Home Estatal 1° de Mayo: ¡El capitalismo mata! ¡Muerte al capitalismo!

1° de Mayo: ¡El capitalismo mata! ¡Muerte al capitalismo!

Centenas de millares de muertos, decenas de millones infectados por el coronavirus. Centenas de millones desempleados por la recesión mundial. Los trabajadores están sufriendo en este momento uno de los mayores ataques de la historia.

Eso no es casualidad ni viene de la naturaleza. Es el capitalismo que mata a través del Covid-19. El capitalismo destruye la naturaleza, trae hambre, miseria y desempleo con sus crisis económicas.

La realidad vivida en los barrios pobres se asemeja a las consecuencias de una guerra. La muerte ronda silenciosamente las casas de los trabajadores. El hambre se extiende rápidamente por los barrios populares. Un brutal genocidio está siendo impuesto.

El 1° de Mayo nunca fue un día de confraternización entre trabajadores y la burguesía. Siempre fue un día de lucha, parte de la memoria del movimiento obrero mundial por la muerte de obreros en una huelga en los Estados Unidos, en 1886. En este Primero de Mayo no será posible realizar actos en las calles, por el riesgo de contagio. No por eso nuestro grito de guerra contra el capital será menor: queremos llamar a los trabajadores de todo el mundo para una rebelión contra el capitalismo.

La pandemia mata mucho más a los trabajadores

El mundo está semiparalizado por un virus. Para las grandes empresas no interesaba invertir en las vacunas y medicamentos necesarios, porque no les traería ganancias. En el capitalismo la salud es una mercadería, y se fabrica lo que da ganancia.

Los gobiernos burgueses aplicaron planes neoliberales que destruyeron la salud pública en nivel mundial. Privatizando los hospitales, reduciendo los presupuestos. La pandemia alcanzó un mundo sin una estructura de salud pública mínima para enfrentarla.

El capitalismo redujo los salarios de los trabajadores, precarizó las relaciones laborales. La mayoría tiene que trabajar hoy para poder comer mañana.

Esta pandemia es la más grave en la historia, desde la gripe española de 1918. Pero tiene un efecto desigual.

Los ricos pueden hacer su cuarentena en casas lujosas, teniendo garantizada su alimentación y comodidad en el confinamiento. Son atendidos en hospitales privados. Los pobres no tienen salarios, no tienen casas decentes, no tienen asistencia médica necesaria. Muchos no van a conseguir camas en terapia intensiva y serán condenados a la muerte.

El hambre brutal afecta al pueblo

La recesión mundial comenzó. Los índices apuntan la posibilidad de una depresión semejante a la de 1929, la más grave de la historia del capitalismo.

El desempleo se cuenta por decenas de millones en los países. Una buena parte de las pequeñas empresas está quebrando.

Las consecuencias son dramáticas. El hambre es la peor de ellas. Familias no tienen que dar de comer a sus hijos. Muchos y muchas van a morir de hambre en pleno siglo XXI, en las periferias de las grandes ciudades de todo el mundo.

La barbarie capitalista se extiende.

El virus no distingue las clases sociales… pero los gobiernos sí

Las reacciones de los gobiernos fueron distintas en los diversos países. Eso va desde los negociadores canallas como Bolsonaro y Trump hasta los que parecen estar “adoptando medidas” para combatir la pandemia.

Pero, la preocupación fundamental de todos los gobiernos es salvar las grandes empresas. Los planes multimillonarios presentados tienen cinco, diez, veinte veces más dinero para las empresas que para los trabajadores. Se dedican a salvar las ganancias de algunos millares de burgueses que la vida de los miles de millones de trabajadores.

Ningún gobierno está garantizando la cuarentena que sería necesaria para los trabajadores. Todos mantienen las fábricas funcionando para asegurar sus ganancias. Niegan incluso hasta las condiciones más elementales de seguridad a los trabajadores(as) de primera línea en esta lucha, como los de la salud y otros servicios esenciales.

Hablan de cuarentena, pero no aseguran ninguna condición para una cuarentena real. Los trabajadores no pueden parar de trabajar sin salarios. No tienen casas decentes donde cobijarse.

Las máscaras van a caer. En la medida en que la pandemia y la crisis económica avancen, el carácter de clase de esos gobiernos va a surgir con más precisión. Raramente el capitalismo aparece con su cara cruel e impiadosa como ahora.

¡Para los burgueses, todo! ¡Para los trabajadores, represión!

Con la farsa del combate a la pandemia, los gobiernos aumentan el control y la represión. El temor de la burguesía es con la posibilidad de rebeliones en varias partes del mundo.

Ya existían procesos revolucionarios en Chile, en Iraq, en Hong Kong, y en otros países. Ahora, la burguesía tiene miedo de que se produzcan otros procesos revolucionarios.

Por eso, aumentaron mucho las medidas represivas y de vigilancia sobre los trabajadores. Orbán en Hungría impuso un régimen autoritario, dictatorial. Trump reprime más a los inmigrantes. Fernández en la Argentina y Duque en Colombia reprimen fuertemente en los barrios populares.

Queremos denunciar en particular el gobierno Piñera, en Chile, que decretó un “estado de calamidad” para justificar una represión aún mayor. Piñera se niega a liberar a 2.500 presos políticos, para que mueran en las prisiones por la pandemia.

No morir por la pandemia ni morir de hambre

Por un plan de emergencia anticapitalista

Construyamos una salid obrera y socialista para la crisis

No existe salida por dentro del capitalismo. La actual crisis plantea con más urgencia el dilema central de toda la humanidad: socialismo o barbarie.

Los reformistas de todo el mundo insisten en planes keynesianos de intervención del Estado para salvar el capitalismo. Ni el PT ni Unidas Podemos ni el Frente Amplio ni Syriza, ni los PCs y PSs del mundo son alternativas reales porque todo lo que proponen y hacen donde gobiernan está en el marco de la defensa del sistema capitalista y de los regímenes burgueses. ¡Defienden también los planes de rescate de las grandes empresas!

Los capitalistas solo nos presentan la disyuntiva de morir de hambre o morir por el Covid19. Este es el verdadero significado de “la vida o la economía”.

Nosotros, por el contrario, queremos derribar la dominación capitalista.

¿Sería posible enfrentar las muertes por la pandemia? ¿Sería posible acabar con el hambre y el desempleo?

¡Sí, sería posible! Pero para eso es necesario un Plan de Emergencia Anticapitalista.

Es posible enfrentar la pandemia, garantizando una cuarentena real, que en este momento solo mantenga trabajando a los que producen alimentos, remedios y lo que fuere necesario para salvar a la población pobre.

Eso incluye asegurar un salario medio a todos los trabajadores, formales e informales, empleados o desempleados. Es necesario expropiar los hoteles y las casas para abrigar a la población.

Sería preciso expropiar los hospitales privados y construir los que fueren necesarios para atender a los trabajadores. Sería preciso expropiar las empresas farmacéuticas para asegurar remedios y tests gratuitos para todos. Volcar las empresas que fueren necesarias para producir ventiladores, remedios, y los productos farmacéuticos necesarios.

Para enfrentar el hambre, es preciso expropiar las empresas productoras y distribuidoras de alimentos. Garantizar que la comida llegue de inmediato a los platos del pueblo pobre en todos los barrios, con operaciones de distribución de emergencia.

Para enfrentar el desempleo es necesario crear un plan de obras públicas basado en criterios sociales y de medio ambiente, después del fin de la pandemia, que incluya a todos. Ahora, es preciso expropiar todas las empresas que despidan y asegurar un salario a todos los trabajadores(as). Es preciso nacionalizar las empresas estratégicas sin indemnización, y no dar dinero a privados para salvar sus ganancias.

La crisis de coronavirus agudizó la opresión sobre millones de mujeres. Ellas son la vanguardia en la lucha contra la pandemia. Constituyen la mayoría de las personas empleadas en el sector de servicios sociales y de salud: son 70% en los 104 países analizados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). No obstante, además de la precariedad y de la miseria en estos días, todavía tienen el riesgo de morir en el confinamiento en manos de sus agresores machistas. ¡Ni una menos por quedarse en casa! Es preciso exigir de todos los gobiernos que garanticen el presupuesto y los recursos necesarios para la prevención, atención y protección de toda violencia machista.

Además, son también los trabajadores negros, los trabajadores inmigrantes, los refugiados, los pueblos indígenas, los sectores LGBTs, que estando entre los más pobres, también los más afectados por la pandemia. Sea porque no tienen acceso a cuidados de salud, sea porque no tienen condiciones de vivienda mínimas para garantizar la cuarentena, o porque quedándose sin remedios son obligados a exponerse al riesgo de contagio para luchar por su sobrevivencia.

Los(as) jóvenes estudiantes de las familias más pobres sufren con más frecuencia en esta situación de discriminación. La falta de condiciones y medidas reales en la educción empuja a millones de jóvenes al fracaso escolar y con eso se les niega un derecho fundamental como la educación. ¡Que la crisis del coronavirus no deje a ningún estudiante atrás! ¡Los hijos(as) de los obreros(as) a la universidad! ¡Educación pública de calidad, gratuita, laica e igualitaria!

Muchos dirán que no existe dinero para garantizar eso, ¡Mentira! El dinero existe, pero está siendo destinado a salvar las grandes empresas.

Defendemos un impuesto sobre las grandes fortunas. Es preciso estatizar los bancos para financiar esos planes. ¡No pagar las deudas interna y externa!

Los Estados imperialistas saquean los productos y los insumos de protección necesarios para enfrentar la pandemia, dejando a los países semicoloniales sin los medios para poder tener esos elementos. Por la distribución global de esos productos, reconvirtiendo para eso el aparato productivo mundial.

Es posible girar la economía para salvar a los trabajadores de la pandemia, del hambre y del desempleo. O una economía planificada al servicio de las necesidades sociales y de combatir la pandemia, o una economía para garantizar las ganancias de una minoría de capitalistas. Este es hoy el dilema.

Llamamos a los trabajadores(as) de todo el mundo a la rebelión contra estos gobiernos burgueses. Solo el proletariado al frente de estas luchas podrá realizar este programa.

Este Primero de Mayo levantamos con orgullo nuestras banderas rojas. Que sea oído nuestro grito en todo el mundo.

VENGA CON LA LIT A CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA OBRERA Y SOCIALISTA PARA LA HUMANIDAD

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DEL 1° DE MAYO

¡EL CAPITALISMO MATA! ¡MUERTE AL CAPITALISMO!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

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