¡Es tiempo de luchar contra la desigualdad! ¡El 8 de marzo volvemos a las calles!
Las mujeres cada vez más y en muchas partes del mundo, estamos saliendo a las calles para luchar contra los ataques que los gobiernos están llevando a cabo hacia la clase trabajadora y los sectores más desfavorecidos de ésta. Las movilizaciones contra todas las opresiones, los feminicidios y otras formas de violencia machista, toman cada vez más fuerza. Una violencia contra las mujeres, los inmigrantes o los sectores LGBTII, que es apenas la expresión más visible de la violencia económica, política, social y policial, de este sistema capitalista.
Por Secretaría Estatal de Mujer de Corriente Roja
Aquí en el Estado Español, nosotras también resistimos. Con las Marchas de la Dignidad, con las Plataformas que se están organizando en defensa de las pensiones públicas, en la lucha por la educación pública, contra la violencia machista. Porque nosotras, las trabajadoras, las jubiladas, las estudiantes, las desempleadas, estamos recibiendo los peores golpes de las sucesivas reformas laborales, los recortes sociales, la privatización de los servicios públicos y el saqueo de la hucha de las pensiones.
Siguen los feminicidios
Una vez más, comenzamos el año con 15 mujeres asesinadas por violencia machista, de las que solo dos habían denunciado. La peor cifra registrada desde el 2008. Unas muertes que muestran en toda su crudeza la falta de recursos materiales que tienen muchas mujeres para escapar de esta violencia, la desconfianza en un sistema judicial que sigue plagado de estereotipos machistas y el fracaso de una Ley insuficiente a la que nunca y menos desde que estalló la crisis, se dotó del presupuesto necesario.
Y seguimos a la cabeza del paro, la precariedad y la pobreza.
Según datos de la EPA, el desempleo femenino se sitúa en un 20%, tres puntos por encima del de los hombres.
Actualmente hay 2.624.500 trabajadores/as a tiempo parcial, la mayoría de forma involuntaria. Una cifra que ha crecido en unas 400.000 personas desde que comenzó la crisis. De ellas, el 73%, son mujeres. El principal motivo que aducen es tener que encargarse del cuidado de menores o personas dependientes u otras responsabilidades familiares. Y es que las mujeres nos vemos obligadas a llevar a cabo más de dos tercios de las 144 millones de horas diarias de trabajo no pagado de alimentación, higiene y cuidado de los demás.
La brecha salarial entre hombres y mujeres no ha dejado de crecer, llegando al 24 % en los sectores más feminizados. Casi el 70% de quienes cobran el salario mínimo son mujeres.
Como consecuencia de todo ello, la prestación contributiva que recibimos es de media de 703 euros, frente a los 869 euros de los hombres y nuestras pensiones son un 31% más bajas. Dos millones de personas perciben pensiones de jubilación por debajo del umbral de pobreza, de las que el 67,3%, son mujeres. Pensiones miserables después de haber trabajado toda la vida.
La brecha en las prestaciones de desempleo, así como la diferencia de nuestras pensiones, es la expresión del machismo social existente y de todas las discriminaciones que sufrimos las mujeres en el mercado laboral.
A esta situación hay que sumar la de las empleadas de hogar, que en muchos casos no están ni siquiera dadas de alta en la Seguridad Social y en el caso de las mujeres inmigrantes, además de la precariedad laboral y el machismo tienen que enfrentar el racismo y la xenofobia que es promovido en primer lugar por las políticas del gobierno central y autonómicos, o desde muchos Ayuntamientos.
El ejemplo de la Revolución Rusa
Este 8 de Marzo tiene un significado especial para Corriente Roja, ya que se cumplen 100 años de la Revolución Rusa. Una revolución obrera y popular que comenzó precisamente con la iniciativa espontánea de miles de mujeres obreras textiles, que se lanzaron a la calle en demanda de Paz, Pan y Tierra.
Aquella fue una revolución victoriosa en que las mujeres consiguieron grandes avances. Unas conquistas que lamentablemente fueron destruidas por el estalinismo y hoy, para la vergüenza y humillación de todas las mujeres del mundo, en la Rusia capitalista de Putin, se descriminaliza la violencia machista a mujeres y niñas/os.
Cuando el sistema capitalista muestra toda su podredumbre y miles de mujeres salen a la calle en todo el mundo, alertamos de que no será posible conseguir hasta el final ni uno solo de los derechos que hoy nos son negados una y otra vez, sin enfrentar las medidas que banqueros, empresarios y gobiernos imperialistas a su servicio, vienen implementando. Trump es la expresión más clara y elocuente de cómo la burguesía imperialista utiliza las opresiones para dividir a la clase, para poder descargar sus planes de sobrexplotación a las mujeres y al conjunto de la clase obrera, para intentar hacer salir a la economía capitalista de su profunda crisis y recuperar la tasa de ganancia de ese 1% privilegiado, que acapara la mayoría de las riquezas a nivel mundial.
Reivindicamos las enseñanzas de la Revolución Rusa y el papel que las mujeres jugaron en ella, no como un hecho histórico que mirar con nostalgia del pasado, sino como un ejemplo a seguir y una referencia que necesitamos conocer para la revolución socialista que hoy, cien años después, es más necesaria que nunca.
¡Por la unidad de todas las luchas!
La situación de las mujeres trabajadoras con el nuevo/viejo gobierno del PP no va a mejorar, pues las raquíticas subidas del SMI en 50 euros, del 025% en pensiones o el ligero incremento en el presupuesto para educación, sanidad, protección contra violencia machista o dependencia aprobados en su día, no logran revertir el efecto de los recortes de años anteriores. Eso sin contar con que con la «inestimable» ayuda del PSOE, no dudará en continuar por la senda de los recortes, las privatizaciones y las reformas estructurales que sean necesarias para cumplir con las exigencias de la UE y el FMI.
Es imprescindible enfrentar este gobierno, enemigo de la clase trabajadora, al que no es posible derrotar mediante una oposición institucional conforme a las reglas del juego desde el parlamento, sino mediante la lucha y la movilización en la calle. Más que nunca, las mujeres trabajadoras necesitamos organizarnos junto a nuestra clase, combatiendo el machismo en todos aquellos lugares donde participamos y construir en unidad con todas las organizaciones sociales, políticas y sindicales de clase, así como con el movimiento estudiantil, un 8 de Marzo unitario, de clase y combativo.
Hay que seguir rodeando de apoyo y solidaridad a todas las mujeres que luchan por sus derechos como es el caso en Andalucía de las jornaleras de Agrícola Espino y Baena Franco, a las que se quiere hacer cómplices del fraude cometido por el empresario que las contrató. O la de las trabajadoras del 061, 112 y Salud Responde, que sufren las consecuencias de la privatización de un servicio tan imprescindible como es el servicio de emergencias sanitarias. O la de las Mujeres estibadoras de Algeciras que están luchando codo a codo con sus compañeros en la lucha contra el decreto que el gobierno pretende imponerles para “liberalizar” el sector. Y tantas otrasDesde Corriente Roja, llamamos también a la cada vez más necesaria unidad de todas las luchas y a dar continuidad a la movilización después del 8M, participando de la huelga general estudiantil y de toda la comunidad educativa, el próximo 9 de Marzo.
Y el próximo 8 de Marzo, todas y todos a la calle para exigir:
- ¡Empleo estable y salarios dignos! ¡Derogación de todas las reformas laborales! ¡A igual trabajo, igual salario! ¡No a la precariedad, los ERES y ERTES!
- ¡Pensiones públicas dignas a cargo de los Presupuestos Generales del Estado!
- ¡Ni una menos! Exigimos recursos suficientes para prevención, atención y protección inmediata de todas las mujeres y de toda forma de violencia machista.
- ¡Presupuesto para la Ley de Dependencia! ¡Educación, sanidad y servicios públicos de calidad!
- ¡No al pago de la deuda!
- Aborto público, libre y gratuito en la Seguridad social
- ¡STOP homofobia, lesbofobia, transfobia y discriminación por orientación sexual!