Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, acaba de anunciar que “renuncia a crear un Banco público” al que se había comprometido la candidatura de Ahora Madrid. Una renuncia así, cuando el nuevo gobierno no lleva ni una semana funcionando no es algo menor. Pero lo más grave no es siquiera la renuncia en sí misma, sino la manera como ha sido decidida y el cómo se ha justificado.
El programa de Ahora Madrid recogía la creación de un Banco Público municipal «como herramienta de financiación de proyectos sociales y de empresas y cooperativas que fomenten la economía productiva. Ahora, Carmena ha considerado que tal banco no es necesario y lo descarta. Y lo justifica diciendo que el programa de “Ahora Madrid” no son los compromisos que la candidatura asumió y por los que fue votada, sino “un conjunto de sugerencias, que no todas se podían entender como presupuestos de implicación programática activa». Es decir, que el programa no compromete a nada y que no es sino una simple declaración de buenas intenciones.
Pero, además, ¿quién es el que debe decidir qué medidas del programa se aplican y cuáles no? ¿No es la base de Ahora Madrid quien lo debe determinar? ¿No es también la base de Ahora Madrid quien debe debatir y decidir cómo responder a la campaña reaccionaria del PP, PSOE y sus medios de comunicación contra los concejales Guillermo Zapata, Pablo Soto y Rita Maestre? ¿No se trataba de «mandar obedeciendo»?
Carmena lo primero que hizo antes de ser investida fue entrevistarse con el presidente de Bankia, Goirigolzarri, dentro de una ronda de contactos con distintas entidades bancarias. Tras la reunión comentó: “no hemos hablado de propuestas concretas pero sí del «afán» de las dos partes de ponerse a trabajar conjuntamente”, «la banca tiene que tener un gran interés en participar en un Ayuntamiento que quiere hacer una ciudad más justa y equilibrada». Según los informes de la prensa, de acuerdo con los cálculos de Bankia, hay 4.000 «activos inmobiliarios», por valor de 400 millones de euros, que Carmena quisiera que fueran adquiridos por el Ayuntamiento.
Pero las viviendas de Bankia son del pueblo porque el pueblo ya las pagó más que holgadamente con un rescate multimillonario. Queremos esas viviendas para formar un parque público de alquiler social. Las necesitamos para que nadie se quede en la calle. Y queremos también una Banca Pública municipal.
El cambio es echar del Ayuntamiento a los que hicieron de él el patio de sus negocios, no animarles a que se metan más. Sin librarnos de ellos, de los bancos y las grandes constructoras, no podrán ser atendidas las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo.
Es el conjunto del programa de Ahora Madrid el que se encuentra en el alero. La primera obligación Manuela Carmena y todo el gobierno municipal es cumplir con los compromisos electorales.
No puede ser que acabe saliéndose con la suya el infame Montoro, que acaba de hacer público un amenazador informe de Hacienda cuestionando todo el programa de Ahora Madrid, calificando la propuesta del banco público como “un disparate” y cargándose las demás por «falta de competencias», por ser «contrarias a la legalidad vigente» o llevar al país a la quiebra.
La base de Ahora Madrid tiene, tenemos, la palabra y decir que así no.