Este año, el 8 de marzo viene enmarcado por el ciclo electoral e importantes victorias gracias a las movilizaciones, pero también por un inicio de año trágico respecto a agresiones y asesinatos machistas, y un contexto de inflación, crisis y miseria creciente que afectan de lleno las vidas de la clase trabajadora, especialmente de las mujeres.
Precariedad tiene nombre de mujer
Aproximadamente, unos 3 millones de contratos son a tiempo parcial. De éstos, más del 70% pertenecen a mujeres. El 54% de las familias monomarentales están en riesgo de pobreza, y casi el 64% de las pensionistas cobra una pensión que no llega a los 1000€. La brecha salarial de género alcanza el 20%, según un informe reciente del sindicato Comisiones Obreras.
Si con la crisis de 2007 retrocedimos en derechos laborales, la pandemia y la inflación han profundizado nuestra desigualdad. La inflación cerró el 2022 con un 8,4%, pero el precio de alimentos, alquileres, gastos de luz o gas sigue disparado. A esto se añade la espectacular subida de las hipotecas a interés variable.
Un escenario crudo en el que millones de mujeres, sobre todo las más jóvenes, no logran independizarse ni tener condiciones de vida dignas, y que es caldo de cultivo para el aumento de las opresiones y la violencia machista.
A todo esto, se le suma el ataque a los Servicios Públicos que estamos presenciando desde la crisis del 2007: recortes en Sanidad, Educación, Servicios sociosanitarios, etc., que han incidido también en la vida de las mujeres trabajadoras, pues son sectores de trabajo altamente feminizados, y porque los cuidados acaban recayendo sobre nosotras en el ámbito privado.
La lucha paga: las victorias del movimiento y sus limitaciones
Este gobierno aprobó medidas que recogen de forma limitada y parcial algunas de las demandas en las calles y de años de lucha. Como la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual (Ley del “Solo sí es sí”). Esta Ley, que pone en el centro el consentimiento, está teniendo desde noviembre un goteo constante de rebajas de penas. Podemos apunta que el problema es la aplicación de la Ley por parte de la justicia machista. Y nosotras nos preguntamos: ¿por qué no aprovechan, entonces, para denunciar y exigir la depuración total de todos los jueces y juezas herederos del franquismo?
Otro ejemplo es la nueva Ley del Aborto, que devuelve a las menores de 16-17 años el derecho a abortar sin consentimiento paterno y elimina los tres días previos de reflexión obligatorios, pero sigue manteniendo el aborto en el Código Penal; o la Ley Trans, que elimina la necesidad de un diagnóstico psiquiátrico y dos años de tratamiento hormonal como requisito para modificar la mención de sexo registral, pero excluye a las personas menores de edad y las personas no binarias.
Por último, el subsidio por desempleo a las trabajadoras del hogar que, aleja un poco de la esclavitud a las afectadas, pero sigue siendo insuficiente por su falta de carácter retroactivo, lo barato que sigue saliendo despedir a una empleada del hogar y, una vez más, porque excluye a todas las trabajadoras migrantes en situación irregular, como pasa con las leyes anteriores.
Todas estas leyes son el resultado de años de luchas y, aun así, siguen siendo insuficientes y hay que seguir combatiendo para dotarlas de recursos para que se apliquen eficientemente e incluyan todas nuestras demandas. Aunque nos dejan en mejores condiciones para seguir luchando, no acabarán de raíz con nuestra desigualdad, discriminación y violencia porque no van a la raíz de sus causas estructurales, que no son otras que este sistema capitalista de opresión y explotación.
El gobierno con más autobombo de la historia
Se podría pensar que con el “gobierno más progresista de la historia” que aprueba leyes feministas la situación de las mujeres trabajadoras habría mejorado, pero la realidad es que con la Reforma Laboral de Yolanda Díaz esta precariedad solo ha sido agravada. No vale de nada eliminar un contrato fraude (el de obra y servicio) por otro que afianza la temporalidad, el fijo-discontinuo. En la práctica, después de prometer y prometer que derogarían la Reforma Laboral de Rajoy (2012), lo único que han hecho es consolidarla. Esta nueva Reforma no ha regulado la subcontratación, institucionaliza los ERTEs y deja intactos todos los mecanismos de despido masivo y barato de la anterior Reforma.
Por lo que respecta a la violencia machista, 48 mujeres fueron asesinadas por violencia machista en el Estado español el año 2022. De estas 48, casi la mitad de las asesinadas habían presentado denuncia, lo que demuestra los pocos recursos que se han puesto para huir de esta violencia. A esta cifra, se le suma un trágico inicio de año: a día 13 de febrero, el Estado español había vivido 14 feminicidios.
No nos contentamos con la estadística, no queremos ser un número más en sus informes. Denunciamos estos feminicidios porque se pueden evitar con condiciones laborales y salarios dignos que nos permitan huir, vivienda social y Servicios Públicos de calidad. Por eso denunciamos la hipocresía del gobierno que nos da con una mano lo que nos quita con la otra.
La igualdad no puede ser un eslógan: ¡Salgamos a defenderla en las calles!
Para nosotras, el 8 de marzo es el día de las mujeres trabajadoras, un día de lucha y que abraza a toda la clase trabajadora que, lejos de caricaturas, es diversa, femenina, negra y LGTBI.
En el 8M sobran banqueras, empresarias o reinas. También diputadas o ministras de gobiernos que aprueban medidas que agravan nuestra precariedad y nos dejan desprotegidas frente a la violencia machista. No podemos contentarnos con la aprobación de leyes que pueden ser derogadas en cualquier momento, ni en la esperanza de votar cada 4 años la opción menos mala.
En este sistema, la burguesía utiliza las opresiones para dividirnos y explotar más a un sector de la clase trabajadora. Necesitamos conseguir medidas que nos pongan en mejores condiciones para seguir luchando por una sociedad socialista, que es la única que pondrá las bases materiales para erradicar toda desigualdad. Para ello, es preciso recuperar la unidad de toda la clase trabajadora, combatiendo el machismo en las organizaciones obreras, populares y estudiantiles. Por eso, llamamos a salir este 8-M a las calles y seguir luchando por:
- La Derogación de las Reformas Laborales y en defensa de un sistema público de pensiones. Basta de brecha de género. Empleo, salarios y pensiones dignas con revisión automática conforme al IPC.
- Por unos Servicios 100% Públicos y de Calidad. Basta de doble jornada laboral: inversión pública en comedores y actividades extraescolares, Escuelas infantiles, Centros de día y atención residencial para personas mayores y dependientes.
- Recursos para prevención, atención y protección contra toda forma de violencia machista. Depuración del sistema judicial, educación sexual y en igualdad en la escuela pública. ¡Fuera la Iglesia de nuestras aulas!
- ¡Aborto libre, universal y gratuito en la Sanidad Pública! Derogación de la Ley de Extranjería y medidas reales y efectivas para acabar con la trata y la prostitución. ¡Autodeterminación de género, también para menores, no binaries y migrantes!
Por un 8-M de lucha e internacionalista
No podemos terminar estas líneas sin hacer mención a las mujeres que, en todo el mundo, luchan incansablemente, como es el caso de las mujeres de Palestina, resistiendo frente al régimen genocida israelí, o las mujeres en Irán, encabezando la rebelión contra el régimen de los Ayatolás, o las mujeres ucranianas, que combaten junto a sus compañeros en la resistencia obrera contra la invasión rusa. ¡Que viva el 8-M, de clase e internacionalista!