La cuestión de la vivienda, acompañada de los violentos desahucios, es uno de los principales problemas de emergencia social que continuamos sufriendo. Lejos de promesas electorales, los desahucios no se han detenido. En Barcelona hay una decena cada día y muchas familias, principalmente en barrios como Ciutat Meridiana (Nou Barris), sólo encuentran una solución: ocupar bloques enteros.
Por Marina G. Morante
Como señala Carlos Macías, portavoz de la PAH, el estado español es el país europeo con más desahucios por día, con uno de los porcentajes de vivienda social más bajo y con más pisos vacíos. Últimamente, se ha puesto sobre la mesa una nueva realidad: hoy en día hay más desahucios que nunca en la ciudad de Barcelona y muchos de ellos son invisibles.
¿De qué realidad hablamos?
Actualmente, en la ciudad de Barcelona entre uno y dos desahucios de cada 10 son por impago de la hipoteca. Casi nueve desahucios de cada 10 son por impago del alquiler, cuyos precios se han disparado en Barcelona en dos años un 20% de media. Durante el 2015, el 87% de desahucios fueron producto del impago de alquiler.
¿Los bancos han dejado de desahuciar? No, siguen desahuciando y acaparando pisos vacíos que hemos pagado la clase trabajadora. Y se les han sumado nuevos socios: fondos de inversión («fondos buitre»), grandes inmobiliarias y grandes propietarios.
La tragedia, además, no es solo la expulsión del vecindario, ya que miles de vecinas y vecinos de la ciudad han sufrido y sufren acoso inmobiliario. Víctimas de llamadas permanentes, amenazas y chantajes, muchas familias se han visto forzadas a abandonar su casa.
En los últimos años se ha añadido el negocio descontrolado del turismo, que ha agravado las cosas. La oferta de pisos turísticos ha ido acompañada de una subida disparada de los alquileres, sobre todo en determinados distritos. Un ejemplo es Ciutat Vella, donde, por ejemplo, AirBnb ofrece 2.000 alojamientos turísticos aproximadamente y el alquiler ha subido entre un 13% y un 23%, dependiendo de la zona. Según informes del Ayuntamiento, el número de licencias de Viviendas de Uso Turístico, que en muchos casos presentan ilegalidades y son parte del foco del problema, ha aumentado de 2.349 a 9.608 desde el 2010. Existe una presión constante de las empresas turísticas para empobrecer nuestras vidas para su enriquecimiento.
Hay que revertir la situación
Hay, sin embargo, un aspecto de importancia crucial que no podemos dejar de lado: el escasísimo parque de alquiler social. Los pisos de alquiler representan el 30% del parque de vivienda barcelonesa pero sólo el 1,5% son públicos. Este aspecto, ligado a la escalada de desahucios por impago de alquiler, evidencia una realidad: si no hay un cambio estructural en la vivienda no hay futuro en los barrios de clase trabajadora.
El gobierno municipal de Ada Colau ha creado el SIPHO, un grupo de intermediación que interviene en caso de pérdida de vivienda y ocupación, pero ha renunciado a dar una solución estructural y de fondo, «radical», al problema de la vivienda, puesto que su actuación tiene como límite infranqueable el respeto más estricto a la legalidad. Una legalidad que es escandalosamente injusta con la clase trabajadora, en particular, con sus sectores más empobrecidos, y que forma un entramado de protección de los grandes intereses de los bancos y grandes inversionistas. Para no enfrentarse, el equipo de gobierno municipal de Ada Colau ha sacado el foco de los bancos y los fondos buitre.
Desde Corrent Roig entendemos que, más allá de aliviar las situaciones más extremas, las vías de solución pasan por impulsar la ocupación de los pisos de los bancos, fondos de inversión y grandes propietarios, crear un movimiento masivo de apoyo a las ocupaciones, ofrecer todo el apoyo a estas actuaciones «ilegales». Sólo así tendrá viabilidad la lucha para pasar estos pisos a manos públicas y destinarlos a alquiler social, ampliando el parque público de viviendas. Es así como podremos parar un problema que se va agravando con el tiempo.
Ada Colau y Barcelona en Comú tienen una gran responsabilidad. La solución no es canalizar todo dentro de la legalidad y esterilizar la lucha sino poner la institución al servicio de la lucha. Una lucha que necesita cuestionar y desbordar una legalidad injusta para avanzar y triunfar.
- Ni un solo desahucio más!
- Ocupación y expropiación de los pisos vacíos en manos de bancos, fondos buitre y grandes propietarios!
- Por un parque de vivienda pública!
Publicado originalmente en: http://www.correntroig.org/?p=2743