A las seis de la tarde era la cita sitiada en un local donde confluyen Co.bas (Sindicato de Comisiones de Base) y Corriente Roja (organización anclada en la clase trabajadora y la juventud por la reconstrucción de una Internacional revolucionaria). Bajo la rúbrica de un encuentro/exposición para poner sobre la mesa la situación general del campo andaluz y concretamente la problemática latente de lxs jornalerxs de La Vega (trabajadorxs de Agrícola Espino y Baena Franco), se concentró, entorno a una mesa protagonizada por David Pérez (de la Plataforma de afectados por el PER y Co.bas), la jornalera Loli y un empleado de Ayuntamiento de Sevilla, un ambiente de suma atención, solidaridad y respeto.
Por Carlota Marín
Fue breve la introducción del primero para darle la palabra a Loli, la que detalló con esmero y sinceridad varios frentes abiertos en el injusto mundo jornalero, siendo la vivencia en primera persona la que aportó humanidad y cercanía al asunto. Poco descansada y muy esperanzada narraba su situación personal en cuando a factores que marcan su precariedad laboral y vital, desde la dificultad para reunir el total de 35 peonadas anuales por el fraude patronal hasta el proceso penal en el que se ven involucradas unas 2.000 familias jornaleras.
Es su condición de mujer, su edad de 52 años y su involucración con la causa judicial, lo que le ha llevado a afirmar que la situación actual del mundo laboral agrario va más allá de lo precario, es más, profundamente deteriorada en comparación con las vigentes cuando con 16 años trabajó por primera vez la tierra. El descontrol, el fraude y la arbitrariedad inundan las opciones de llevar a casa ingresos dignos, pues un conjunto de desempleo, elección a dedo, escapismo de lo legal, concentración de las tierras en un modelo latifundista, monopolización del poder sobre los jornaleros, rumbo de la PAC, desmantelamiento del sector agrario y llegada de mano de obra extranjera y barata, han ocasionado en ella una situación extremadamente complicada y turbulenta.
Sus vaivenes rutinarios vienen acompañados de lucha activa contra las sanciones cautelares impuestas por el SEPE de entre 2.500 y 3.000 euros, por incumplimiento de ambas empresas al no haber ingresado durante varios años las cotizaciones sociales de los trabajadorxs. También se les ha reclamado la devolución de las prestaciones por subsidio agrario cobradas, que en algunos casos llegaban a los 14.000 euros. Añadiendo la apertura de la vía penal (apoyada en la reforma del artículo 307 del Código Penal) con peticiones de prisión de seis meses a tres años por creer (sin pruebas) que hubo premeditación por parte de los trabajadorxs para defraudar en conjunto con los empresarios.
Además, hubo mención a la incomprensible política que llevan a cabo los terratenientes no rejuveneciendo el tejido de jornaleras, vetando la posibilidad de aprender del oficio campesino a jóvenes sin experiencia que requieren de una formación mínima. A lo mencionado se le suma la llegada de mano de obra emigrante, generalmente ilegal, muy barata y explotada, que aumenta las cantidades defraudadas en la aportación a las arcas públicas. Y no solo eso, afecta frontalmente al nivel de derechos y de contraprestación por el trabajo realizado por lxs nacionales que han dedicado su vida laboral a la tierra andaluza, sector básico de la economía autonómica.
El segundo en intervenir fue un empleado del Ayuntamiento de Sevilla, que por su condición de obrero y conciencia de unidad de clase, explicó su frente abierto contra la institución municipal como un ejemplo más que arrojar al saco del eterno ataque a la clase trabajadora por parte de un mismo ente: un Sistema opresor, profundamente injusto; un poder, profundamente arbitrario. También hizo crecer un atisbo de esperanza en la lucha activa como medio para la consecución de derechos o, mejor dicho, el no deterioro de los ya adquiridos, con el mensaje de su victoria conseguida.
Por otro lado, David Pérez (Co.bas y Corriente Roja), en lucha por la retirada de las sanciones interpuestas a los afectados del PER, por la eliminación de las 35 peonadas anuales y por la Reforma Agraria. Explicó con detalle los diferentes puntos destacados con los que la lucha jornalera convive, empezado con un énfasis en la precariedad del poco empleo que el sector ofrece, siguiendo con la cuestión del PER y en qué se han visto involucradxs lxs sujetos a este régimen de prestaciones sociales agrarias, para acabar haciendo calar la causa de la decadencia: el desmantelamiento del campo andaluz por la hegemónica Unión Europea.
Las empresas Baena Franco y Agrícola Espino mantuvieron a sus trabajadorxs sin seguro social, acumulando deudas de gran grosor con la Administración. ¿La consecuencia del fraude? La denuncia por supuesta estafa y connivencia, acarreando la devolución del paro agrario recibido (con intereses) durante el periodo fraudulento, la petición de cárcel de tres meses a seis años de y la necesidad de prorrogar cinco años más de trabajo en el campo para compensar lo no aportado a la SS. ¿Al entramado empresarial? No, a lxs jornalerxs receptorxs de las cuantías públicas, sujetos al Plan de Empleo Agrario. Este Plan asienta el derecho al paro agrario en base a una serie de requisitos, como completar 35 peonadas, haciendo ingresar así una mínima cantidad en los hogares fuera de las temporadas productivas del campo. Esto ha hecho poner entre la espada y la pared a unas 2000 familias de La Vega del Guadalquivir, sin capacidad para hacer frente a las consecuencias jurisdiccionales, incrédulxs ante la consideración de ellxs como parte culpable y no como víctima (de su empresa despótica y de la penuria), y viendo vital el mantenimiento de las prestaciones para su supervivencia básica.
David planteó también la distribución del campo andaluz, pues un 50% de las tierras se encuentran en manos de grandes latifundistas, grandes familias nobiliarias: la Casa de Alba, Domecq, Osuna, Hernández… Que cierran la puerta al aumento de la productividad y el empleo al mantener desutilizadas sus hectáreas. Y no es grave la posición de las altas esferas hacia su propia tierra y vecinos en comparación con la estructura que afianza el esquema, pues la UE y la disposición de la PAC alimenta dicho comportamiento al inyectar fondos al mantenimiento de las tierras improductivas.
A raíz de la mención del último agente “supraestatal”, viene el siguiente tema puesto sobre la mesa: el desmantelamiento del campo español y andaluz. Pues desde las consecuencias pagadas por la entrada en la UE en 1986 que forzaron la reconversión industrial, la desarticulación de numerosos sectores ha sido la tónica del mercado común. Si pasó con la siderurgia, la industria naval, grandes astilleros, Altos Hornos, no es tan descabellado descifrar las intenciones de debilitar el sector primario. Siendo claros los intereses de las grandes potencias europeas que buscan monopolizar los mercados, bien imponiendo cupos a la comercialización de productos españoles o fomentando lo expuesto sobre el destino de los fondos de la PAC, es fácil de advertir el beneficiario del proceso: el campo francés. El poder europeo busca del Sur un enorme complejo hotelero con única materia prima la del turismo de sol y playa, dejando el mercado laboral supeditado al empleo en servicios (extremadamente temporal, inestable y de reducido valor añadido).
Así pues, en grosso, lo descrito guionizó la tarde del sábado. El acto desembocó en la intervención de varias personas del público presente, destacando activistas estudiantiles, sindicalistas y progresistas obrerxs en general, lxs cuales expusieron su opinión sobre la situación del campo andaluz y jornaleras, extrapolando ello además a su causa concreta de lucha. Y poniendo mi piel de gallina, un anhelo salió de cada unx de lxs intervinientes: el apoyo unánime entre lxs sectores en movimiento, la unidad de la clase obrera y trabajadora.
Desde la ignorancia desde la que escribo, por ser navarra y desconocer la situación de esta comunidad, he querido plasmar con sinceridad el mensaje que me fue trasladado, las emociones que suscitó en mí escuchar de primera mano otra vertiente (para mí “desconocida”) de lucha obrera, la profundidad con la que me caló la realidad y las ganas de ampliar mi consciencia sobre la injusticia existente a todos los niveles. Comprendo cada vez más la fuerza inamovible que empuja al Sistema, comprendo a la falta de rendición y de sometimiento, conformismo, o amparo en el victimismo. Y sí, como no, que viva ¡Qué viva la lucha de la clase obrera!