El presente año 2019 vendrá marcado por un intenso ciclo electoral (municipales, europeas, autonómicas y, quizá, también generales), que arrancó con las pasadas elecciones andaluzas. Como por todos es sabido, la irrupción de Vox y la conformación de un gobierno del PP y C´s, apoyado por la formación ultraderechista, fueron las principales novedades de la cita andaluza. Resultados que pueden repetirse con mayor o menor variación durante el año.
Sin echar de menos al PSOE, la conformación del nuevo gobierno es un pre anuncio de ataques a la clase trabajadora. El gobierno aún no empezó a funcionar y ya ha puesto al sector público, a las mujeres, a los trabajadores migrantes, al medio ambiente o a la memoria histórica en su diana. Más allá de la histriónica retórica de Vox contra Andalucía, las mujeres o los migrantes, los acuerdos alcanzados por los tres partidos muestran a las claras la similitud de los proyectos entre ellos, especialmente en lo económico, terreno donde las primeras medidas van encaminadas a beneficiar a los muy ricos. Con dichos acuerdos, Vox recibe oficialmente la pátina de respetabilidad que necesitaba.
Muchos activistas piensan que el nuevo gobierno inaugura un ciclo reaccionario, donde a lo máximo a lo que podemos aspirar es a atrincherarnos y resistir. Desde Corriente Roja no compartimos esa visión. El resultado electoral que ha provocado este nuevo gobierno ha sido provocado más por la alta abstención de la clase trabajadora, que por un fulgurante ascenso de las derechas. Y nosotros no nos escandalizamos de ello. ¿Para qué votar al PSOE, si después de 36 años de su gobierno, la clase trabajadora ha sufrido igual que donde gobierna el PP? ¿Para qué votar a Adelante Andalucía, si ya declaraban que su objetivo era sostener al PSOE?
¿Cómo combatir al nuevo gobierno?
Que la izquierda institucional saque menos votos no significa que la clase trabajadora esté derrotada. No es casualidad que el nuevo gobierno haya nacido acompañado de grandes movilizaciones, como fueron las de la juventud el día siguiente a las elecciones o las de los dos días de investidura protagonizadas por el movimiento feminista y los sindicatos Co.bas, SAT y CNT.
Opinamos que los planes que el nuevo gobierno no van a ser aceptados con pasividad, sino que luchas están por venir. Y para ello debemos prepararnos. Desde el movimiento obrero y los movimientos sociales nos toca tomar protagonismo en la calle con la movilización, para no permitir que ningún derecho social o democrático nos sea arrebatado. Ya hay algunas fechas marcadas en el calendario, como el 28F, las movilizaciones de trabajadores públicos temporales, el 8M o el Primero de Mayo.
Para nosotros, impulsar esas movilizaciones es la mejor manera de combatir al nuevo gobierno y a la ultraderecha. Rechazamos las manifestaciones simbólicas y de pequeño calado que proponen CCOO y UGT, que más bien buscan aliviar presión con movilizaciones controladas que hacer frente a los gobiernos. También rechazamos el frente que Podemos e IU proponen con el PSOE para “cerrar el paso a la derecha”, y que tienen su piedra de toque en los nuevos presupuesto generales (artículo adjunto en la página posterior). No ayuda a restar apoyos a la derecha que “la izquierda” aplique políticas anti sociales…
Necesitamos una alternativa revolucionaria
Contra el bloque reaccionario de las derechas, y como alternativa a la izquierda capitaneada por el PSOE, necesitamos construir desde las luchas una alternativa revolucionaria. No apostamos por plataformas electorales “amplias”, donde igual caben tendencias revolucionarias y otras que no lo son, y que para poder mantener la coherencia interna sólo pueden adoptar unas propuestas y una práctica centristas (en el mejor de los casos). Se trata de unificar los distintos movimientos y organizaciones obreras para la acción, partiendo de las luchas existentes, pero con el objetivo más estratégico de levantar un marco de propuestas y acciones comunes. En ello estamos Corriente Roja empeñados.