Pese a las mentiras mediáticas y culturales que buscan pintar a los sucesos de mayo de 1968 como “utopistas”, la realidad es que esos hechos fueron una gran revolución obrera y popular que fue traicionada y desmontada desde adentro. Pero 50 años después, el ejemplo de esos luchadores sigue vivo; y nos sigue dejando enseñanzas. El mejor homenaje al Mayo Francés que hoy hay en Francia es la lucha contra la reforma laboral de Macron que están librando los obreros franceses, apoyados por el movimiento estudiantil.

Salarios de hambre, juventud sin empleo, la educación manoseada por orden de los empresarios, un gobierno autoritario y represor: Los trabajadores y el pueblo de Francia llevaban años sufriendo y enfrentando las políticas de De Gaulle. Sus luchas, por lo general aisladas, iban creciendo en fuerza; al compás de las movilizaciones en apoyo a las luchas de las colonias, y luego contra la invasión yanqui a Vietnam.

 

Los estudiantes inician la rebelión

Con este panorama, entre marzo y mayo hubo diferentes protestas y tomas de facultades en repudio a la persecución de activistas contra la guerra de Vietnam, lo que produjo una escalada de represión y resistencia, que tuvo su pico el 3 de mayo, cuando los antidisturbios intentaron desalojar la Sorbona.

Tras estos incidentes, varios activistas estudiantiles fueron detenidos y procesados; causando más protestas y enfrentamientos. A la semana de los incidentes en la Sorbona, los barrios linderos a las facultades se llenaron de barricadas para parar a la policía. El Mayo Francés había comenzado.

 

La clase obrera entra en escena

La batalla de la noche del 10 de mayo contagió la rebeldía en el movimiento obrero, obligando a la CGT a llamar al paro general. Pero lejos de ser el paro tranquilo que los dirigentes querían; la clase obrera salió en masa a la calle, desbordando a sus jefes.

Durante los meses de mayo y junio, unos diez millones de obreros estuvieron de paro y movilización. Muchas fábricas fueron tomadas por sus obreros; en algunos casos, los gerentes y directores fueron tomados como rehenes por los operarios. En varios lugares surgieron organismos para coordinar y organizar las acciones y ocupaciones, y unirse a los diferentes sectores en lucha. El poder patronal era cuestionado en sus propias fábricas.

Y ya no estaban solos los obreros y los estudiantes. A medida que los días pasaban y la lucha crecía, más sectores se iban sumando a la lucha. Incluso en algunos cuarteles los soldados se pronunciaron a favor de las manifestaciones. Pero por imponente que era, la movilización no les había quitado el control de los sindicatos a los dirigentes traidores; y eso fue su fin.

 

El PC y la CGT entregan la lucha

Con el eje en los reclamos salariales, la CGT y otras centrales sindicales fueron al diálogo con un gobierno a punto de caer por la lucha de las masas. De esas reuniones, los sindicatos sacaron un aumento del 12%, y algunas que otras migas; a cambio de levantar la lucha. Y aunque a esa altura del proceso la CGT no tenía el poder de hacer que la clase obrera se replegarse, sí podía desmovilizar a los sectores más atrasados, dejando solos a los más luchadores.

Cerrado ese acuerdo, De Gaulle pasó al ataque. A lo largo de junio, aprovechó el abandono de la CGT para derrotar a los que quedaban luchando, lugar por lugar; dejando muertos, heridos y presos. A fines de ese mes, el gobierno cerró la crisis con unas elecciones que le dieron mayoría en el congreso, a costa del PS y del PC. Pero no pudo festejar mucho: por un lado, De Gaulle solo sobrevivió un año al Mayo Francés, siendo barrido en un referéndum; y por otro, las masas obreras y populares no solo continuaron la lucha, sino que su ejemplo se expandió por Europa y el mundo en los años siguientes.

Lecciones de una lucha heroica

Pese a su derrota, el Mayo Francés demostró una vez más la fuerza de la clase obrera. Pero volvió a confirmar que, sin librarse de los dirigentes traidores, no se puede ir a ningún lado; menos cuando se trataba de echar al gobierno y empezar a derrumbar el capitalismo, con en Francia en el ‘68.

El Mayo Francés demuestra también la necesidad de una organización dirigente que esté a la altura del coraje de las masas, nacida de los sectores más luchadores de la clase obrera, y que le arrebate el control de los sindicatos a los dirigentes amigos de la patronal. Y de una juventud que esté al servicio de las luchas de la clase obrera, convencida que es a partir de allí que se puede construir el futuro que el capitalismo nos niega, un futuro libre de explotación y opresión en el que podamos disfrutar la vida plenamente.