Aarón Farrash (A.F.) es un estudiante nicaragüense; él se encuentra  exiliado en Costa Rica luego de su ruptura con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 2009. Lo conocimos en el marco de las acciones de solidaridad con Nicaragua  que se impulsan desde el Partido de los Trabajadores, sección de la  Liga Internacional de los Trabajadores en Costa Rica.

A continuación transcribimos una primera entrevista que nos concedió para Socialismo Hoy Digital, de Costa Rica.

SH: ¿En qué momento decides romper con el FSLN y cuáles son los motivos?

A.F: A partir del 2008-2009 hay un desgaste dentro del partido, se cierran los espacios de reflexión, se empiezan a acallar las voces críticas a lo interno del partido y a generar molestias entre líderes de la vieja guardia y de la juventud que nos habíamos formado en ese momento en la última escuela de cuadros que tuvo el FSLN.

El partido me llama a pertenecer al Comité Nacional de la Juventud Sandinista, un comité más político que tenía más intervención en el partido;  se me incorpora siendo dirigente del movimiento estudiantil y se me da el espacio en el Comité Nacional.  Estando ahí empiezo a coordinar temas organizativos e institucionales de gobierno.

Conforme me involucraba en la dinámica del partido más me daba cuenta de que  aquel proyecto que se reivindicaba socialista se venía deformando y existía una práctica más apegada al dinero. Se creaban grupúsculos dentro del partido ligados a la corrupción; llegué a conocer personas que tenían hasta cuatro plazas dentro del Estado, gente que podía ganar hasta 85 mil córdobas mensuales y que cuando uno les preguntaba si era cierto te respondían con un sonrisa: “bueno, diay, es la oportunidad y hay que aprovecharla”.

Toda esa corrupción me comenzó a calar,  yo venía de un proceso de formación política donde todo lo que se me había enseñado era contrario a eso. Era una formación con visión socialista de cambios estructurales y me encuentro que el partido se había convertido en un partido demagogo, desgastado, que perdió totalmente el rumbo.  El FSLN pasa a ser una nueva elite, se convierte en una nueva burguesía, de hecho en ese momento ya en el Estado se empezaban a formar nuevos  ricos por el manejo excesivo de dinero y el derroche estatal.

Decidí renunciar al partido en noviembre del 2009 en un Comité Nacional de la Juventud después de que me impidieran hacer  una intervención, en ella  pedía que los fondos del Ministerio de Educación no se usaran para la campaña del FSLN.  Tomé la decisión de retirarme del partido como tal porque ya no lo miraba como un proyecto político socialista, sino como un sistema más parecido a lo que hay en muchos de los países capitalistas; lo que había entonces era un sistema manejado por mafias, donde se compran conciencias. Renuncié porque se había perdido todo sentido, toda racionalidad y mi decisión como joven, como buen revolucionario, fue dimitir y alejarme del partido, empezando una nueva etapa de lucha contra ese sistema opresor.

S.H: ¿Por qué definir hoy el régimen en Nicaragua como una dictadura?

A.F: La izquierda debería tener claro que en Nicaragua hay una dictadura y sobre todo que no se practica el socialismo. Lo que hay es un manejo del gran capital, una conducta muy obediente a todos los organismos financieros internacionales y un gobierno que tiene cooptado todos los poderes del Estado.

Creo que hay cuatro características básicas para hablar de una dictadura en Nicaragua:  la primera es que sistemáticamente se fue convirtiendo en un gobierno asistencial para que la gente dependiera de él;  en segundo lugar, la cooptación de todos los poderes de la República, como lo son el Consejo Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Nacional para usarlos en su favor y hacerle cambios a la Constitución. La tercera característica es la evolución de una dictadura solapada a un régimen de corte militar, muy represivo, a partir de que Daniel Ortega se da a la tarea de comprar a los altos mandos de la Policía Nacional y de las jefaturas del Ejército, pudiendo así  tenerlos a su servicio y aplacar por la fuerza cualquier manifestación opuesta al gobierno. La cuarta es la alianza que tiene Daniel Ortega con los sectores de poder, él mismo es a todas luces  una de las  personas más ricas en la región, que logró amasar 1500 millones de dólares de la cooperación venezolana y llevarlos a firmas privadas a través de negocios como Albanisa o  a través de las diversas dependencias de distribución de petróleo en Nicaragua. Hoy por hoy la familia Ortega es una de las mayores accionistas de empresas  en Nicaragua y mantiene controlado todos los sistemas de distribución, como es el caso de la distribución energética que les pertenece a los Ortega.

No se pueden obviar estos elementos y hacerlos a un lado, los cuales convierten al gobierno de Ortega en una dictadura con control total de los Poderes de la República, que logró tener el poder militar y llegó a cooptar el poder económico para someter al pueblo de una manera sistemática.

S.H. ¿Qué importancia tiene hoy en Nicaragua construir una verdadera izquierda opuesta al régimen de Ortega?

A.F. En Nicaragua hay una necesidad imperante de construir un partido y un gobierno socialista. El país tiene mucha riqueza y una cultura de trabajo increíble, la gente tiene un carácter solidario y el sistema socialista verdaderamente es una necesidad. Lo que pasa es que nuestro país ha sido gobernado por agentes que responden a políticas externas que no reflejan esa voluntad y esas necesidades del pueblo; desgraciadamente  los que han llegado al poder han sido gobiernos con pensamientos capitalistas que llevaron al país  a sus máximas expresiones de pobreza, por tanto se hace necesario la lucha por un verdadero sistema socialista sin explotación en toda Nicaragua.

S.H. ¿Qué te hace acercarte al PT en Costa Rica y decidirte a formar parte del proyecto que construye la LIT en Centroamérica?

A.F. Me acerqué en el marco de las acciones de solidaridad con Nicaragua que el partido impulso desde que estallaron las protestas. Tras conocer el partido vi un proyecto político socialista coherente y una estructura organizativa como la que anhelo para Nicaragua.  Veo en este partido una organización congruente con el combate a las políticas agresivas y sistémicas que rigen los gobiernos impuestas por los organismos financieros externos, una organización que reivindica el sector obrero y una fuerza que impulsa transformaciones sociales significativas hacia el verdadero socialismo.