La nueva Ley de la Memoria Histórica que el gobierno quiere aprobar, ¿supondrá que todas las instituciones del Estado, desde el Jefe del Estado hasta el último ayuntamiento, van a votar una condena expresa de la dictadura franquista? ¿Supondrá que con ella, el Rey perderá su título, como tantos otros títulos nobiliarios que otorgó el franquismo?
¿Se anulará la Ley de Amnistía por la que, no sólo los responsables de los crímenes del franquismo se libraron y se libran de pasar por los juzgados, sino que se perdonaron los saqueos, robos, expropiaciones de propiedades republicanas, privadas y colectivas como el patrimonio de partidos y sindicatos, y que en muchas ocasiones sirvieron para enriquecer a los jerarcas del franquismo?
Pero no sólo eso, ¿se investigará la utilización de presos políticos como esclavos por muchas grandes empresas, cuyos herederos se sientan hoy en consejos de administración del IBEX 35, expropiándoles los bienes conseguidos gracias a la legislación franquista? Según datos, el 60% de los consejeros de esas grandes empresas son herederos de empresarios que hicieron su fortuna bajo el franquismo.
¿Se denunciará y romperá el Concordato con el Vaticano? Que mantiene la dependencia del Estado Español de la Iglesia Católica, a la que se le pagan miles de millones de los impuestos de todos y todas, directa e indirectamente, a través de la exención del pago de impuestos.
¿Se disolverá la Audiencia Nacional? Heredera directa del franquista Tribunal de Orden Público; que fue constituida al día siguiente de la disolución de éste, y con los mismos componentes.
¿Se depurará el aparato judicial? Lleno hasta la bandera de jueces herederos del franquismo, como los de la Audiencia Nacional, y miembros de una de la de las órdenes religiosas que tuvieron más poder en la dictadura, el Opus Dei.
¿El gobierno tiene previsto que dentro del Estado, como consecuencia de la Transición, perviven todas estas instituciones franquistas y que sin su desaparición la ley sólo es un saludo a la bandera? Porque supondría ser coherentes la desaparición de la monarquía, que es la principal institución derivada del régimen franquista.
¿Es consciente de que esta ley abre el melón que el capital español y europeo quiere mantener cerrado, el de la estabilidad del régimen del 78? ¿Que el rechazo a abrirlo no sólo va a ser parlamentario? Sino que desde Vox y el PP, además de las instituciones afectadas así sea sin nombrarlas, van a convocar a todas las fuerzas humanas y divinas para evitar su aprobación.
La Ley que quiere aprobar el gobierno es para desviar la lucha por un referéndum Monarquía o República, limitando la justicia y reparación de los crímenes del franquismo a unas declaraciones formales, sin consecuencias prácticas, salvo para algún individuo que pierda su “título nobiliario”, o para las familias que por fin recuperen a sus desaparecidos; pero los crímenes del franquismo fueron tan duros y perviven todavía en la impunidad de los responsables, así como en las instituciones que él mismo creó.
Esto es lo que la Ley no quiere tocar, la derogación de la Ley de Amnistía, la disolución de todas las instituciones heredadas del franquismo, la monarquía al frente, la depuración de responsabilidades políticas y económicas.
Quiere hacer como se hace todo en el Estado Español, sin romper realmente con el pasado, sólo superponer una ley de “punto final” (la de amnistía) a una Ley de la Memoria Histórica, sin decir que una y otra son incompatibles. Quieren cerrar el mito de las “dos Españas”, manteniendo las leyes de las “dos Españas” en paralelo.
Un jefe del Estado heredero de la institución que creó el franquismo en el 69, junto con un parlamento democrático (más o menos); un aparato judicial con dos tribunales políticos, el Tribunal Constitucional y el heredero del TOP, la Audiencia Nacional; una distribución provincial basada en la estructura centralista del Estado que el franquismo mantuvo a cañonazos, las diputaciones y los municipios, …
Esta base institucional y orgánica es tan hija del franquismo como los títulos nobiliarios que Franco regaló a sus amigos; y no se puede decir que es una verdadera “Memoria Histórica” hasta que no se acabe con ambos.
De nuevo, el PSOE, con una terminología un poco más radical -aunque ya veremos cómo acaba-, quiere vender gato por liebre, para no encarar la única discusión posible: cómo avanzamos en la apertura de un proceso constituyente, incluyendo el derecho de las naciones a decidir su relación con el Estado, que rompa con todos los elementos heredados del franquismo.
Es, en fin, el uso de las “victorias simbólicas” muy del gusto de reformistas y neo-reformistas pos marxistas, para legitimar el tinglado montado y desmovilizar a la población en su lucha por la ruptura definitiva con el franquismo y el referéndum Monarquía /República.