Con gran satisfacción acogíamos el martes 5 de septiembre, la noticia de que el Gobierno, ¡por fin!, aprobaba en Consejo de Ministros el derecho a subsidio de desempleo para las empleadas de hogar. Con ello se obligará también a partir de ahora a las familias empleadoras a justificar debidamente y por escrito el cese de su trabajadora. Sin embargo, la alegría por haber logrado esta ansiada Reforma no puede hacernos olvidar a los y las trabajadoras varias cosas.

¡Condiciones laborales dignas en el empleo doméstico y fuera la Ley de extranjería!

Lo primero es que, como han dejado claro las propias afectadas, esto no es ningún regalo sino el resultado de años de lucha. Han hecho falta once años para que el Estado español se decidiese a ratificar el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y muchas se han quedado por el camino. Han hecho falta casi tres años y muchas movilizaciones para que este Gobierno de coalición cumpliese con su promesa, después de que una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo advirtiera a España por la discriminación a las trabajadoras de este sector.

Es preciso recordar que, tras declarar el empleo doméstico como “actividad esencial” durante la pandemia y que muchas trabajadoras quedasen en la calle después de arriesgar sus vidas, la única medida de este Gobierno fue otorgarles un subsidio de desempleo tardío, parcial y miserable.

Como han denunciado varias veces por redes sociales, asociaciones como ATH- ELE (Asociación de Trabajadoras del Hogar),”mientras las altas autoridades del Gobierno que se dice progresista y feminista, prometen hacer justicia a las trabajadoras de hogar y cuidados con la próxima ratificación del Convenio 189 de la OIT, hacen oídos sordos a las denuncias de organizaciones y trabajadoras particulares contra la estafa masiva de falsas cooperativas y agencias de servicios domésticos. La Inspección de Trabajo conoce la situación, pero no toma medidas”.

Lo segundo es señalar que aunque Yolanda Díaz diga que «gracias al Gobierno de coalición, las mujeres trabajadoras del hogar conquistan los derechos en sentido pleno”, esta afirmación dista MUCHO de ser una realidad.

Por lo pronto, aunque la persona empleadora tendrá que alegar ahora alguna de las nuevas causas habilitadas para el despido, las cuantías a pagar seguirán siendo de 12 días al año con un tope de 6 mensualidades, en vez de 20 días por año trabajado. ¡Así de fácil y barato seguirá siendo despedir a una de estas trabajadoras; más aún que al resto de asalariad@s del régimen general!

Además, será preciso haber cotizado durante al menos un año desde la entrada en vigor del decreto para poder acceder al desempleo. Pero si de lo que se trataba es de “acabar con una injusticia absolutamente inaceptable”, como explicó Sánchez al anunciar la medida, ¿por qué no se tienen en cuenta todos los meses cotizados con anterioridad, aplicándose de forma retroactiva?

Por poner otro ejemplo, actualmente el Estatuto de los Trabajadores solo reconoce un mes de indemnización por cese, debido a fallecimiento del empleador/a. Esto, en el empleo del hogar, supone que trabajadoras que han cuidado durante años y años a sus empleadores hasta que han muerto se vean en la calle solo con un mes de indemnización, y da igual su antigüedad. ¿Por qué el gobierno no ha legislado que dicha indemnización sea proporcional a los años trabajados?

Es evidente que esta Reforma no va a terminar de un plumazo con las múltiples discriminaciones laborales que sufre el colectivo desde hace años, en un sector en el que, con la excusa de que mandar la Inspección Laboral supone invadir la sacrosanta intimidad del hogar, se vulnera sistemáticamente la legislación en materia de contrato firmado, tareas, salarios, horario laboral, tiempo libre, etc. El recorte y la privatización progresiva del personal de la Seguridad Social en estos años han agravado su situación, haciendo que gestiones como tramitar una baja laboral se conviertan en una odisea imposible para muchas de estas mujeres.

Peor aún es la situación de las que están internas, en un su gran mayoría inmigrantes y en condiciones de semiesclavitud. La Reforma del Gobierno contempla ahora la posibilidad de que la familia empleadora puede sustituir los días de preaviso en caso de despido por un pago equivalente a los días trabajados. En el caso de las trabajadoras internas, esto puede significar que la familia las deje en la calle, antes de tener un sitio asegurado donde dormir.

Por último, no habrá dignidad en el empleo doméstico ni derechos laborales plenos, hasta que no se derogue la Ley de extranjería. España es el segundo mayor empleador de trabajo doméstico de Europa. Se calcula que entre 500.000 y 700.000 mujeres se dedican al trabajo doméstico, pero un tercio de ellas lo hace sin contrato, según la propia OIT. Y es frecuente que se produzca el despido en el momento en el que la (injusta) Ley de extranjería permitiría regularizar la situación de la trabajadora.

Como dijo Edith Espinola, de la Asociación SEDOAC, en una entrevista para Corriente Roja: “La Ley de extranjería te obliga a trabajar de forma sumergida tres años para conseguir “los papeles”. Esta Ley propicia el abuso y la explotación de las personas. Por eso decimos: “trabajo de interna, esclavitud moderna”. Como persona migrante te aíslas en una casa para no salir a la calle y así no ser detenida por un policía para ser llevada a un CIE. Las internas parecemos presas, solamente los presos también son internos. Las trabajadoras estamos expuestas a vulneración de derechos, abusos, violencia y tratos vejatorios y todo esto, está propiciado por la Ley de extranjería”.

Es por todo ello que llamamos a las empleadas domésticas a no bajar la guardia hasta no conocer la letra pequeña de esta nueva normativa, a no olvidar que en el capitalismo, muchas conquistas y derechos arrancados se quedan en el papel si no ejercemos la suficiente presión para que se cumplan, y sobre todo, a seguir luchando hasta lograr condiciones laborales dignas y para todas.

Por la socialización del trabajo doméstico y de cuidados

Que el empleo doméstico y de cuidados esté infravalorado y sea casi invisible y que lo lleven a cabo principalmente las mujeres y niñas en todo el mundo, en gran medida con mano de obra inmigrante, no es casualidad. En este sistema capitalista, la reproducción de la fuerza de trabajo-o bien se lleva a cabo de forma gratuita en el ámbito privado del hogar, en su mayor parte por mujeres-o cuando se mercantiliza, se hace en condiciones de extrema precariedad, para que le salga lo más barato posible, tanto a el Estado como a la burguesía a la que sirve. Es así como se ahorran miles de millones de euros anualmente en Sanidad, Educación, Dependencia, Servicios Sociales, etc.

Como señala la abogada Elena Otxoa: “Cuando el objeto del contrato es el cuidado, exigir por el gobierno el cumplimiento estricto de la legalidad, impediría el recurso a las trabajadoras de hogar para suplir las carencias de la Ley de Dependencia. Y cuando lo contratado son solo tareas domésticas, el descontrol es una opción de clase en favor de la parte empleadora”.

El empleo doméstico es uno de los mejores ejemplos de cómo el capitalismo utiliza las opresiones para explotar más. Por eso afirmamos que la única forma de combatir toda esa carga de opresión machista y racista que condensa el empleo doméstico, es si se hace en unidad con les oprimides y explotades de nuestra clase, contra el sistema que genera todas las desigualdades. Es una lucha a favor del eslabón más frágil del sistema, contra los gobiernos y la patronal. Una lucha para dar visibilidad y valorizar a las empleadas domésticas, como sujetos con derechos y participación política.

La única forma de acabar con la esclavitud del trabajo doméstico y de cuidados gratuito o precarizado, es, como el marxismo explica desde hace años, socializando dichas tareas. Es decir, que sea el propio Estado quien se encargue de llevarlas a cabo poniendo en marcha comedores, lavanderías y distintos servicios de atención socio-sanitaria, para atender a menores, personas mayores, dependientes etc, que sean públicos, gratuitos y de calidad. Algo que este sistema putrefacto será incapaz de garantizar y que sólo será posible en una futura sociedad socialista, por la que Corriente Roja luchamos y nos organizamos hoy. ¡Únete!

Referencias

https://www.elsaltodiario.com/laboral/empleadas-hogar-derecho-paro-subsidio

https://vientosur.info/ratificacion-del-convenio-189-de-la-oit-que-cabe-esperar/