanos y los valores de los que este gobierno presume quedan en suspenso.
El machismo se justifica y normaliza en base a la religión, a ideas preconcebidas, estereotipos y prejuicios distintos, pero existe porque a la burguesía le interesa fomentarlos, ya que la opresión de las mujeres genera beneficios económicos multimillonarios. Un ejemplo es la prostitución, un negocio muy lucrativo para las arcas del Estado (hay países cuyas economías dependen de los beneficios generados por la trata y la prostitución) y para algunos sectores de la burguesía. Igual que lo son todos los negocios capitalistas que hacen caja con la cosificación del cuerpo de la mujer, que se nos muestra a diario en las redes sociales o espacios publicitarios.
¡Alternativas habitacionales y sociolaborales dignas para mujeres en situación de prostitución! ¡No a la cosificación y mercantilización del cuerpo de las mujeres!
Pero también se usa para dividir y debilitar al conjunto de la clase obrera. Por eso las organizaciones obreras, estudiantiles y populares de clase, deben organizar en sus filas a las trabajadoras y luchar con independencia de clase y con éstas a la cabeza, contra la violencia machista y el resto de opresiones. Y hacerlo, en primer lugar, en sus propias filas. Si queremos eliminar todo tipo de violencia, es preciso cambiar las bases materiales de este sistema basado en la explotación y la opresión. Y esa no puede ser sólo una lucha de las mujeres, sino del conjunto de la clase obrera.
Desde Corriente Roja llamamos a acudir a a las movilizaciones convocadas el 25-N, a apoyar las demandas y reivindicaciones de las mujeres, en especial de las trabajadoras, todos los días del año y a hacer del 25-N un día de lucha internacionalista, de clase y combativo.