Intervención de Ángel Luis Parras en la asamblea madrileña de Sindicalistas por la Unidad Popular
En primer lugar un saludo y el agradecimiento a todos y todas y por vuestra presencia, en especial a los compañeros/as de Coca Cola, Indra, Vodafone y Movistar.
Como ya se ha dicho, no pretendemos en este acto concluir nada sino dar un impulso a un movimiento que se puso en marcha y que no será nada sin vuestra participación y sin que seamos capaces de hacerlo vivir en las empresas, en los barrios y en los pueblos obreros.
Me toca hablar del programa, de las medidas que proponemos y que tenéis todos/a, que en estos días está siendo enviado a miles de compañeros/as, y está en la web.
Pero antes de entrar directamente en materia y sin ánimo de hacer ningún análisis detallado de la situación si hay dos aspectos que me gustaría reseñar del marco general que preside estas elecciones.
Uno, es que vamos a estas elecciones partiendo del hecho de que el actual gobierno, no sin muchas e inestimables ayudas, logró primero sobrevivir al descontento y la protesta social para después sacarnos de las calles y meternos en la vía electoral, donde todo comienza sigue y termina en el terreno electoral, sabedor de que en ese terreno juega con las cartas marcadas, con una ley electoral hecha a medida del llamado bipartidismo, donde la igualdad de oportunidades brilla por su ausencia y en la que ni siquiera se cumple aquel requisito mínimo de una persona un voto.
Rajoy compró tiempo y con la ayuda del BCE; de los inversionistas que vuelven a la especulación con la vivienda como política del llamado crecimiento; y con factores circunstanciales como el aluvión de turismo, lograron un poco de oxigeno para parar los viernes negros de los recortes y atemperar la tensión social. Esas son algunas de las bazas circunstanciales con las que Rajoy cuenta para parar la caída en picado y recomponer su base social.
El otro hecho y el más relevante para todos nosotros/as, es que los datos de la desigualdad social, del empleo precario y con salarios de miseria, del recorte a las libertades, les siguen canjeando el odio y el rechazo de millones de trabajadores y jóvenes. Esa bronca que provoca que le llamen “crecimiento” a la precariedad, al exilio forzado para los jóvenes, al desempleo.
Es ahí donde se mantienen y cobran fuerza los justos anhelos de cambio, de sacarse de encima a estos sátrapas de los recortes sociales y de las libertades, de la corrupción, a estos lacayos de las multinacionales y la Troika. Un anhelo de cambio que va de la mano de pedir la unidad para hacer posible ese cambio y que se expresó en las calles en estos años de atrás y en las recientes elecciones autonómicas y municipales.
Entonces entrando en el programa, no me voy a detener en los puntos que tenéis por escrito, a esas 11 propuestas centrales que están a debate, me voy a referir más bien a los criterios que hemos utilizado para llegar a esos puntos.
Decir que hemos partido de recuperar algo que por obvio que parezca no es tan obvio. Por qué un programa y qué es un programa
¿Por qué es necesario un programa? ¿Por qué hemos partido precisamente de ahí, para ponernos de acuerdo?
En estos tiempos de lo post, lo pos moderno, la pos política, la pos economía y el posmarxismo, hay quien cree que unir voluntades, hacer política de otra manera, “nueva política”, consiste en defender significantes vacios, significantes flotantes. Se trata de ir tomando legítimos sentimientos como el cambio o la unidad, sin dar un significado preciso. Es decir, proponer palabras o lemas que recojan el sentimiento general, popular y unir a “mucha gente” en torno a esa palabra o lema. Queremos “el cambio”, por ejemplo y todos nos unimos por “el cambio”. Si alguien pregunta a qué llamáis cambio, cada uno responderá como dios le dé a entender qué es el cambio.
Ya hemos vivido esa experiencia y los/as más ventarnos recordarán que fue precisamente con ese lema, con el que ganó las alecciones Felipe González en el año 82.
El programa, para nosotros parte de la necesidad de darle significado concreto, contenido, a aquello por lo que luchamos, a qué le llamamos cambiar y qué cambio queremos. Para nosotros/as el Programa tiene un significado concreto: es aquello por lo que luchamos y expresamos en puntos concretos.
¿Entonces qué es para nosotros el programa?
Para nosotros/as un programa no es una retahíla de puntos, es ante todo la comprensión común de los acontecimientos y la tareas que de ellos se derivan. Por eso parte de tres premisas muy básicas.
La primera premisa es que nosotros/as miramos la realidad, el mundo, nuestras dificultades y aquello que queremos, desde la óptica de una clase social, la clase obrera, los trabajadores/as, los que conformamos la inmensa mayoría. Miramos el mundo con unas “gafas de clase”. Ya nos gustaría vivir en un paraíso donde la igualdad fuera tal que solo seriamos eso, gente, ciudadanos, personas sin más.
Pero vivimos en una sociedad donde una minoría cada vez mas ínfima es propietaria de los grandes medios de producción y cambio, de las empresas, de los bancos, de las tierras y al resto no nos queda más que vender nuestra fuerza de trabajo para sobrevivir, al punto que hemos pasado de luchar por la calidad de vida a tener que pelear cada vez más por la vida misma.
Y mientras esa sociedad sea la que existe, más allá de lo que tenga cada uno en su cabeza, la sociedad real, esa que hace que la producción de todo sea social pero la apropiación de la producción sea privada, la que hace que todo cuanto se produce se rija por la producción para la ganancia y no para el interés social, mientras esto sea una sociedad capitalista, que así es como se llama, no hay programa de cambio, por mas mínimo que sea el cambio pretendido, que no parta de encarar esa contradicción central y proponga medidas desde los intereses de los explotados y los oprimidos. Por eso el nuestro es un programa de y para los trabajadores/as. Por eso el programa que tenéis comienza con un título que dice La defensa de la clase obrera.
La segunda premisa de la que parte, es que el programa no puede ser una lista de sugerencias que después se cumplen o no. Para nosotros el programa es un compromiso de lucha con los trabajadores/as y el pueblo. Como dice en el Manifiesto, para nosotros el programa es un contrato social con los trabajadores y el pueblo.
Acabamos de vivir una experiencia reciente e ilustrativa, la de Grecia. Ganar una elecciones en torno a la idea del cambio y de un programa anti austeridad y de democracia para después acabar aplicando el mayor plan de austeridad de las últimas décadas y decir SÍ a su firma cuando el pueblo había dicho No, es el mayor balón de oxigeno que se puede dar a los Rajoy compañía y el peor varapalo a los trabajadores y a un pueblo que tras 35 huelgas generales y unas elecciones habían logrado echar abajo a los Gobiernos de la Troika. Los trabajadores y el pueblo griego, ningún pueblo en realidad, merecen lo que le han hecho.
Por eso el programa que presentamos tiene un punto que dice taxativamente: El programa es un contrato social con los trabajadores y el pueblo.
Y además salimos al paso de uno de los argumentos que hemos escuchado en estos días para intentar justificar que en la tierra de Aristóteles y de la lógica formal un NO se convierta en un SI. El argumento no es otro que el imperativo legal, “hay que respetar la ley” hay que “preservar la institucionalidad· “hay que ser responsables”.
Quienes hablemos de cambios debemos saber sobradamente que las leyes bajo las que se va a gobernar son las leyes que han dejado atadas aquellos a los que queremos echar. Debemos recordar que el derecho para estos sátrapas no es más que la legitimación de la hipocresía; que sus leyes se dividen entre las que no reconocen derecho alguno a los trabajadores y los pueblos y las que reconociéndoselo no se cumplen y ahí está, como ha señalado el compañero el ejemplo del ERE de Coca Cola, o el derecho constitucional al trabajo o a la vivienda, por no citar un larguísimo listado.
Y debemos saber que quienes más leyes incumplen o cambian cuando les viene en gana y sin consulta alguna, son los que más claman a todas horas por el respeto a la Ley, en especial cuando ven amenazados sus intereses. Ahí quedó el vergonzoso episodio del artículo 135 de la constitución sobre el pago de la deuda, entre gallos y medianoche y entre dos partidos la “intocable constitución” fue reformada en menos de 15 días; ahí está el bochornoso e indígnate espectáculo del trato que se está dando a los refugiados en toda Europa. Los estados europeos defensores de la “civilización” y el respeto a la Ley, se han saltado en estos días, dicen algunos juristas, más de 500 leyes; ahí está la cacareadas Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que diez años después de su entrada en vigor sigue sin cumplir requisitos básicos como el de los juzgados especializados y miles de mujeres quedan en el más absoluto desamparo y pagando con la vida por la violencia machista; Ahí está la Ley de dependencia, que un manifiesto incumplimiento deja a fuera a miles de personas discapacitadas o les reconoce el derecho y mueren sin haber percibido un solo euro.
Nosotros pensamos que si se quiere llevar adelante una lucha consecuente como corresponde no podemos comprometernos con ninguna medida de cambio sino vamos diciendo al mismo tiempo que nosotros no tenemos ningún compromiso con la ley sino lo contrario, con quietar las leyes que nos han dejado aquellos que quieren dejar siempre las cosas atadas y bien atadas. Nuestro único compromiso es con una ley para nosotros «sagrada» que es la voluntad de los trabajadores y el pueblo, esa es la única ley que no nos podemos saltar.
Con ellos es nuestra responsabilidad y no con las instituciones o las leyes de estos bandidos.
Y la tercera premisa, es que los puntos que contienen el programa no nacen de la erudición de nadie. Las medidas que en él se desarrollan responden a dos aspectos fundamentales: el primero, las necesidades más apremiantes de la clase obrera y el pueblo. Es decir qué es lo más urgente y apremiante en medio de esta catástrofe social y el segundo, es sistematizar aquello que en estos años hemos exigido en la calle. Hay que poner en papel lo que hemos gritado todos/as estos años en la calle.
Hemos salido a calle y hechos dos huelgas generales exigiendo la derogación de la reforma laboral, contra los EREs y ERTEs, hemos gritado “nada, nada, nada para la privada” exigiendo sanidad y educación 100% pública y de calidad; hemos gritado Stop desahucios, ni un desahucio más; hemos salido a la calle en defensa del derecho al aborto o a protestar contra la violencia machista y la homofobia; contra la ley mordaza exigiendo su retirada; hemos visto salir a centenares de miles a reclamar en Cataluña el derecho decidir, que es un principio básico de todo pueblo, opine cada uno lo que opine; o a los estudiantes pidiendo echar fuera la 3+2; nos hemos manifestado contra la Europa del capital o diciendo No debemos no pagamos ante esa infame deuda que ellos contrajeron en beneficio de los bancos y que nos están haciendo pagar a los trabajadores y el pueblo.
Las 11 grandes medidas reflejadas en el texto presentado, parten de estas consideraciones y premisas señaladas y tienen como objetivo, cómo se dice en el mismo texto ser “nuestra contribución para que la clase obrera entre en acción y ocupe el centro del tablero político sin dejar en manos ajenas lo que nos corresponde hacer a nosotros”.
Tenemos que dirigirnos a nuestros compañeros/as y decirles que ya está bien de subcontratar el trabajo político. La patronal nos subcontrata a nosotros en los tajos, pero muchas veces somos nosotros los que subcontratamos las tareas de la clase obrera en espera de salvadores de cualquier color y luego levantamos el puño y cantamos ni en dioses, reyes y tribunos esta el supremo salvador, nosotros mismo realicemos el esfuerzo redentor... Pues vamos a hacerlo, vamos a dejar de esperar salvadores y vamos a organizarnos y vamos a ser nosotros mismos lo que construyamos el sujeto político.
Estas son las bases, las premisas y los criterios con las que hemos hecho este borrador de programa que presentamos para poner a discusión en las empresas, barrios, en los pueblos obreros, para enriquecerlo y ganar a más gente para este programa y para esta batalla común .
Quiero para ir finalizando, responder a algunas dudas que nos han plateado compañeros y compañeras en estos días.
Sindicalistas por la Unidad Popular, ha nacido con la convicción de ayudar y apostar, desde los trabajadores/as, por una candidatura de unidad, conformada en torno a un programa de ruptura, de cambio social, y conformada de manera democrática, donde la lista sea elegida por todos y todas en unas primarias democráticas y con urnas.
No está por tanto en nuestro ideario conformarnos como un espacio que sea una especie de lobby de presión de nadie para que terceros negocien por la alturas.
Pero también ha nacido, como se dice en el manifiesto inicial, convencidos de que la movilización debe ser el eje de la unidad.
Vamos a intentar que este empeño llegue a buen puerto. Pero más allá de lo que acontezca en el futuro inmediato, de si logramos o no poner en pie estas candidaturas que queremos y en torno al programa por el que luchamos, lo cierto es que aquí hay un terreno que ya hemos conquistado.
No es fácil que en esta batalla política nos encontremos hoy aquí gente de CCOO, COBAS, de CGT, compañeros de la UGT, militantes de distintos partidos, compañeros/as sin partido, etc. Todos sabéis muy bien que esto no es nada fácil y nosotros nos hemos juntado en torno a un programa, a unos objetivos y a una batalla que queremos llevar a las empresas y a las fábricas y eso es un terreno conquistado.
Decía un viejo revolucionario que no puede conquistar ningún terreno nuevo quien no sabe defender el que ya conquistó. Este terreno conquistado con Sindicalistas por la Unidad Popular lo tenemos que saber defender. Ojala nos salgan bien las Candidaturas de Unidad Popular, que tengan el contenido y el programa por el que estamos luchando, que sean elegidas como nosotros/as queremos, pero si no fuera, porque el demonio enreda y la vida es muy jodida, nosotros no podemos perder el terreno conquistado, porque la vida va a seguir, porque tenemos que contralar a los dirigentes como dijo hoy un compañeros, porque hay que pelear, porque nosotros sabemos que la calle es nuestro terreno y es en el que nos hacemos fuertes y como debemos continuar. Este acuerdo tiene que ser la base de esa continuidad. Para que en este país haya una referencia de clase, una referencia obrera, una referencia que mire la realidad con ojos de clase obrera y plantee alternativas obreras, democráticas, socialistas. Esa es la lucha que tenemos por delante
Sindicalistas por la unidad popular ha demostrado que gente que venimos de tradiciones políticas distintas, que militamos en sindicatos diferentes o en plataformas y entidades sociales de distinta naturaleza, en torno a la reivindicación de la clase obrera, a unas bases programáticas y en forma democrática, hemos sabido confluir y abrirnos a que los compañeros/as en las empresas, en los barrios y pueblos se vayan sumando a este empeño. Eso es ya un terreno conquistado.
Por eso, pase lo que pase en las elecciones, la lucha debe continuar y este terreno de unidad política obrera, de polo obrero, referencia, bloque, alianza o como se le quiera llamar, en torno a una salida de clase que hemos empezado a construir, debe tener continuidad más allá de las elecciones. Ese es el desafío más importante ante la situación de barbarie a la que nos están llevando.
Y necesitamos para ello vuestra implicación en este movimiento que hemos puesto en marcha.
Muchas gracias