Ya ha saltado al honor de las crónicas mundiales el caso del Sea Watch, barco que forma parte de la flota de acción no gubernamental llamada Mediterranea Saving Humans. Esta experiencia autoorganizada de monitoreo del Mediterráneo central ha tomado forma y cuerpo al día siguiente de la criminalización de las Ongs oficiales que, a causa de continuas vejaciones y represalias por parte de distintos gobiernos italianos de cada color, han sido obligadas a retirarse.

 

Sostenemos la valiente elección de la comandante Carola Rackete que ha asumido la responsabilidad de forzar el absurdo bloqueo impuesto por el ministro del Interior [y vice primer ministro] Matteo Salvini, conocido como «ministro del miedo y del odio» (del racista partido Liga ahora en el gobierno en Italia), la noche del 29 de junio.

La audaz elección de la alemana de 31 años, de hecho ha polarizado también a la opinión pública nacional: de una parte, la facción contraria a todo tipo de desembarque, capitana del mismo Salvini que ha dirigido a los propios partidarios a una campaña de rasgos vergonzosamente machistas y sexistas además de racistas; de la otra parte la tripulación misma del Sea Watch y los activistas antirracistas de todo el país, que enseguida procuraron la organización de una nutrida serie de cadenas de solidaridad e iniciativas (manifestaciones, vigilancia, etc.) de recolección de fondos en favor de la misma capitana, mientras tanto confinada a detención domiciliaria.

El 2 de julio, Carola Rackete ha sido puesta en libertad porque ninguna de las hipótesis contra ella han dado resultado. Incluso la magistratura burguesa, que usualmente se ubica del lado del capital y de sus leyes deshumanas, en este caso fue obligada a admitir que salvar vidas humanas no es un delito: el estado de necesidad de los náufragos y el código de navegación están por encima del odio racista.

Mientras escribimos este artículo, ya están en marcha nuevas operaciones de salvataje, operando con otras embarcaciones de la misma Mediterranea Saving Humans: a la tenacidad de las tripulaciones estamos seguros seguirá el sostén concreto y continuo de solidarios en movilización continua. Es crucial que el impulso muy importante de este movimiento sirva también para reforzar movilizaciones que se han estado desarrollando para rechazar el “decreto Salvini bis” que, después de otro decreto análogo ya aprobado en el parlamento en noviembre (con votos a favor de ambos partidos racistas y populistas en el gobierno, Liga y M5S), limita posteriormente el derecho de disenso, de huelga, de movilizaciones y endurece las medidas racistas: el “decreto Salvini bis”, no solo castiga penalmente y multa a quien salva hombres y mujeres que se están ahogando en el mar, sino que impone incluso ¡años de prisión por asambleas no autorizadas en lugar público o porque se arroja una granada de humo en manifestaciones! Son medidas vergonzosas, racistas y liberticidas, que se suman a aquella ya en vigencia que castiga con la cárcel los bloqueos de rutas (frecuentes durante las huelgas).[1]

Es necesario incluso promover una movilización y solidaridad internacional que se plantee como objetivo poner fin a la nueva trata de seres humanos: ¡mujeres, hombres y niños que huyen de la desesperación, del riesgo de ser brutalmente muertos para vender los órganos a los traficantes de turno, y que tienen el derecho de ser acogidos! El eslogan difundido en las movilizaciones antirracistas en Italia: “Restamos humanos” significa para nosotros resistir, organizarse y luchar contra la barbarie de un sistema capitalista cada día más deshumano, que, en nombre de las ganancias de pocos, no duda en dejar morir a decenas de miles de desesperados.

[1] Para conocer el contenido de estos vergonzosos decretos racistas y que coartan la libertad remitimos a la página del Frente de Lucha No Austerity: www.frontedilottanoausterity.org/19/notizie-in-evidenza/campagna-per-labolizione-del-decreto-salvini-bis-fronte-di-lotta-no-austerity/

Es bueno precisar que estos decretos, en continuidad con precedentes leyes racistas, emanan de los gobiernos de distintos colores.

Traducción: Natalia Estrada.