En unas elecciones marcadas por una fuerte polarización social el gran triunfador ha sido el PSOE, que sube de 85 diputados a 123. La amenaza del Trío de la derecha y en especial el espantajo de VOX, ha activado la participación en las zonas obreras, voto que ha recogido Pedro Sánchez, que se presentaba como la garantía de un gobierno más social y como un muro frente a la ultraderecha.

Como tantos trabajadores/as no podemos por menos que alegrarnos de la debacle del PP y la frustración del resto del Trío. La derecha que tras la debacle de UCD se juramentó para recoger a todas las familias en la casa común de la calle Génova, se dividió y de ahí la grata noticia de que Casado se rompió la crisma, Rivera sigue esperando el sorpasso que no llega y Vox demostró estar “sobrevalorado”. Hicieron de agitar disparates y un discurso reaccionario su mejor arma y el tiro les salió por la culata.

Mención aparte merecen los resultados en Euskadi y Cataluña. Una vez más, la realidad abofetea en la cara de quienes quieren imponer una España monocolor y sin diferencias nacionales. En ambos territorios, las elecciones han sido ganados con claridad por fuerzas nacionalistas o independentistas, incluso con sus líderes en «prisión provisional» desde hace más de un año. En Euskadi, la derecha no saca ningún escaño. En Cataluña C´s baja 600.000 votos desde las autonómicas del 21D y el PP queda con único escaño. 

Pero el resultado no nos puede hacer olvidar lo obvio, el PSOE sustentó su victoria en el voto del miedo. El gobierno de Sánchez, se sostenga con la aritmética parlamentaria que se sostenga, ni será social, ni será un muro contra la ultraderecha.

Y no lo será porque al PSOE por una parte, es un partido al servicio del Ibex 35. Es el partido de la Reforma Laboral, del Pensionazo y de la reforma del artículo 135 de la Constitución para sacralizar el pago de la deuda odiosa. En los recientes meses de gobierno de Sánchez, las cacareadas “medidas sociales” apenas han sido gestos de cara a la galería, mientras que no ha tocado ni siquiera las medidas más brutales del gobierno de Rajoy, como su Reforma Laboral o la Ley Mordaza.

Por otra parte, el PSOE (que no ha sido capaz de tomar las más elementales medidas de higiene democrática como exhumar al dictador Franco o retirar los honores al torturador “Billy el Niño”), no representará más que un muro de papel frente a la derecha y la ultraderecha. No sólo porque el PSOE sea el mejor paladín de la Monarquía y su sistema político, porque haya dado respaldo a la represión al referéndum catalán y a la prisión de los líderes independentistas, o porque haya mantenido la asesina política de fronteras cerradas.

El Gobierno de Sánchez, como todos su predecesores de «izquierdas» o «derechas» ha sido, es y será un gobierno burgués al dictado de la Unión Europea, el Banco Mundial y el FMI.

Estamos convencidos/as que aunque la clase trabajadora ha votado masivamente en esta ocasión al PSOE contra la derecha, ese respaldo no se mantendrá indefinidamente cuando Sánchez vuelva la espada a los derechos sociales de su propia base electoral, aplicando políticas de recortes. Que le hayan «prestado el voto» para parar al Trio de Colón es una cosa, que le hayan declarado «apoyo incondicional» es ya expresión de deseo de los dirigentes del aparato socialdemócrata.

Frente al nuevo gobierno y la derecha, construir la resistencia social

En Corriente Roja pensamos que la mejor vacuna contra la ultraderecha es desarrollar la lucha obrera y la resistencia social a los planes del nuevo gobierno. Gobierne quien gobierne, la situación es la que es. La desigualdad ha ahondado aún más la brecha entre ricos y pobres. La clase trabajadora sufre de manera generalizada bajos salarios y mayor precariedad. El problema de la vivienda sigue ahogando a miles y miles de familia. Nada de esto se arreglará ahora, salvo que la clase trabajadora organizada y en lucha tome la palabra e irrumpa en escena.

Lamentablemente, los líderes de Unidas Podemos han declarado desde el minuto cero un camino opuesto. Han pasado de denunciar al “Régimen del 78” y al bipartidismo, a enarbolar la mismísima Constitución del 78 como supuesto ariete para defender los derechos sociales y a conformarse con hacer de sostén de izquierda del PSOE. Los/as dirigentes de Unidas Podemos están en las antípodas de lo que el 15M reivindicaba.

Desde la lucha obrera, construir la izquierda revolucionaria

Corriente Roja en estas Elecciones no hemos apoyado ninguna candidatura. Es innegable que la izquierda revolucionaria sigue siendo demasiado pequeña para constituir una alternativa sólida en el actual panorama. No hay ningún atajo para solventar esta carencia. Se trata de construir, desde la lucha obrera y popular, desde la defensa de los derechos sociales y las libertades democráticas, una referencia anticapitalista, de ruptura con el Régimen monárquico del 78 y la UE y de lucha por una salida, obrera, democrática y socialista a la decadencia de este sistema capitalista.

Por ello, seguiremos a pie de tajo, en las manifestaciones del sindicalismo de clase y alternativo el 1º de Mayo, en las luchas obreras, estudiantiles y democráticas, confrontando al gobierno, venga quien venga y a la burocracia sindical que lo sostiene. Pero estaremos también presentes el próximo 26 de mayo en las Elecciones Europeas con una candidatura de trabajadores y trabajadoras en lucha. Encabezada por una trabajadora pública temporal en fraude de ley, un jornalero andaluz, una joven catalana y un pensionista. Llena de sindicalistas que han encabezado diferentes luchas obreras en la industria, el comercio o los servicios públicos. No sólo en la actualidad, sino en la historia del movimiento obrero, como las compañeras de la Jaeger Ibérica o de UPS de Vallecas. Con activistas de la lucha de la mujer y una activista trans por los derechos LGTBI. Y también con un trabajador rifeño en representación de todos aquellos/as migrantes que se ven privados de sus derechos políticos.

No son las elecciones el mejor terreno de lucha de la clase obrera, ni en ellas se van a solucionar los problemas de fondo, pero no renunciamos a ningún espacio, por pequeño o difícil que sea, para difundir la lucha obrera, para propagandizar un programa socialista y revolucionario y para llamar a los luchadores/as, hayan votado o no, a construir con nosotros/as una organización revolucionaria, de clase y de ruptura.