La criminal agresión sionista a la Franja de Gaza vuelve como un boomerang sobre los agresores al ser el detonante de una fuerte crisis económica interna que seguramente se verá acentuada luego de la agresión sionista a Líbano y por el ataque de misiles efectuados por Irán. ¿Cuál puede ser el impacto político de esta crisis?

Por: Alejandro Iturbe

Según la Oficina Central de Estadísticas israelí, el PIB cayó 19,4% interanual en el cuatro trimestre de 2023 y “los resultados fueron mucho peores de lo esperado”[1]. Esta dinámica negativa de la economía israelí ha continuado este año. En julio de 2024, “El Banco de Israel rebajó sus previsiones de crecimiento de la economía nacional para 2024 a 1,5% [ndr. en 2022 había crecido 6%]… debido al ‘alto nivel’ de incertidumbre geopolítica y una mayor probabilidad de una guerra regional en varios frentes”[2].

En realidad, esta previsión está “maquillada” y deformada. La caída en la producción de bienes y servicios es muy grande (en especial, en el fortísimo sector privado).  Un informe de meses atrás analiza: El consumo privado se contrajo 26,9%, mientras que la inversión empresarial se desplomó 67,8%. Las exportaciones cayeron 18,3% y las importaciones 42%. Mientras tanto, el gasto público compensó parte de las pérdidas, con un aumento del 88,1%, principalmente en gastos de guerra”[3].

En ese marco, el Banco de Israel reconoce que Existen varios riesgos de una posible aceleración de la inflación: los acontecimientos geopolíticos y sus efectos sobre la actividad económica… y una depreciación del shekel”. Es interesante recordar que, en 1985, el Estado de Israel tuvo una hiperinflación de 500% anual que controló a partir de clásicas medidas capitalistas: ajuste fiscal, reducción del gasto público, reducción de la emisión y privatizaciones de empresas estatales[4]. Una política que es imposible repetir en las condiciones actuales.

Esconder el problema

Al analizar las causas y buscar salidas a esta crisis, se presentan diversas respuestas al interior del estado sionista. Algunos medios, han dicho que la baja de la actividad se debe en parte a la “falta de trabajadores”. Esto es totalmente cierto para la agricultura:”Las cosechas se pudren cerca de Gaza y Líbano. Las autoridades traen a toda prisa trabajadores de la India, Malaui y Sri Lanka para suplir la marcha de tailandeses, el veto a palestinos y la llamada a filas de israelíes”[5]Sin embargo, en la producción industrial, de tecnología y los servicios privados, ramas en las que hay una fuerte caída de la actividad, difícilmente “falten trabajadores”.

A principios de febrero, la conocida e influyente agencia internacional Moddy’s rebajó la calificación crediticia del Estado de Israel por “riesgos políticos y fiscales”. Ante este hecho,el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, respondió que “la economía de su país es fuerte”. Luego añadió: estamos en guerra. La calificación volverá a subir en el momento en que ganemos la guerra, y la ganaremos”.

Netanyahu elude referirse al impacto de “la guerra” en la economía (en esos momentos la sangrienta invasión a la Franja de Gaza), algo que el propio Banco de Israel reconoce. Al mismo tiempo, ante las grandes dificultades que enfrentaba en Gaza, “subió la apuesta” y regionalizó la guerra: atacó a Líbano y a Hezbollah, y así forzó una respuesta del régimen de Irán (el reciente ataque de misiles a Tel Aviv). En otras palabras, la transformó en una guerra en “varios frentes”.

Es decir, enfrentó una crisis económica interna originada en el impacto de “la guerra” con “más guerra”. Lo cierto es que lejos de “fortalecer” a la economía israelí, esta política y sus consecuencias han profundizado su crisis.

Netanyahu se apoya en el hecho que el imperialismo, en especial el estadounidense, mantienen su apoyo incondicional a su enclave a través de ayuda militar y tecnológica (como el refuerzo del escudo antimisiles ante el ataque de Irán).

Un éxodo de empresas

Una de las evidencias de esto es la salida del país (por ahora de modo temporario) de numerosas empresas extranjeras que operaban allí, a través de filiales propias o asociadas con empresas israelíes. Otras están estudiando hacerlo.

Los medios internacionales han reproducido un informe de la Agencia Reuters con un amplio listado que incluye empresas aéreas internacionales que han suspendido sus vuelos a Tel Aviv, bancos, empresas de tecnología y también cadenas comerciales. Entre ellas, decenas de tiendas de marcas españolas como Zara, Mango, Pull&Bear o Tous que se han sumado a la medida por resguardo ante el conflicto”.

Es muy significativo el caso de la empresa estadounidense Nvidia, líder internacional en la fabricación de chips para Inteligencia Artificial que realizó el año pasado importantes inversiones en Israel. Ante la situación en Gaza, Nvidia canceló la cumbre sobre IA que se iba a realizar en Tel Aviv (a la que asistirían sus representantes y altos ejecutivos de Microsoft, Amazon Web Services, Snowflake y Lenovo[6].

Lo más significativo es que este proceso también se da entre las empresas israelíes del sector privado que se ven afectadas en sus exportaciones por los resultados de la campaña BDS y también en la búsqueda de inversores internacionales. Un informe reciente, señala que «muchas empresas dirigidas por israelíes […] ya tienen su sede en Estados Unidos y mantienen una filial en Israel”[7].

Un “éxodo de ciudadanos”

Lo que sucede con las empresas israelíes es expresión de un proceso mucho más profundo, que ya viene desde hace varios años. Nos referimos al creciente número de ciudadanos israelíes, muchos de ellos de la elite intelectual y profesional, que abandonan el país “silenciosamente”, buscan una “solución individual” laboral y profesional y emigran hacia EE.UU. o Europa (sin renunciar a la ciudadanía israelí).

Sobre esta realidad, un medio español, analiza: Los médicos y la élite están abandonando Israel, ya que ‘sienten que no pertenecen allí’. En el caso de los médicos, las salidas se han multiplicado por diez, lo que los medios hebreos consideran ‘alarmante’[8].

Este éxodo de miles de ciudadanos israelíes de origen europeo (los askenazis) ha sido cubierto por la inmigración masiva de judíos de origen ruso que se han transformado en los colonos que ocupan las nuevas tierras ocupadas en Jerusalén oriental y Cisjordnia, con grandes privilegios por parte del estado. Por eso, son los más agresivos en la “defensa de Israel” contra los palestinos, con métodos fascistas.  

Los cambios y contradicciones en la sociedad israelí

En este punto, cabe referirse a los profundos cambios económicos y sociales que tuvo el Estado de Israel en las últimas décadas y cómo esos cambios han generado profundas contradicciones políticas en la sociedad israelí. Hemos dedicado a este tema numerosos artículos en esta página[9].

El estado sionista fue creado como un enclave militar del imperialismo en Medio Oriente,. Por ello, debe mantener un estado de “guerra permanente” contra los palestinos y los pueblos árabes y musulmanes. Durante varias décadas, la economía de este enclave imperialista se desarrolló impulsada y controlada directamente desde el Estado, financiado con la “ayuda externa” que enviaba el imperialismo estadounidense con fines militares y la que recaudaba el movimiento sionista internacional.

En ese contexto se desarrolló una industria de armamentos que, primero abastecía al ejército israelí, y luego comenzó a exportar. Con el tiempo, se fue especializando cada vez más en el desarrollo de tecnología con fines militares, en el de software y sistemas de seguridad y vigilancia.

A partir de finales de la década de 1980, esa economía estatal comenzó a ser privatizada. Una parte de esas empresas se transformaron en mixtas y otras directamente fueron vendidas. Sobre esa base, comenzaron a desarrollarse nuevas empresas privadas, especialmente en el sector de tecnología de seguridad y de software y sistemas en general. De modo minoritario, en otros rubros como farmacología y alimentos y bebidas. En 2022, las exportaciones israelíes llegaron a 165.000 millones de dólares, un 30% del PIB del país[10].

Surgió así una nueva burguesía privada “clásica” que estableció vasos comunicantes con los mercados internacionales a través de las exportaciones, las inversiones extranjeras y también con inversiones de burgueses israelíes en el exterior. Surgió también un nuevo sector de trabajadores especializados y profesionales, cuyo desarrollo personal y económico está ligado a esa nueva economía.

Ambos sectores tienen roces y contradicciones con Netanyahu y su política de “guerra permanente”, ya que perjudica sus negocios y sus carreras. Aspiran a vivir en un “Israel moderno, desarrollado y democrático” al estilo de algunos países imperialistas europeos. Quisieran algún tipo de “paz” para así desarrollar tranquilamente sus negocios y profesiones.

Esto los ha llevado a realizar grandes movilizaciones contra el gobierno de Netanyahu,. Fue el caso de a las que se opusieron la “reforma judicial” impulsada por el primer ministro. Mese después del inicio de la invasión a la Franja de Gaza, este sector apoyó y se sumó a las convocadas por las familias de los rehenes israelíes en Gaza que exigían al gobierno la firma de un acuerdo de “alto el fuego” que incluyese su liberación y su retorno[11]

Cada vez que el gobierno de Netanyahu y el “ala dura” enfrentan estas situaciones, responden con un nuevo avance de la “guerra permanente” y llaman a la “unidad” de la sociedad israelí frente al “enemigo”. Así lo hizo con la invasión a Gaza y, ahora, con el ataque a Líbano y la situación generada con Irán.

Ha logrado parte de su objetivo. Frente a las próximas elecciones parlamentarias, la invasión a Líbano ha aumentado la intención de voto a los partidos de la coalición oficialista y supera a su principal opositor Yair Lapid. Sin embargo, las predicciones no le dan una mayoría en la Knesset (Parlamento) y por eso ha incorporado a su gabinete a otro líder opositor (Gideon Saar), lo que aumenta sus posibilidades de formar nuevamente gobierno[12].

Más allá del resultado electoral, la experiencia reciente con la invasión a Gaza muestra que, inicialmente, Netanyahu consigue el efecto de “cerrar filas” y ganar apoyo, pero luego las contradicciones de la sociedad israelí volvieron a manifestarse en movilizaciones “contra la guerra”. La realidad mostrará si esta situación se repite. 

El límite insalvable límites de las contradicciones

Ante estas fuertes contradicciones y movilizaciones, varias organizaciones de la izquierda mundial han reforzado su propuesta que el principal camino para derrotar al estado sionista es la conformación de una alianza entre el pueblo palestino y la clase obrera israelí contra el “enemigo común” (el Estado y la burguesía sionistas). Es una propuesta equivocada porque esa alianza es objetivamente imposible de realizar.

Esas contradicciones tienen un límite insalvable: el Estado de Israel no es un país opresor/imperialista “normal” sino un enclave político-militar del imperialismo. Fue creado por las potencias imperialistas sobre la base del robo y la usurpación del territorio palestino, la expulsión violenta de ese pueblo de sus tierras y la instalación artificial de una población judía proveniente del extranjero. El sionismo fue la herramienta que utilizó el imperialismo para crear ese enclave.

En ese territorio robado a los palestinos se fue instalando, y continúa haciéndolo, una población extranjera (principalmente judíos de origen europeo, luego también de otros países) que fue construyendo su vida sobre las bases que hemos descrito. Las casas en que viven los obreros israelíes, las escuelas donde estudian sus hijos, las fábricas y campos en los que trabajan fueron construidos en las tierras que le robaron al pueblo palestino y de la que estos fueron expulsados. Toda la sociedad israelí (incluida la gran mayoría de su clase obrera) es consciente de ello y no está dispuesta a devolver esas tierras.

Es decir, también defienden el carácter de enclave de Israel (“lo robado a los palestinos ya es nuestro) y, en su abrumadora mayoría, nunca va a abandonar esa posición, aunque tengan contradicciones puntuales con Netanyahu y hagan movilizaciones contra él. 

Por eso, la “unidad nacional” en defensa del enclave predomina siempre por sobre las contradicciones internas de clase. Para la clase obrera israelí, la burguesía israelí no es un “enemigo común” que tiene con el pueblo palestino, sino su aliada en la defensa de la “patria judía de Israel” contra el “enemigo palestino”.  

El estado sionista tiene una abrumadora superioridad militar sobre el pueblo palestino. Más aún, con la ayuda tecnológica y logística del imperialismo estadounidense. A pesar de ello, en esas durísimas condiciones, ya ha demostrado que mantiene e intensifica su heroica resistencia. Para lograr el triunfo que le permita recuperar su territorio nacional histórico, esa resistencia debe ser una “chispa” que encienda la lucha revolucionaria y militar conjunta de los pueblos árabes y musulmanes contra el Estado de Israel.

Este artículo fue publicado originalmente en www.litci.org el 8 de octubre de 2024


[1] https://www.bbc.com/mundo/articles/c3gkel91581o

[2] https://www.swissinfo.ch/spa/banco-de-israel-rebaja-previsiones-de-crecimiento-de-2024-y-2025-por-riesgo-de-m%C3%A1s-guerras/83140225#:~:text=%2D%20El%20Banco%20de%20Israel%20rebaj%C3%B3,guerra%20regional%20en%20varios%20frentes.

[3] https://es.euronews.com/business/2024/02/20/la-guerra-entre-israel-y-hamas-pasa-factura-a-la-economia-israeli#:~:text=La%20producci%C3%B3n%20econ%C3%B3mica%20de%20Israel,7%20de%20octubre%20de%202023

[4] https://bolsamza.com.ar/como-salio-israel-de-la-hiperinflacion-y-como-argentina-fracaso-en-sus-intentos/#:~:text=Baj%C3%B3%20el%20gasto%20p%C3%BAblico%20%2Dbajando,algunos%20productos%20de%20consumo%20masivo.

[5] https://elpais.com/internacional/2024-04-02/la-guerra-sume-a-la-agricultura-israeli-en-la-mayor-crisis-de-su-historia.html

[6] https://www.bolsamania.com/noticias/empresas/nvidia-cancela-evento-ia-tel-aviv-tras-ataque-hamas-israel–14909980.html

[7] https://harris-sliwoski.com/blog/

[8] https://www.hispantv.com/noticias/economia/599729/iinflacion-subida-precios-exodo-israel

[9] Una crisis política creciente del Estado de Israel y del sionismo – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[10] Exportaciones de Israel podrían alcanzar los $165 mil millones (israelnoticias.com)

[11] https://litci.org/es/el-movimiento-israeli-contra-la-guerra-crece-a-pesar-de-su-falta-de-vision/?utm_source=copylink&utm_medium=browser

[12] https://www.bbc.com/mundo/articles/c3wp575x55do