Declaración de la LIT – IV Internacional
A partir del año 2008, cuando se abrió la mayor crisis económica del capitalismo desde 1929, se ha hecho común ver a los distintos gobiernos realizando ataques a los niveles de vida de la clase trabajadora para salvar los intereses de los banqueros y los grandes empresarios.
Hemos visto caer el nivel de vida de las familias obreras, pérdida de derechos laborales, arrebato de cobertura y programas de salud, mayores dificultades para acceder al estudio y un aumento del precio de la canasta básica; son parte de la vida cotidiana en estos siete años de una crisis producida por los capitalistas que siguen dirigiendo el planeta. Sin embargo, esto es solo una parte de la realidad política, ya que en la acera de enfrente la clase trabajadora y los sectores oprimidos, quienes nunca dejaron de luchar, han dado un salto en su lucha durante estos siete años contra los planes del imperialismo y sus gobiernos en cada uno de sus países.
Esta resistencia contiene varios escenarios, como las movilizaciones y huelgas directamente contra los distintos ataques, las cuales en su absoluta mayoría han sido traicionadas por la burocracia. Contiene decenas de huelgas generales en Grecia contra los planes de la Troika, o la reciente jornada de lucha contra el proyecto de tercerización en Brasil el pasado 15 de abril, que contó con un llamado de todas las centrales sindicales incluyendo la CUT oficialista. La resistencia también alcanza victorias distorsionadas del movimiento de masas como el derrumbe electoral de los partidos socialdemócratas en España y Grecia. También se viene desarrollando una creciente ruptura de la clase obrera con el gobierno del PT y con el PT mismo en Brasil. En su mayoría estas rupturas políticas se reflejan principalmente por la negativa, en un voto protesta contra los gobiernos que aplican los planes de ataque, como fue el caso de la victoria del PP contra el PSOE y, de manera casi inmediata, las movilizaciones y rechazo mayoritario de la población a las políticas de Rajoy, en el Estado español.
El otro escenario que se vive son los procesos revolucionarios, como la primavera árabe o el derrocamiento del gobierno de Yanukovich en Ucrania, donde las masas rompen no solamente de forma política con el gobierno sino que enfrentan regímenes democráticos burgueses, pese a que hasta el momento no han logrado acabar con las instituciones que garantizan su explotación y opresión.
Es evidente que todos estos procesos de ascenso revolucionario que están protagonizando las masas a nivel internacional vienen acompañados de una gran contradicción como es la falta de una dirección revolucionaria que lleve el programa de resistencia contra el imperialismo y sus planes a una línea ofensiva de lucha por la expulsión del imperialismo y la lucha franca y abierta por la construcción del socialismo.
En medio de esta contradicción el imperialismo y las burguesías locales entran con su política y desvían los procesos revolucionarios llevándolos de vuelta a las manos de direcciones que le claudican al imperialismo o que directamente le son serviles a este, como por ejemplo el caso de Egipto, donde el ejército logró mantener el control de la situación; o el caso de Grecia, donde Tsipras y Syriza defienden como estrategia la permanencia en la comunidad Europea y la negociación de los planes de la Troika.
Por la construcción de una dirección revolucionaria
Desde la LIT estamos convencidos de que estas contradicciones que se presentan en el proceso revolucionario son producto de la profundidad de la crisis de dirección revolucionaria, sostenemos que las masas mediante sus acciones marcan el camino a seguir y demuestran que el imperialismo puede ser derrotado.
Sin embargo, esta lucha heroica de las masas termina siendo dirigida o se choca con organizaciones que se hacen llamar revolucionarias o socialistas y están jugando un papel desmovilizador o traidor. Por ejemplo, en momentos en que las masas salen a luchar e intentan derrumbar los regímenes dictatoriales como en Medio Oriente, las organizaciones del castro-chavismo se ubican en la defensa de gobiernos sanguinarios como el de Gadafi y Bashar Al Assad. Mientras en Europa las masas demuestran su repudio a la Troika, al euro y por lo tanto a la Comunidad Europea, los neo-reformistas, como Podemos y Syriza, utilizan su ubicación para convencer a la clase obrera y demás sectores oprimidos que se puede reformar al imperialismo europeo y darle un rostro humano. Mientras se inicia un proceso de ruptura con los gobiernos populistas en América Latina, quienes aplican las mismas políticas neoliberales que aconseja el imperialismo, las burocracias sindicales y los grupos de oposición de izquierda a estos gobiernos solo realizan cálculos electorales y no preparan la batalla abierta, en las calles, con los métodos de la clase, para derrotar y derrumbar a estos gobiernos, sino que pretenden salvar el régimen democrático burgués para ganar un espacio en él.
Es decir, mientras las masas avanzan paso a paso en la lucha y demuestran su disposición revolucionaria, las burocracias y la izquierda se afianzan en su papel reformista y gastan todas sus armas en detener la fuerza revolucionaria de las masas; lamentablemente luego de siete años de crisis económica, crisis política y un gran ascenso de carácter mundial, la gran mayoría de la izquierda mundial continúa inmersa en un aluvión oportunista, que hoy se demuestra como el principal obstáculo para lograr la unidad y derrotar al imperialismo.
1 de mayo día de lucha internacional: la clase obrera sigue siendo poderosa
Gran parte del problema que vive la mayoría de la llamada izquierda mundial es que le ha dado la espalda a lo mejor de la tradición política de la clase obrera y su lucha internacionalista por el socialismo. Hoy las centrales sindicales en el mundo entero, y los partidos de izquierda, están muy lejos de seguir el ejemplo de fundación de la Segunda Internacional en 1890, la cual votó una campaña unificada en todo el mundo por la jornada de 8 horas, definiendo el 1 de mayo como el día de lucha de la clase obrera mundial. Esta jornada se votó en apoyo a la lucha que estalló en Chicago en 1886 y que tomó la vida de los mártires de Chicago, quienes fueron acusados y condenados de manera injusta por un tribunal burgués, que los acusaba de terrorismo.
El espíritu de esa campaña que conquistó el derecho a la jornada de 8 horas y que impuso el 1 de mayo como el día de lucha de la clase trabajadora mundial, no puede ser entendido sino en el marco del profundo internacionalismo que existía en los partidos que reivindicaban el Manifiesto Comunista, el himno de la Internacional, la Comuna de París, y que se plasmaba en la existencia de la segunda internacional, como instrumento de lucha por el socialismo. Este método y este programa, luego de la traición de la II internacional, fue recuperado en los primeros cuatro congresos de la Tercera Internacional.
Ante la crisis de los viejos aparatos socialdemócratas y la explosión del aparato estalinista mundial, se está dando un amplio y rico proceso de reorganización política, impregnado de grandes contradicciones: por un lado se da la ruptura de la clase obrera y el activismo con los viejos aparatos, pero esta ruptura aún no llega a recuperar la tradición y las conclusiones de los mejores momentos de las internacionales que construyeron el proceso de la lucha por el socialismo. Nacen nuevos partidos electorales como Podemos que reniega de la tradición socialista y obrera y deposita todas sus expectativas en llegar al parlamento y a los gobiernos, y desde ahí administrar el actual capitalismo. Es decir, llevan las aspiraciones de cambio de las masas al pantano de la democracia burguesa.
Esta crisis no solo ha demostrado que el capitalismo es vulnerable sino que la clase obrera es más fuerte que nunca, la antesala de la victoria de Syriza fueron las 32 huelgas generales, las crisis del PP y el PSOE han tenido como catalizador las huelgas en España, vimos la primera acción unitaria de huelga en Europa en el 2012. En Estados Unidos, la campaña por el aumento del salario mínimo ha dado grandes resultados y hemos sido testigos de huelgas en distintos sectores. En China, en el marco de la crisis, hay un importante brote de huelgas en los sectores industriales; en Egipto, el proceso de la caída de Mubarak empezó con las huelgas textiles; en América Latina vemos paros generales y del transporte en Argentina, en México los profesores y electricistas han protagonizado varias huelgas, y hoy Brasil vive un proceso amplio de huelgas realizadas desde abajo, principalmente en sectores metalúrgicos.
Por eso creemos que el futuro de la revolución no se juega en el parlamento luchando por reformas; nuestro futuro se juega junto a las luchas de la clase, y la clase está haciendo su parte, los pesos pesados de la clase obrera mundial, están comenzando a moverse. La tarea de los partidos revolucionarios es la de acompañar a la clase en su lucha, convirtiéndose en la herramienta política para los millones de obreros que están luchando.
El activismo que resiste los ataques, en el marco de la batalla contra el imperialismo y el combate a los grandes aparatos burocráticos, debe hacer los mayores esfuerzos por la unidad internacional, creando herramientas de lucha que permitan unificar los procesos de resistencia que se viven en todo el planeta. Por eso saludamos con mucho entusiasmo el encuentro que se realizará en Brasil el 8 y 9 de junio de la Red Internacional Sindical, nuestra militancia participará y hace un llamado a todo el sindicalismo independiente a sumarse a esta nueva herramienta.
La militancia de la Liga Internacional de los Trabajadores, continuamos reivindicando la reconstrucción de la IV internacional como el instrumento central para superar la crisis de dirección revolucionaria. Rechazamos que la salida para los revolucionarios sea disolver sus organizaciones en partidos electorales. Al contrario, la lucha que dan las masas en todo el planeta demuestran la necesidad de construir fuertes organizaciones de vanguardia que permitan levantar el programa revolucionario y disputar la dirección de los procesos al imperialismo, las burguesías y los reformistas.
Por eso sostenemos el llamado a todo el activismo, que está luchando y que reivindica el socialismo como salida a la actual crisis capitalista, a sumarse a la lucha junto con la LIT para alcanzar la reconstrucción de la IV Internacional.
Secretariado de la LIT
28 de abril 2015