El pasado 23 de noviembre se celebró un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Sabadell para aprobar los primeros presupuestos municipales ya dentro del marco de la pandemia de la Covid19. Los dos grupos del gobierno municipal (PSC y Podemos) juntamente con Junts per Sabadell han avalado unas cuentas que prevén aumentar el gasto en la ciudad hasta los 233,38 millones de euros (+3% respecto al 2020). Según la alcaldesa, “no pueden solucionar el problema económico de la COVID desde el Ayuntamiento puesto que necesitamos más ayuda de los gobierno central y catalán; creemos que congelar las ordenanzas ya es una medida”.
Por otro lado, la precariedad ha golpeado fuertemente a Sabadell. Según los últimos datos, 15.063 personas han perdido el trabajo durante el 2020 esto supone el 14,6% de la población activa. La afectación de la Covid-19 ha condicionado este baile de números y ha deshecho la tendencia de reducción experimentada los últimos 7 años desde el 2013, a pesar de que siempre ha estado lejos del nivel de ocupación pre-crisis (2008). A estos datos también hay que añadir los afectados por ERTEs, con un futuro incierto.
Por otro lado, la miseria y la pobreza han aumentado: varias ONG’s han alertado del hecho que ha habido un aumento de nuevos usuarios que anteriormente no los habían necesitado. Por otro lado, a pesar de la «tregua» de la primera ola, los desahucios han aumentado, afectando a las familias y personas más vulnerables. Todo esto en una ciudad que dispone de una gran cantidad de viviendas vacías, muchas de ellas en manos de bancos y grandes propietarios.
Para acabar, desde el año 2010 el hospital Taulí ha sufrido recortes en las condiciones laborales del personal sanitario, como bajada de salarios y de días de descanso, incrementos de jornadas o despidos. Además, se cerraron plantas hospitalarias y quirófanos por las tardes y se redujeron presupuestos, visitas y pruebas complementarias, provocando listas de esperas interminables.
Unas inversiones que no combaten ni la pandemia ni la crisis
Ante un momento excepcional como el que estamos viviendo, donde la crisis epidémica y económica cada vez golpea a los más desfavorecidos, estos presupuestos no parten de las necesidades reales de la clase trabajadora y los más necesitados para afrontar el empeoramiento de las condiciones de vida. Por todo esto son, desde nuestro punto de vista, unos presupuestos inservibles.
Respecto a sus “políticas sociales”, tan sólo representarán el 9,26% de los presupuestos totales, es decir unos 21,6 millones de euros que, lejos de ir destinados a solucionar el problema sociosanitario de nuestra ciudad, se difuminan en “mejoras” insustanciales de algunas equipaciones.
¡Todo esto en el contexto actual, de momento excepcional, donde los desahucios están al orden del día, donde la sanidad se ha visto desbordada por la pandemia, donde la educación y la cultura están gravemente heridas!
Ciertamente, no son competencias del municipio. Ahora bien, el hecho que desde el Ayuntamiento de Sabadell no se pusiera al frente para liderar una demanda de más recursos para la sanidad y la educación, que tampoco destine parte del presupuesto a reforzar estas áreas, más allá de colaborar en la operación de marketing del ejército, que no haya movido ni un dedo para reforzar o proteger el sistema sanitario o educativo, aunque sea en concepto de anticipo. Todos estos hechos denotan claramente cuáles son sus prioridades y que seguramente, aunque sí tuviera las competencias, nada sería diferente.
Respecto a obras públicas, recuerdan en el estilo, a los de la era Bustos, así pues, la coalición PSC-PODEMOS prevé invertir unos 19,6 millones de euros (8,4% del presupuesto total) en una serie de obras públicas que “mejoren” los espacios verdes, “pacifiquen” algunos sectores y se hagan “más amables” algunas avenidas. También es especialmente destacable que éstas, se focalizan en el centro de la ciudad, abandonado las inversiones en los barrios periféricos, donde se concentra la clase trabajadora. Parece que gastar miles de euros en luces de navidad para decorar el centro es más importante que hacer políticas sociales reales.
Por otro lado, con respecto del Área de seguridad ciudadana, y ante las polémicas de la compra de teasers a la policía municipal, el Ayuntamiento de Sabadell destinará a políticas de Espacio Público y Seguridad 18,42 millones de euros (7.89% de los presupuestos totales) en parte destinadas a estas pistolas. Por otro lado, instalarán cámaras de seguridad en la Plaza Picasso, a Can Puiggener y el Eix Macià. Curiosamente, en este aspecto, los barrios «periféricos» salen ganando… ¡La represión, como bien conoce el PSC en nuestra ciudad, tiene que ser un factor más que necesario!
La cara B de los presupuestos
Lo que se dice en estos presupuestos es importante, pero casi tanto como lo que no se dice: ¿cómo hará frente el gobierno municipal a la crisis sanitaria y social que está habiendo y que todavía tiene que desarrollarse mucho más? ¿Cómo gestionará la vivienda, exigencia que en Sabadell cobra mucha importancia desde hace años y que evidencia un profundo problema a nivel municipal?
No plantean una salida a la situación extrema que se ha vivido a las residencias, ni replantea el modelo privado de este servicio imprescindible donde, al final, son los residentes y las trabajadoras los que han tenido que pagar las miserias de la crisis. Es necesario un servicio completamente público tanto en la gestión como en la titularidad. No solucionan el problema de la vivienda en Sabadell más allá de un albergue temporal que, una vez finalice este período, volverá a dejar a la gente sin hogar en la calle ni revierten los recortes y la imposición de la gestión pública-privada del Taulí en mano de la Generalitat, que llevaron a su colapso.
La situación actual exige parar todos los desahucios de forma inmediata e indefinida, teniendo como objetivo, la expropiación sin indemnización de aquellos pisos vacíos en manos de los bancos, especialmente, de aquellos que son usados para especular y/o van acumulando deudas con su comunidad. Estos pisos tienen que estar destinados a ofrecer alternativas habitacionales a las personas sin hogar y a las mujeres y menores víctimas de violencia machista, sectores más golpeados por la crisis.
Para empezar, es relevante destacar el gasto ordinario de 30 millones de euros (12,85% del presupuesto total) asignadas a recogidas de residuos y limpieza, servicio que, como bien sabemos, el Ayuntamiento tiene desmunicipalizado. Este es el principal gasto corriente del presupuesto. ¿Realmente sale más económico que la remunicipalización?
En Sabadell, necesitamos un plan de choque socio-sanitario urgente
En resumen, se trata de unos presupuestos insuficientes, que no solventan las necesidades de emergencia social. Queda patente cuáles son los intereses del gobierno que ante la muerte de negocios muy pequeños proponen medidas “de ayuda” totalmente insuficientes mientras deja que grandes multinacionales como Ikea y Amazon hagan propaganda financiando las decoraciones navideñas.
La ineficiencia de un gobierno municipal que, lejos de asumir su responsabilidad y encabezar la situación, acelerando los procesos de atención y solución de los problemas, se ha dedicado a enmascarar los presupuestos, revistiéndolos de obras vistosas, para intentar sacar todo el rédito político posible sin solucionar nada.
Ante estos presupuestos exigimos la necesidad de un plan de choque que imponga medidas reales que den respuesta a las necesidades de urgencia social, unos presupuestos centrados para financiar un plan que revierta el estado de urgencia en el que nos encontramos inmersos. Es por eso que no tenemos que contar tan solo con los 233,38 millones, sino que tenemos que decir no al deterioro de los servicios públicos imprescindibles y fundamentales para garantizar las necesidades de la población. Al final, todo es cuestión de prioridades, y el gobierno municipal ya ha dejado claro cuáles son las suyas.
Este plan de choque, tiene que tener como ejes centrales:
- Garantía de suministros básicos para todo el mundo! Ni un desahucio ni ahora ni después de la crisis de la COVID-19. Expropiación de los pisos vacíos de la ciudad para ofrecer alternativas habitacionales a las personas sin hogar y a las mujeres y menores víctimas de violencia machista.
- Garantizar recursos y material de protección (EPI’s) para los trabajadores/as. ¡Sin protección, no trabajamos! Producción y distribución planificada de los recursos.
- Municipalización sin indemnización de los servicios imprescindibles y estratégicos: residencias, SMATSA, servicios intrahospitalarios. ¡Nacionalización del hospital Taulí y Quirón Salud! Su intervención, tarde y con coste asociado, es insuficiente. Necesitamos servicios públicos, gratuitos y de calidad.
- Anulación de todos los despidos y ERES derivados de la crisis de la COVID-19! Condiciones y salarios dignos para todos los trabajadores/as sin distinción.
- Más recursos y personal para garantizar la igualdad de condiciones en la educación. ¡Por una Educación, pública, gratuita y de calidad!
Somos plenamente conscientes que conseguir las medidas que propongamos no es una tarea fácil. Son medidas que, para implantarlas, hay que desbordar la lógica de funcionamiento del gobierno municipal. Desgraciadamente, son las únicas que permiten aportar soluciones y que perduren en el tiempo. El único camino posible para llevarlo a cabo es la unificación de luchas y reivindicaciones, la autoorganización desde abajo para tomar estas medidas. Hay que reforzar las organizaciones que intentan dar respuesta, ahora más que nunca, hay que profundizar en este camino. También somos conscientes que éstas, sólo las podremos conseguir con la fuerza de la propia organización de la clase obrera junto con los sectores populares.
En Corriente Roja creemos que quienes estamos pagando esta crisis sanitaria somos los únicos que podemos transformar la realidad. Tenemos que trabajar para construir la ofensiva ante los ataques que vendrán con la “nueva normalidad” y que el gobierno municipal sabemos que aplicará. Construir la unidad de acción entorno a los movimientos y organizaciones de Sabadell, para defender un programa unitario que sea capaz de dar respuesta a las necesidades de urgencia social.