“Irán está comenzado a mostrar señales de revuelta.  Desde los más pobres hasta las clases medias, los iraníes ya no toleran más este régimen”.

Un tempo atrás, escribí esta corta frase en mi página Facebook llamando a la revolución en Irán. El llamdo no era solo para expresar esperanzas, sino que surgía después de un profundo y cuidadoso  análisis sobre la situación en Irán. No estoy diciendo que lo que está sucediendo en Irán ya ha alcanzado el estadio de una revolución, pero un movimiento de protesta ha comenzado a desarrollarse en algunas áreas de Irán.

El inicio de la revuelta

Hace poco, las manifestaciones comenzaron en Arabistán. Los participantes enfrentaron prisiones e, incluso ejecuciones. Esto no detuvo a los activistas y las protestas continuaron. Actualmente, estallan las protestas Mahabad, poco después del suicidio de una joven kurda que acababa de escapar de un intento de violación de un oficial de Inteligencia iraní

Docentes de todo el país han llamado a una huelga. Hay muchas otras protestas pero no están siendo cubiertas por la prensa, férreamente controlada. La situación está avanzando y podrá llegar a un estallido general.

[El ayatolá] Khamenei ya ha comenzado a hablar de “conspiración” contra el régimen, un ocultamiento de la situación real. Esta es la retórica usual de todos los regímenes amenazados por revoluciones, incluso aquellos que son those that are subordinados al  imperialismo estadounidense. De hecho, este es un discurso «defensivo» que busca ocultar y obscurecer todos los problemas que está sufriendo Irán, muchos de los cuales son fundamentales. Cualquiera sea la forman que tomen, de conjunto auguran que Irán será un país a country en el que se producirá un a revolución.

Los problemas acumulados de Irán son muchos, están creciendo y empeorando, incrementan las contradicciones internas del régimen y lo debilitan. Esto se combina con sus aventuras exteriores y su búsqueda de construir un imperio.

También están las cuestiones nacionales en un estado multiétnico como Irán que involucra a árabes, kurdos, azeríes, balukos y otras nacionalidades. Los derechos de los movimientos nacionales y étnicos han retrocedido en las regiones de Arabistán, Kurdistán y Baluquistán con las medidas de las autoridades que buscan marginar y debilitar a esos grupos. Estas comunidades se han movilizado para  demandar una  resolución justa a la cuestión  nacional, aunque la secesión no está todavía a la orden del día.

También existe la cuestión del carácter religioso del régimen, el que impone una estrecha interpretación fundamentalista del Islam sobre la población de Irán. Además del hecho de que la Shia (rama chita) es dominante, la rama que adoptó la idea ofvilayet-e-faqih (regla clerical) se ha sido impuesta en el pueblo por el régimen. Ha impuesto las leyes religiosas y el código de vestimenta, mantiene al pueblo como responsable sobre la base de la Sharia (ley religiosa), e impone una amplia estructura ideológica basada en una específica interpretación de su religión.

Este régimen gobierna tiránicamente en nombre de la religión, imponiendo valores que son incompatibles con el pueblo, especialmente con la moderna clase media. En efecto, esta clase apoyó la Revolución Verde en 2009 y trabajó para llevar a los reformistas al poder. Además, no todos los iraníes son chiítas, también viven allí musulmanes sunitas.

Sin embargo, las pasadas décadas las autoridades han sido capaces de controlar la situación porque los ingresos proveían un  grado de » prosperidad económica».  En años recientes, por el contrario, las cosas han cambiado y los precios del petróleo han caído en picada.

El régimen es esencialmente capitalista, debido a su suscripción a la economía de libre mercado. La riqueza está concentrada en las manos de una minoría dentro del régimen, junto con los  Guardianes Revolucionarios que monopolizan gran parte de la  economía y han construido un imperio económico. Esto ha generado la formación de una rica elite que controla el poder en el país. Es el caso de todos los regímenes que siguieron el curso neoliberal, incluso si se esconden detrás de una fachada religiosa.

Motivos para la revolución

Esta situación ha generado el empobrecimiento de la sociedad y aumentado la marginalización de los iraníes más pobres. Al mismo tiempo, crece el descontento social. El desempleo en el país ha superado el 20% y el índice de pobreza está cerca del 60%. Es una situación similar a la que vivían los estados árabes cuando estallaron las revoluciones, cuatro años atrás.

Los problemas económicos de Irán se vieron exacerbados por las sanciones impuestas al país por el imperialismo estadounidense, lo que significa  grandes dificultades para vender su petróleo y, si esto sucede, no podría obtener su verdadero valor por él. En consecuencia, las exportaciones iraníes de petróleo cayeron a poco más de la mitad,  en la medida que es objeto de la voluntad de los importadores.

Debido a las sanciones, Irán está perdiendo su más importante fuente de ingresos y, en los pasados cuatro años, se ha visto forzado a utilizar sus reservas de moneda extranjera, lo que provocó una devaluación del rial y una gran inflación.

Otra similitud entre Irán y los países árabes es que el 60% de la  población iraní tiene menos de 30 años. Esto significa que la juventud enfrenta tasas de desempleo más altas que las generaciones anteriores. Además, 750.000 jóvenes entre en el mercado de trabajo cada año, lo  que complica el problema de desempleo,  ya que la economía no es capaz de absorbes este número.

Todos estos factores son una receta para incrementar la rabia y el descontento que impulsa las clases bajas y medias hacia la rebelión. Esto se ha materializado en las protestas en Arabistán y Mahabad. ¿Son los hechos actuales en Irán el presagio de la revolución? Tal vez. Lo que es cierto, sin embargo, es que la revolución será el resultado de los factores antes mencionados.

Los sectores más pobres de la  sociedad buscarán cambiar su nivel de vida y los grupos nacionales de Irán  también buscarán mejorar su situación. Y las modernas clases medias buscarán destruir el autoritario sistema que impone la “autoridad basada en Dios” sobre el pueblo.

Esto podría ser demorado por el resultado de las negociaciones con EE.UU, si las sanciones son liberadas como parte del acuerdo nuclear. Quizás esto explique el apuro del régimen de  Irán en alcanzar este acuerdo para prevenir una revolución dentro de sus fronteras. Pero las cosas ya parecen haber ido demasiado lejos con una profunda crisis en la sociedad iraní. Irán será con seguridad testigo de una revolución.

Traducción: Marcelo Korman

Sobre el autor:

Salameh Kaileh es un destacado intelectual y activista palestino-Sirio. Nació en la ciudad de Birzeit (Palestina) en 1955. Es graduado en Ciencias Politicas en la Universidad de Bagdad (1979).

Es miembro de la resistencia palestina y de la izquierda árabe desde entonces. Actualmente enfrenta acusaciones de las autoridades de Israel por acciones de resistencia. Estuvo preso en Siria durante el gobierno de Hafez al-Assad, entre 1992 y 2000. Después, fue arrestado porel gobierno de Bashar al-Assad por su participación en la revolución siria, en el verano de 2012 y fue torturado por la inteligencia de la Fuerza Aérea. Luego fue deportado a Jordania, a pesar de estar casado con una mujer siria.

Colabora regularmente con varios periódicos y revistas y ha publicado más de 20 libros.

 

* Este artículo fue publicado inicialmente en www.alarabi.co.uk,  el 14 de mayo de 2015.

http://www.alaraby.co.uk/english/comment/2015/5/14/a-message-to-iran-the-revolution-is-coming