Durante el 2015, fueron varias las manifestaciones multitudinarias, que en diferentes países del mundo expresaron su rotundo rechazo a la violencia contra la mujer. A comienzos del año en Turquía una gran movilización se desató contra el asesinato de una joven de 20 años por resistirse a una violación.
Por Secretaría Internacional de Mujeres (LIT-CI)
El 3 de Junio en Argentina, bajo el slogan de “Ni una menos” más de medio millón de personas se manifestaron en las calles contra el feminicidio de otra joven, esta vez de 14 años, quien además estaba embarazada; su cuerpo fue encontrado en el patio trasero de la casa de su novio. El 7 de Noviembre, en Madrid y otras ciudades del Estado español, 100 mil personas, con una destacada presencia masculina, marcharon desde el museo del Prado, “contra las violencias machistas” y la exigencia de que este tema sea tomado como una política de estado. Estas movilizaciones han contado con la participación de sindicatos y sectores de los trabajadores que comienzan a ligar la lucha contra la violencia y por los derechos de la mujer, como el derecho al aborto, con la lucha contra los planes de austeridad que golpean fuertemente a las familias obreras. Así ocurrió en la India, en Argentina, en España en donde la marcha del 7 de Noviembre tuvo como preámbulo la derrota de la ley Gallardón contra el derecho de aborto, logrando además la dimisión del Ministro.
Estas y muchas otras manifestaciones contra distintas expresiones nacionales del mismo flagelo, la violencia desatada contra las mujeres, comienzan a ser a la vez, el reconocimiento de que este problema ha tomado en el capitalismo niveles alarmantes, desmintiendo a quienes afirman que el problema de la opresión a la mitad de la humanidad es asunto del pasado.
La violencia no son solo los feminicidios
El asesinato de mujeres por el solo hecho de serlo, como producto de la cultura machista, es lo que se ha denominado como feminicidio. Esta, que es la forma más visible y repulsiva y es también la que ha logrado un rechazo más amplio en el conjunto de la sociedad, es solo la punta del ovillo de lo que significa la opresión y la explotación de la inmensa mayoría del sexo femenino.
Violencia machista es también la carga del trabajo doméstico que para las mujeres trabajadoras, implica la doble jornada. Es la responsabilidad del cuidado de los miembros improductivos de la sociedad: los niños y los ancianos, endilgado por el estado a las mujeres trabajadoras, cuando recorta los derechos y presupuestos sociales. Es el recorte y la eliminación de los derechos de salud y educación para una enorme porción de los trabajadores y los sectores más pobres. Es la falta de vivienda y los desahucios impulsados por la banca y los gobiernos capitalistas. Es la falta de políticas para prevenir los embarazos adolescentes, y la dificultad para acceder a los anticonceptivos, es la prohibición del derecho al aborto libre y gratuito, como opción voluntaria de la mujer ante un embarazo no deseado. Es el recorte a los derechos de maternidad, la ausencia o limitación de las licencias de maternidad, compartidas por la pareja, es el despido por el hecho de estar embarazada.
Violencia machista es el acoso sexual en los sitios de trabajo, o de estudio. Es la publicidad y la propaganda que coloca a la mujer como objeto sexual. Es la violación callejera, la agresión física y psicológica, el maltrato doméstico. Violencia machista es el uso del cuerpo de la mujer como trofeo de guerra, utilizado como símbolo de poder de los vencedores y de sometimiento de los pueblos y las naciones vencidas. Violencia machista es negar asilo a las familias y mujeres que con sus hijos llegan a las fronteras de los países europeos y que son recibidas con violencia y represión por parte de sus aparatos policiales, como lo hemos presenciado a través de las imágenes que han recorrido el mundo en la reciente crisis de los inmigrantes.
Violencia machista es la homofobia desatada contra la comunidad LGTBI, su discriminación en el trabajo, su censura social y su segregación. Violencia machista es la trata de personas, que según estimativos de la ONU, llega a 20,9 millones de los cuales el mayor porcentaje es con fines de explotación sexual, es decir de prostitución en su mayoría de mujeres y niñas.
La doble moral burguesa e imperialista
El día mundial de la no violencia contra la mujer, es auspiciado por la ONU, organización de los gobiernos capitalistas que es comandada por el imperialismo mundial. Su intención es la de “legitimar” el sistema capitalista a los ojos de las masas oprimidas y explotadas, mostrando como dentro del sistema si hay salida frente al problema de la opresión. Sin embargo su manera de “canalizar” un problema social cada vez más explosivo, es declarando un día, de la misma manera que lo hacen con el problema de los derechos humanos, de los derechos de la infancia, del derecho a la maternidad, del día de la raza, etc. Un día para canalizar los descontentos, que es propagandeado y convocado desde las propias instituciones de sus estados burgueses. Las mujeres socialistas, llamamos a participar en las movilizaciones que se organizan con tal objetivo, porque estamos a muerte por acabar con la violencia machista y la opresión de la mujer. Pero denunciamos a la vez su política engañosa del “empoderamiento”, una salida individual al problema de la opresión, que es impulsada hoy desde la ONU, pasando por los estados y por las burocracias sindicales. Una política que deja en manos de las víctimas la responsabilidad de la opresión, que ilusiona a los oprimidos con el argumento de que basta con asumir una “actitud” de rechazo frente al opresor, para que el problema sea resuelto, ocultando las verdaderas raíces económicas políticas y sociales que la sustentan. Una política en la que los responsables son otros: “la sociedad”, una abstracción que oculta la responsabilidad particular de una clase social: la burguesía para la cual la opresión le es funcional a su sistema de explotación.
Denunciamos como, mientras llaman a un día por la no violencia contra la mujer, aplican en todos los países políticas de austeridad que golpean de manera violenta a las mujeres sobre todo a las mujeres trabajadoras. Reducen los presupuestos, cierran escuelas y hogares de abrigo, cierran guarderías públicas, prohíben el derecho de aborto o lo limitan como está sucediendo en Brasil, gobernado por una mujer Dilma Rousseff, en donde se discute en el parlamento un proyecto de ley presentado por varios partidos, incluido el de la presidenta, el PT, que prevé nada menos que la prohibición de la píldora del día siguiente, exige registro para que el medicamento sea suministrado a las mujeres víctimas de estupro, castiga a trabajadores de la salud que orienten sobre el aborto y dificulta el procedimiento legal de aborto en víctimas de estupro. Incluso criminaliza a todos los que defiendan la legalización del aborto como una medida de salud pública o como un derecho de la mujer, por considerar tal acto una incitación a la violencia.
Denunciamos su doble moral y llamamos a los trabajadores y trabajadoras a unirnos en la lucha contra la explotación capitalista que utiliza la opresión de la mujer para sobreexplotarla, con contratos de trabajo más precarios que los del conjunto de la clase obrera, con salarios más bajos y con la condena a la doble jornada, la violencia cotidiana, el acoso sexual en el trabajo a manos de los “jefes” que lo utilizan como chantaje para no perder el empleo y que al dejarlas en la calle y sin trabajo las obligan a caer en las filas de la prostitución.
25 N contra la violencia machista y la explotación capitalista
El próximo 25 de Noviembre, saldremos a las calles a denunciar, a repudiar la violencia contra las mujeres. Golpearemos juntas todas las mujeres de distintas clases sociales contra la violencia machista. Participaremos en las marchas callejeras. Pero esta unidad de acción en este día, terminará en seguida y las trabajadoras continuaremos nuestro camino de manera separada de las mujeres burguesas, pues sabemos que ellas no están dispuestas a continuar en la lucha cotidiana por la conquista de plenos derechos y plena igualdad. En la lucha por igual salario a igual trabajo, por pleno derecho de aborto financiado por el Estado, por guarderías, lavanderías, comedores comunales financiados por el Estado, es decir porque el Estado capitalista asuma los costos del trabajo doméstico. Tampoco estarán a nuestro lado contra los planes de austeridad que nos condenan al trabajo precario, al trabajo temporal, a la miseria y al hambre. Ellas estarán como lo han demostrado gerentes, ministras y presidentas al lado de las políticas del estado capitalista, contra las trabajadoras y la clase obrera de conjunto, estarán en la barrera opuesta de los derechos de los inmigrantes. En la lucha de clases contra la explotación capitalista y la opresión política estarán en la acera del frente defendiendo los intereses de su clase, porque son esos intereses los que les proporcionan sus privilegios.
Las organizaciones de la clase trabajadora, de manera independiente, deben levantar las banderas de la lucha contra la opresión, contra la violencia y el machismo, deben organizar en sus filas a las mujeres trabajadoras, porque nuestra lucha, la de los hombres y las mujeres obreras es una lucha que va más allá del repudio a la violencia, nosotras y ellos queremos eliminar todo tipo de violencia y opresión. Para ello es preciso cambiar las bases materiales de este sistema basado en la explotación y la opresión, un sistema en donde los medios de producción no sean propiedad privada de un puñado de privilegiados, sino propiedad común del conjunto de la sociedad. Por eso esta no puede ser una lucha de las mujeres, las mujeres trabajadoras deben ser la vanguardia para que la tome el conjunto de la clase obrera.