El próximo 3 de marzo se cumplirán 47 años de la matanza de Vitoria, en plena Transición. A inicios de 1976, el ascenso de las luchas obreras era continuo y alcanzó un punto culminante en Vitoria en el mes de marzo, donde la huelga se extendió a las fábricas más importantes. Se crearon cajas de resistencia y se organizaron asambleas en los barrios obreros y en los institutos, que eligieron comités que se integraban en el Comité central de huelga.
Por Laura Requena, militante de Corriente Roja y afiliada a Co.Bas
A casi dos meses del inicio de la lucha, se convocó una Huelga General en toda Vitoria el 3 de marzo. La policía cargó contra una multitud de 5.000 trabajador@s que realizaban una asamblea en la Iglesia de San Francisco y disparó con fuego real, matando a tres obreros e hiriendo a más de 100. Dos obreros más murieron posteriormente en el hospital.
Como vasca y vitoriana, somos muchos y muchas a las que, aun sin haberlo vivido por edad, nos duele el recuerdo de aquella tragedia, que aún recuerdan nuestras madres y abuelas. Pero más duele constatar cómo las reivindicaciones por las que esas obreras y obreros luchaban siguen estando hoy muy presentes.
Hoy estamos viviendo un verdadero atraco a los salarios y a las pensiones, y las pocas y aisladas huelgas y manifestaciones que hay, no se hacen para reivindicar más y mejores derechos, que sería lo legítimo, sino para levantar la voz para que dejen de robarnos a manos llenas.
Hoy no vivimos en dictadura. Vivimos en una democracia a la medida de la burguesía, en la que el gobierno «más a la izquierda que nunca tuvimos» en democracia, resulta que aprueba una Reforma Laboral que maquilla las estadísticas y es una nueva vuelta de tuerca de la precariedad.
Un gobierno que mantiene la Ley Mordaza y nos impone unos servicios mínimos abusivos que, en la práctica, niegan ese derecho a la huelga que tanto esfuerzo costó conquistar. Vivimos en una «democracia» donde es «progresista» seguir garantizando los beneficios de las grandes fortunas y la inviolabilidad de los miembros de la realeza, a costa de nuestra miseria.
Por desgracia, hoy falta la combatividad y unidad de entonces, por el papel canalla y traidor de la burocracia sindical en todos estos años. Una burocracia que, con su lenguaje del miedo y de la resignación, aísla todas las luchas y, si puede, las lleva a la muerte. ¡Son cómplices y palmeros de estos gobiernos burgueses y pro-patronales, se digan “liberales” o “progresistas!
Nosotras sabemos que el sacrificio y la valentía de aquellas trabajadoras y trabajadores de Vitoria y la muerte de cinco de ellos no fue en vano. Gracias a su lucha y la de much@s otr@s durante la Transición, que no fue pacífica ni modélica, como dicen, sino sangrienta, se pudieron conquistar algunos derechos laborales y libertades que desde hace años nos vienen arrebatando.
El mejor homenaje que podemos hacerles es retomar el «hilo rojo de la historia» y seguir luchando por esos derechos laborales que nos están quitando y esas libertades democráticas cada vez mas recortadas.
Por eso tenemos que darle tanto valor a la huelga indefinida que contra viento y marea, y pese a las presiones y amenazas de la empresa, han llevado a cabo durante 16 días los y las trabajadoras de la Plataforma logística de LIDL-Alcalá de Henares, que de forma colectiva han decidido suspender la huelga, pero seguirán adelante con su lucha y trabajarán para ampliarla, mediante un calendario de movilizaciones y otras varias medidas.
¡Que viva la lucha de la clase obrera, y todo nuestro apoyo y solidaridad a su lucha, que es también la nuestra y la de toda la clase obrera!