Grecia va a realizar un referendo el próximo domingo para aceptar o rechazar el “acuerdo” propuesto por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI). En caso de que gane el SÍ será aplicado un plan de austeridad más, y una reducción más de salarios y de derechos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dejó de lado la diplomacia y pidió abiertamente que el pueblo griego vote por el SÍ. Angela Merkel rechazó una última propuesta de acuerdo hecho por Tsipras, esperando que gane el SÍ en el referendo.
La propaganda imperialista culpa al pueblo griego por la crisis actual. Se trata de una mentira al servicio de los bancos europeos, los grandes beneficiados por los planes de austeridad. El resultado de la aplicación de esos planes en los últimos cinco años demuestra esa falsedad: la situación del país solo se agravó. La deuda externa aumentó, la producción de país retrocedió a niveles semejantes a una depresión. Los trabajadores y el pueblo griego tuvieron sus salarios reducidos, sus derechos atacados.
El pueblo debe derrotar esta nueva presión del imperialismo. Fue contra esos planes que los griegos realizaron 35 huelgas generales. Fue contra eso que el gobierno Syriza fue electo en enero. Por eso llamamos al voto NO en el referendo.
Por un NO consecuente, de lucha contra el imperialismo
Tsipras está haciendo campaña por el NO. Pero el NO de Tsipras y el NO de los trabajadores griegos deben ser muy diferentes.
Tsipras defiende el NO para volver a la mesa de negociaciones con el Eurogrupo y conseguir un plan de austeridad un poco diferente. Él tiró a la basura el programa de Salónica y los compromisos asumidos con los trabajadores griegos en las elecciones (aumentar el salario mínimo, revocar toda la reforma laboral del gobierno anterior). Retrocedió en todas sus promesas con el objetivo de conseguir una “reestructuración” de la deuda, que mantendría intacta la política de austeridad.
El gobierno griego presentó un plan a los acreedores que incluía la elevación gradual de la edad para jubilación de 62 a 67 años, además de eliminar paulatinamente los subsidios y aumentar los impuestos para jubilados. Aumentaba también, gradualmente, el superávit fiscal de 1% en 2015 hasta 3,5% del PIB en 2018. Estuvo de acuerdo con casi todas las imposiciones de la Troika.
Fue ese plan de austeridad que el imperialismo no aceptó porque quería más rigor sobre los jubilados, más desempleo, más privatizaciones. Tsipras fue obligado a convocar el referendo porque sería obligado a hacer tantas concesiones que significarían un suicidio político. Pero quiere el referendo para fortalecerse y… volver a la mesa de negociaciones.
El NO de los trabajadores debe ser el punto de partida para rescatar aquello que Tsipras prometió antes de las negociaciones: aumento de los salarios y las pensiones, el fin de las privatizaciones y de la austeridad. Eso no puede ser cambiado por una reestructuración de la deuda, ilegal y odiosa.
Hoy no se puede decir lo que va a suceder con el referendo. El imperialismo hace una campaña de terrorismo por la prensa, como si el rechazo del acuerdo y la posibilidad de la salida de Grecia del euro fuese una catástrofe. Como si la catástrofe no fuese la actual crisis del país causada por los planes de austeridad de los últimos cinco años.
El cierre de los bancos y la retención de los depósitos bancarios en esta semana, determinada por el gobierno para evitar una corrida generalizada, ayudó a crear ese clima de incertidumbre. Pero, alguien puede preguntar, ¿el gobierno no fue obligado a eso por la presión del imperialismo? Sí y no. Tuvo que hacer eso porque no estatizó los bancos, medida fundamental para dejar sin efecto el bloqueo del Banco Central Europeo.
Los ricos no fueron afectados. Mientras se realizaban las negociaciones, los grandes burgueses y los bancos retiraron el dinero que aún tenían dentro de Grecia y lo transfirieron para los paraísos fiscales.
El gobierno Tsipras será responsable si acaso la campaña del imperialismo es victoriosa y gana el SÍ. Fue el gobierno griego el que sembró la ilusión reaccionaria de que era posible un acuerdo con la Troika que beneficiase a la mayoría de la población. No hay negociación posible que pueda conciliar los intereses de la mayoría del pueblo griego con los del imperialismo.
La permanencia en la zona euro y la continuidad del pago de la deuda significan la sumisión al imperialismo alemán y francés, y la aceptación de más austeridad. El NO en el referendo debe ser el punto de partida de un plan de movilizaciones de los trabajadores griegos, pasando por encima de los objetivos del gobierno Syriza.
Los trabajadores griegos precisan tomar el destino del país en sus manos, diciendo un NO a este y todos los planes de austeridad. Los trabajadores deben pasar a la ofensiva con sus propias movilizaciones. La victoria del NO debe ser seguida de inmediato con la expropiación de los bancos para evitar la continuidad de la fuga de capitales. Es preciso romper con el euro y con el pago de la deuda.
Apoyamos las movilizaciones en todo el mundo para apoyar la lucha del pueblo griego contra las imposiciones del imperialismo. Vamos a la calles a apoyar el NO en el referendo del domingo. En particular en Europa, esas movilizaciones deben exigir de los gobiernos el fin de las vergonzosas presiones sobre el pueblo griego y el gobierno Tsipras, y defender la anulación de la deuda griega.