En la noche del 11 para el 12 de agosto, varias figuras políticas recibieron amenazas del grupo neonazi Nova Ordem de Avis-Resistência Nacional, sobre que tendrían que dejar el territorio nacional dentro de las 48 horas o ellos y sus familias sufrirían las consecuencias. El activista Danilo Moreira, militante de Em Luta y dirigente del Sindicato de los Trabajadores de Call Center, fue directamente alcanzado por estas amenazas.
Entre las figuras políticas blanco de este ataque están también las diputadas Beatriz Gomes Dias, Mariana Mortágua (ambas del Bloco de Esquerda) y Joacine Katar Moreira (diputada no inscripta), Mamadou Ba (dirigente del SOS Racismo), el dirigente del MAS, Vasco Santos, y varios activistas de grupos antifascistas y antirracistas. Estas amenazas vienen a continuación de otras al grupo SOS Racismo y de una manifestación ilegal el pasado 7 de agosto frente a su sede, al estilo Ku Klux Klan, con algunas decenas de personas de cara tapa con máscaras y con antorchas, con el objetivo claro de intimidar y destruir (incluso físicamente) la acción de luchadores antirracistas y antifascistas.
Repudiamos vehementemente estas amenazas y expresamos nuestra solidaridad a todos los que fueron blanco de las mismas, independientemente de las diferencias que nos separan. Exigimos que la justicia investigue y castigue inmediatamente a las personas y organizaciones por detrás de estas amenazas, haciendo cumplir la ley que prohíbe organizaciones de tipo racista y fascista en Portugal. El gobierno PS de Costa, que dice defender la democracia y tiene una historia en la lucha contra la dictadura portuguesa, tiene que castigar inmediatamente estas organizaciones, así como sus ramificaciones dentro de la policía; el gobierno portugués es responsable, hoy, por la vida y la integridad física de estas diez figuras y activistas, y tiene que acabar de una vez por todas con la impunidad que da espacio a la actuación criminal de estas organizaciones. El PCP y el BE, que dicen ser contra el racismo y el fascismo y defender a los trabajadores, tienen que pasar de palabras a actos y ponerse en la línea de frente de la lucha contra la escalada criminal y antidemocrática de estas organizaciones.
Pero no basta esperar que las instituciones de la democracia de los ricos defiendan a los trabajadores, a sus sectores oprimidos y a sus luchadores. Para responder y parar esta escalada de amenazas es preciso construir una gran movilización de respuesta, que junte el movimiento antirracista, las organizaciones del movimiento obrero (CGTP, UGT, sindicatos y CTs) y todas las organizaciones democráticas (PS, PCP y Bloco de Esqueda, etc.).
Estas acciones surgen en un momento en que existe un crescendo de la lucha antirracista en Portugal y en el mundo. El racismo estructural que prevalece en Portugal ha sido denunciado como factor que agrava las condiciones de trabajo y de vida de los negros, negras e inmigrantes, más expuestos a los bajos salarios, la precariedad y a las malas condiciones de vivienda. La crisis económica que ahora se inicia, en el marco de la pandemia ha puesto al desnudo el drama económico y social por el que pasan muchos trabajadores y, en particular, los trabajadores negros e inmigrantes.
Conscientes de esta situación, millares de personas salieron a las calles el 6 de junio, contra la muerte de George Floyd a manos de la policía de los Estados Unidos, y el 31 de julio, pidiendo justicia por la muerte de Bruno Candé a manos de un combatiente de la guerra colonial portuguesa.
Estas movilizaciones ocurrieron al mismo tiempo que asistimos al crecimiento del partido de extrema derecha Chega. Luego de la elección de su diputado André Ventura, el Chega surge ligado a la organización de dos manifestaciones donde se afirmó que Portugal no es racista, lo que significa una defensa del asesino de Bruno Candé y da aliento al crecimiento de estos grupos.
No por casualidad, todo apunta a que este nuevo grupo haya sido creado por miembros del Chega que eran de la ex Nova Ordem Social, ligada a Mário Machado, del PNR y de los Hammer Skins, organizaciones de carácter neonazi y criminales, y que integran varios de los condenados por el asesinato de Alcino Monteiro, el 10 de junio de 1995.
La clase trabajadora y sus organizaciones, así como todos aquellos que defienden los derechos democráticos más básicos, no pueden quedar indiferentes al crescendo de la actuación de estas organizaciones. Desengáñense los que piensan que este es un problema de los negros o de la lucha antirracista. Los mismos señores que quieren expulsar de Portugal a los luchadores antirracistas y antifascistas son los que defienden la destrucción de la salud y la educación públicas, que defienden el quite de derechos laborales a quien trabaja o la liberalización aún mayor del mercado de las rentas. Son los mismos que culpan a negros e inmigrantes por la desgracia del país mientras protegen a los banqueros y los grandes burgueses que roban todos los días a los trabajadores, a los pequeños comerciantes y a la población más pobre; no por casualidad el Chega de Ventura es financiado por señores como el dueño de las tintas Barbot, de la Hifly o de la Castrol. Son los mismos que defienden mano libre de la policía para actuar y un régimen “más musculoso” (un eufemismo de muchas dictaduras), y que no tendrán ningún problema en reprimir a los trabajadores que se levanten contra el patrón o el gobierno. Son los mismos que defienden a Bolsonaro y Trump, que dejan morir a millones en sus países en nombre de las ganancias de los grandes capitalistas. Son los mismos que son mansos con las imposiciones de la UE y la sumisión a los EEUU, pero que quieren mano fuerte contra los países semicoloniales y contra aquellos que huyen de la pobreza y del hambre en busca de una vida mejor, como tantos trabajadores portugueses hicieron y continúan haciendo hoy. Por eso, este es un problema que concierne a todos los trabajadores.
Es la política de los sucesivos gobiernos del PS (en los últimos años apoyado por el PCP y el BE) y del PSD/CDS, que han perpetrado ataques tras ataques a la clase trabajadora lo que está en el origen de la desesperación que lleva al crecimiento del Chega y de las organizaciones neonazis. ¡Pero no hay ninguna derecha antisistema! La política de división de la clase trabajadora llevada a cabo por el Chega y por las organizaciones neonazis como el Resistência Nacional solo favorecen a los grandes patrones del sistema y representan más miseria para quien trabaja. En lugar de cambio, agravan los problemas con los que nos deparamos hoy.
El cambio vendrá de la organización y la unión de los explotados y oprimidos contra los grandes patrones y banqueros, que son los verdaderos privilegiados y beneficiados del sistema, que Ventura, tal como los restantes partidos del sistema, quiere defender.
- ¡Repudio a cualquier amenaza de los grupos neonazis! ¡Solidaridad con todos los puestos en su mira!
- ¡Investigación y castigo inmediato a los responsables!
- ¡Por una gran movilización de respuesta a estas amenazas de carácter racista y fascista, que junte el movimiento antirracista, las organizaciones del movimiento obrero (CGTP, UGT, sindicatos y CTs) y todas las organizaciones democráticas (PS, PCP, Bloco de Esquerda, etc.)!
Artículo publicado en https://emluta.net, 13/8/2020.-
Traducción: Natalia Estrada.