¡Feminicidios: El Estado es responsable!
Los recortes en el presupuesto contra la violencia machista alcanzan un 26% desde 2010, pese al aumento, totalmente insuficiente, de un 6,3% este año. Esta es la causa de que se hayan cerrado muchos puntos municipales de atención a la mujer, de la precariedad de recursos y la eliminación de muchos juzgados de violencia a la mujer, de la escasa formación de jueces y del personal que atiende a estas mujeres, o de que la protección a quienes la tienen concedida haya bajado un 24%. Tampoco hay suficientes campañas de prevención, ni ayudas económicas dignas. No hay planes de empleo ni suficientes alojamientos alternativos para quienes denuncian.
Por Laura Requena, de Málaga
Nuevo gobierno, más recortes
El nuevo gobierno del PP, aunque será un gobierno más débil que el anterior, viene a agravar aún más esta situación. La UE le exige un recorte adicional de 5.500 de euros el próximo año, que sin duda va a recaer en las mujeres trabajadoras. Recortes al ya de por sí exiguo presupuesto contra la violencia machista. Menos dinero en educación para servicios como aula matinal, comedores o actividades extraescolares, imprescindibles para nuestra inserción laboral o para que la educación sexual y en valores de igualdad deje de ser una asignatura pendiente, mientras persiste el machismo entre la adolescencia y la juventud. Recortes en políticas de igualdad que alcanzaron el 50% en la anterior legislatura, recortes en salud y servicios sociales como la partida de Dependencia que ha dejado a más de 300.000 personas, en su mayoría mujeres, sin la ayuda que les pertenece.
Muchas violencias, ninguna sin respuesta
Una de las caras más brutales del machismo, son las agresiones sexuales y violaciones colectivas. La histórica manifestación tras la agresión sufrida por una joven en los pasados sanfermines, forzó a muchos Ayuntamientos a poner en marcha medidas durante sus fiestas locales. Hay que organizarse para exigir que se mantengan y generalicen a otros municipios y que se considere y atienda a quienes sufren alguna agresión sexual, como víctimas de violencia machista.
Las mujeres tenemos más contratos temporales o a tiempo parcial, la brecha salarial se mantiene en el 20% y nuestras pensiones son 38% más bajas
Las sucesivas reformas laborales y la reforma de las pensiones, que son parte del plan de ajuste, tienen consecuencias para las mujeres. Tenemos más contratos temporales o a tiempo parcial, la brecha salarial se mantiene en el 20%, nuestras pensiones son 38% más bajas, continúa el acoso laboral y los despidos a embarazadas y el paro femenino es 3,5 puntos mayor. Esta situación es otra forma de violencia hacia las mujeres trabajadoras y dificulta a muchas salir de una relación afectiva de maltrato.
Las condiciones de miseria y pobreza, cada vez más extendidas en nuestros barrios, son también un caldo de cultivo para que la violencia y maltrato intrafamiliar se exacerbe hacia las mujeres y los menores, de cuyas necesidades el Estado no se está responsabilizando.
Es hora de retomar la lucha y la movilización
Venimos de una larga “borrachera electoral”, pero la realidad demuestra que cualquier medida a favor de las mujeres se debe arrancar a partir de la movilización. Este 25N tiene que ser parte de un plan de luchas que comienzan a organizarse para enfrentar los despidos que no cesan y el “paquetazo” que se nos viene encima del gobierno entrante, más preocupado por el pago de la deuda y el ajuste al déficit impuesto por la UE, que por la vida de las mujeres. Es por eso que a diferencia de otras organizaciones o de parte del movimiento feminista, ni pedimos ni creemos en ningún “pacto de estado” contra la violencia machista. Tampoco en un aparato judicial heredero del franquismo y al servicio de la burguesía. Pero hay que organizarse para exigir que se garantice la protección a las mujeres, que se acabe con la impunidad y que los culpables cumplan condena.
Contra toda forma de opresión, unidad de la clase.
Cualquier ataque a las mujeres, es un derecho menos para el conjunto de la clase trabajadora. Por eso las organizaciones populares, sindicales y estudiantiles de clase, deben tomar en sus manos la bandera por la lucha contra toda forma de opresión. Un primer paso es organizarnos mujeres y hombres en cada barrio y en cada lugar de trabajo y estudio para combatir toda discriminación y violencia y que movilizaciones como las Marchas de la Dignidad, levanten el “Ni Una Menos”, como parte del programa de la clase obrera. Ni una menos por redes de trata, ni por abortos clandestinos, ni por feminicidios….
Este 25N tiene que ser parte de un plan de luchas que comienzan a organizarse para enfrentar los despidos que no cesan y el “paquetazo” que se nos viene encima
Las recientes movilizaciones del miércoles negro en Argentina y otros lugares del mundo, marcan el camino a seguir en la unidad necesaria contra la violencia machista. Existe una comprensión cada vez mayor de que el causante de los males que aquejan al conjunto de la clase trabajadora, así como de la opresión de mujeres, inmigrantes, colectivo LGBTI, o jóvenes, es el sistema capitalista en que vivimos y de que es necesario luchar unidas y unidos para enfrentarlo y derribarlo.